La crisis en el retail estadounidense: Best Buy, aranceles y consumidores cautelosos
Cómo la economía incierta, los conflictos comerciales y las nuevas tendencias están reconfigurando el panorama de las tiendas tradicionales
En medio de un panorama económico desafiante y una guerra arancelaria que afecta a millones de consumidores y negocios en Estados Unidos, la gigante de la electrónica de consumo Best Buy ha reducido su pronóstico anual de ganancias y ventas tras un decepcionante primer trimestre fiscal. Este reflejo de tensiones macroeconómicas y cambios en los hábitos de consumo abre la puerta a un análisis más profundo de cómo la industria del retail está siendo arrastrada por nuevas corrientes geopolíticas, sociales y tecnológicas.
Una caída que suena a advertencia
Best Buy, con sede en Minneapolis, reportó un ingreso neto de 202 millones de dólares para el trimestre que terminó el 3 de mayo, equivalente a 95 centavos por acción. Esto supone una caída respecto a los 246 millones de dólares, o $1.13 por acción, reportados en el mismo período del año anterior. Aunque las ganancias ajustadas —que excluyen ciertos gastos— llegaron a $1.15 por acción, superando así las expectativas de Wall Street de $1.09, estas cifras ocultan una realidad más preocupante: una casi total estagnación en las ventas, las cuales bajaron ligeramente de $8.85 mil millones a $8.77 mil millones.
El dato más significativo es la caída en las ventas comparables (aquellas que provienen de tiendas físicas ya establecidas y canales en línea), que retrocedieron un 0.7%. En otras palabras, el core del negocio de Best Buy no está creciendo, y eso en un trimestre en el que aún no se enfrentaban los desafíos totales de los aranceles previstos por la administración Trump.
Un entorno macroeconómico que no perdona
Las dificultades de Best Buy coinciden con un ambiente macroeconómico hostil para los grandes retailers:
- Temor al consumo: La inflación sostenida, sumada al temor de una recesión, ha hecho que el consumidor estadounidense medio posponga compras en rubros que no considera esenciales.
- Guerra arancelaria: El expresidente Donald Trump elevó temporalmente los aranceles a productos importados de China al 30%, con amenazas de aumentarlos aún más si no se alcanzaban acuerdos comerciales. Esto encareció numerosos productos electrónicos, principales protagonistas de las estanterías de Best Buy.
- Confusión regulatoria: Con cambios continuos en la política de comercio internacional, grandes empresas como Walmart, Home Depot o Macy’s también han advertido sobre un impacto negativo en sus operaciones.
En este escenario, las acciones de Best Buy cayeron más de 2% en operaciones previas a la apertura del mercado.
Tarifas, política e incertidumbre económica
Durante gran parte de 2024 y 2025, Estados Unidos ha oscilado entre posturas agresivas y flexibles en materia de comercio exterior. La administración Trump, por ejemplo, había anunciado un arancel del 145% sobre productos chinos, que luego fue reducido al 30%, y retrasó el de 50% sobre productos de la Unión Europea debido a nuevas negociaciones.
Sin embargo, estos cambios afectan directamente a empresas como Best Buy. Electrónica de consumo como televisores, auriculares, laptops y electrodomésticos, suelen tener componentes o fabricación china. Esto obligó a la cadena a elevar precios o reducir márgenes. En contraste, otros segmentos como los dispositivos móviles y sistemas de cómputo sí crecieron en ventas, una señal de que los consumidores están eligiendo ciertos dispositivos prioritarios sobre otros más prescindibles.
Responde Best Buy: menos optimismo, más realismo
Ante este contexto tenso, la empresa ha ajustado su orientación anual. Ahora estima ganancias entre $6.15 y $6.30 por acción, cuando antes esperaba entre $6.20 y $6.60. Las ventas proyectadas también disminuyeron: de entre $41.4 mil millones y $42.2 mil millones a un rango de $41.1 mil millones a $41.9 mil millones.
Los analistas de FactSet anticipaban $6.13 por acción y $41.38 mil millones en ventas, por lo que Best Buy aún se mantiene dentro de un rango esperable, pero la alerta está encendida.
Un patrón repetido en el retail
Best Buy no está sola. En las últimas semanas:
- Macy’s redujo su previsión de ingresos.
- Target reportó una caída mayor a la esperada en ventas y anticipa debilidad en lo que resta del año.
- Walmart fue públicamente criticada por Trump tras declarar que aumentaría precios en respuesta a los aranceles.
Esta sincronización de dificultades marca una tendencia sistémica: las grandes cadenas minoristas tradicionales están viendo su poder menguar frente a una combinación de cambio de hábitos de consumo, alza de precios, incertidumbre política y presión de plataformas digitales.
¿Y el consumidor?
El ciudadano promedio también está cambiando. Estudios de Deloitte muestran que el 39% de los consumidores estadounidenses priorizan ahora experiencias sobre productos. Es decir, antes que invertir en una nueva tele, prefieren ahorrar para un viaje o destinar recursos a salud y educación. Además:
- La venta directa online creció un 9% en el último año.
- Más del 35% de los millennials y Gen Z compran tecnología reacondicionada.
- Crece la preferencia por marcas blancas y dispositivos de precio medio frente a marcas premium.
Esto obliga a cadenas como Best Buy a reformular su propuesta de valor. ¿Será el servicio técnico su salvación? ¿O alianzas con servicios de suscripción y aprendizaje?
Un futuro con más preguntas que respuestas
A medida que se acerca la crucial temporada de vuelta a clases en julio, las grandes marcas se ven obligadas a rediseñar sus estrategias. La tecnología, antaño lujo, es ahora una necesidad, pero con precios fuera del alcance de muchos. Esto puede alentar el crecimiento de ofertas bundle, leasing tecnológico o entrenamientos y reciclado de equipos. Best Buy, por ejemplo, ha impulsado su programa de Trade-In, para recuperación de dispositivos usados como método de entrada para nuevas compras.
También crece la especulación sobre una mayor presencia en canales digitales. Aunque Best Buy tiene una plataforma online sólida, la competencia de Amazon sigue siendo brutal. Algunas marcas, como Nike, han reiniciado la venta directa en Amazon tras años de abstenerse, mostrando que incluso los gigantes deben adaptarse.
La conclusión es clara: el retail tal como lo conocimos está mutando, impulsado desde abajo (por los consumidores) y desde arriba (por la política). Best Buy, y tantas como ella, están en el centro de esa tormenta.
¿Resistirá la industria estadounidense del retail tradicional el nuevo orden económico global?