El renacimiento del Itzpapálotl: la batalla por preservar una especie mítica en la Ciudad de México
Entre historia azteca, ciencia y resiliencia urbana, los esfuerzos de conservación del Museo de Historia Natural dan nueva vida a las polillas 'de los cuatro espejos'
El alma de un insecto endémico y su guardiana incansable
En medio del bullicio capitalino, donde los rascacielos y las autopistas parecen devorar cualquier rastro de naturaleza, una batalla silenciosa tiene lugar en los jardines del Museo de Historia Natural y Cultura Ambiental en el Bosque de Chapultepec, Ciudad de México. La protagonista es la Rothschildia orizaba, una polilla majestuosamente grande y con alas que evocan vitrales prehispánicos. Pero también lo es María Eugenia Díaz Batres, bióloga que ha dedicado casi sesenta años de su vida a proteger los insectos de esta institución.
Su más reciente hazaña: el rescate y cuidado de más de 2,600 capullos entregados en diciembre dentro de bolsas maltratadas, entre hojas secas y ramas. Hoy, de esos capullos emergen polillas adultas que cuelgan en líneas de tendedero por todo el museo, incluso en la oficina de la propia María Eugenia. “Cuando llego y encuentro esto, salto de alegría”, declara entre risas. Y no es para menos: estos insectos no solo están vivos, sino que se reproducen.
Un símbolo cultural: la 'mariposa de los cuchillos de obsidiana'
Para los antiguos mexicas, esta polilla era más que un simple insecto. Era la Itzpapálotl, la 'mariposa de los cuchillos de obsidiana'. En la cosmovisión azteca, representaba un ser dual: bella y peligrosa, delicada y feroz, guardiana del Tlalocan, el paraíso de los chichimecas muertos en guerra. Su imagen se ha mantenido viva en códices, esculturas y danzas tradicionales.
En el norte de México, las comunidades indígenas utilizaban los capullos vacíos de estas polillas como instrumentos musicales. Les colocaban piedritas adentro y los amarraban a los tobillos durante rituales. Cada capullo generaba una percusión rítmica y ancestral, un “maraca” natural lleno de simbolismo.
La amenaza del crecimiento urbano
La urbanización galopante es uno de los principales enemigos de estas especies. A medida que las áreas verdes desaparecen bajo el pavimento, los hábitats de estos insectos se fragmentan o destruyen por completo. En el caso de Rothschildia orizaba, su población en la capital había disminuido alarmantemente en los últimos años.
Según datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), entre 1995 y 2020 la cobertura verde natural en la Ciudad de México disminuyó en más de un 30%. Eso incluye bosques, arbustales y pastizales nativos, donde se alojaban naturalmente estas polillas. A esta presión urbana hay que sumarle el uso de pesticidas y el cambio climático, elementos que condicionan negativamente la biodiversidad urbana.
El rescate: ciencia y paciencia al servicio de la vida
La historia de estos capullos es peculiar. Fueron encontrados en un lote baldío del Estado de México a finales de diciembre, abandonados a su suerte. Fueron entregados al museo, y desde ese momento comenzó una verdadera odisea entomológica.
María Eugenia Díaz Batres, sin un laboratorio con clima controlado ni presupuesto de laboratorio internacional, colgó los capullos donde pudo: en su oficina, en las áreas verdes del museo, incluso entre oficinas administrativas. “Mi primera misión fue despegarlos, limpiar cada uno y darles espacio”, explicó. Casi artesanalmente, la polilla fue recobrando presencia.
Las líneas de tendedero que cruzan la oficina de la bióloga se han convertido en un microcosmos mágico al amanecer. “A veces abro la puerta y ya hay una polilla posada en mi computadora”, cuenta emocionada.
Las polillas adultos apenas viven entre una y dos semanas. No se alimentan (pues no tienen aparato bucal funcional) y su única misión es reproducirse. Por eso, el verlas aparearse es un éxito rotundo en términos biológicos. “Ayudarles a completar su ciclo y que nazcan nuevas generaciones me llena de sentido”, afirma Díaz Batres.
La magia del metamorfosis: educación ambiental como herramienta
Este experimento no ha sido solo para científicos. Los jardines del museo ahora albergan un programa educativo donde niños, jóvenes y adultos pueden observar todo el proceso de metamorfosis —desde el huevo hasta la polilla adulta—. La idea es clara: despertar un sentido de asombro y respeto por la biodiversidad urbana.
Mercedes Jiménez, directora del museo, señala que recibir los capullos fue un reto inesperado. “Nunca habíamos tenido algo así, era un riesgo, pero también una gran oportunidad pedagógica y de conservación”, comenta.
Así, el museo ha diseñado programas escolares, instalando estaciones de observación con lupas y paneles didácticos para que los visitantes comprendan la importancia ecológica, cultural e histórica de estos insectos.
La revalorización de los insectos en la cultura popular
La narrativa en torno a los insectos suele estar plagada de miedo e incomodidad. Sin embargo, iniciativas como esta buscan resignificar su rol. En muchos contextos, las mariposas y polillas son vistas como vectores de muerte, plagas o, en el mejor de los casos, organismos sin importancia.
La Rothschildia orizaba representa lo contrario: fragilidad, belleza, transformación y misterio. Su presencia en un espacio tan simbólico como el Bosque de Chapultepec —epicentro de la historia, cultura y ecología urbanas— le otorga una nueva narrativa. Su renacimiento es, de algún modo, también el de nuestra relación con la naturaleza.
¿Qué sigue para el 'Espejo Viviente'?
El trabajo apenas comienza. Los expertos del museo están documentando cada etapa y diseñando estudios genéticos para mejor comprender la viabilidad de esta colonia. También planean desarrollarla como población reproductora que eventualmente pueda repoblar zonas silvestres periurbanas.
Este tipo de iniciativas se enmarcan dentro de una tendencia global llamada 'reconciliación ecológica urbana': la incorporación de la biodiversidad en espacios públicos como parte de la planificación de ciudades resilientes.
En un informe de la ONU sobre biodiversidad urbana (2022), se destaca que conservar especies en contextos urbanos no es solo una cuestión decorativa, sino esencial para garantizar servicios ecosistémicos, mejora de microclimas y salud mental de los habitantes.
Un espejo para nuestra propia transformación
En últimas, estas polillas no son solo insectos, sino metáforas vivientes. Cada crisálida alojada en ese tendedero nos recuerda que todo proceso transformador requiere tiempo, cuidado y espacio. Que en lo pequeño —"lo que colgaríamos en un tendedero”— puede habitar la clave para cambiar el mundo.
Y quizá, como reflexiona María Eugenia cuando observa a sus polillas amar agarrarse una a otra bajo la tenue luz de su oficina, “el verdadero cambio empieza cuidando lo pequeño, porque en su fragilidad está su poder”.
Fuentes consultadas:
- INEGI, Censos de Población y Vivienda
- INECC: Informe sobre Biodiversidad en Zonas Urbanas de México 2020
- ONU-Hábitat: “Cities and Biodiversity Outlook,” 2022