La guerra en Gaza y Cisjordania: entre la ocupación, la resistencia y una paz cada vez más lejana
Israel expande asentamientos en Cisjordania y mantiene ofensiva devastadora en Gaza mientras el conflicto se profundiza. ¿A qué nos enfrentamos realmente?
Por décadas, el conflicto entre Israel y Palestina ha sido uno de los más intricados, prolongados y polarizantes del panorama geopolítico internacional. Sin embargo, desde octubre de 2023, el conflicto ha escalado a unos niveles sin precedentes desde la Segunda Intifada, con consecuencias catastróficas para la población civil, especialmente en Gaza. En este análisis, abordaremos con profundidad los acontecimientos recientes, con datos, antecedentes históricos y los factores geopolíticos clave que están definiendo esta nueva fase del conflicto.
Las raíces de la tierra: asentamientos y ocupaciones
El jueves 30 de mayo de 2025, el gobierno israelí anunció la legalización de 22 asentamientos en el territorio ocupado de Cisjordania. Muchos de ellos eran outposts, es decir, pequeños enclaves judíos construidos sin autorización estatal, pero que ahora recibirán respaldo oficial.
Cisjordania, junto con Gaza y Jerusalén Oriental, fue ocupada militarmente por Israel tras la Guerra de los Seis Días en 1967. Desde entonces, la comunidad internacional —con pocas excepciones— ha considerado ilegal la construcción de asentamientos en estos territorios bajo el marco del derecho internacional, particularmente por lo estipulado en la Cuarta Convención de Ginebra.
Según B'Tselem, una ONG israelí de derechos humanos, actualmente existen más de 700,000 colonos israelíes viviendo en territorios ocupados. Es importante recordar que en 2005 Israel evacuó todos sus asentamientos en la Franja de Gaza, una medida que entonces fue considerada como un manifiesto de voluntad hacia la paz. Sin embargo, figuras clave del actual gobierno israelí han manifestado su deseo de reestablecer colonias en Gaza y promover la “emigración voluntaria” de palestinos, lo que ha sido criticado como un eufemismo para una limpieza étnica.
Septiembre negro redux: el ataque del 7 de octubre
El conflicto actual estalló de manera violenta cuando el 7 de octubre de 2023, militantes de Hamas lanzaron un asalto sin precedentes sobre territorio israelí, dejando alrededor de 1,200 muertos —en su mayoría civiles— y secuestrando a 251 personas.
Esta operación se comparó con una versión moderna de las operaciones comando desarrolladas por grupos armados en la década de los 70, con el agravante tecnológico y táctico que ofrece el siglo XXI. El ataque fue condenando internacionalmente, incluso por naciones árabes aliadas de Palestina.
Desde entonces, Israel ha lanzado una contraofensiva a gran escala sobre Gaza. Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 54,000 palestinos han muerto, incluyendo mujeres y niños. Los bombardeos han arrasado ciudades y destruido casi por completo la infraestructura sanitaria, alimentaria y educativa del enclave costero.
Más que cifras: crisis humanitaria en Gaza
En abril de 2025, Naciones Unidas alertó que la Franja de Gaza estaba al borde de un “colapso humanitario sin precedentes”. Desde el cierre de fronteras impuesto por Israel tras el ataque de octubre, el acceso a comida, agua potable, electricidad y medicamentos ha sido mínimo. Muchos reportes indican que los niños palestinos están muriendo de desnutrición severa.
“Estamos viendo una catástrofe creada por el hombre,” dijo Martin Griffiths, jefe de ayuda humanitaria de la ONU. “La hambruna no es un fenómeno climático sino político. Y eso lo hace aún más perverso.”
En paralelo, Israel justifica su ofensiva afirmando que necesita erradicar la red de túneles y posiciones defensivas que Hamas ha construido bajo tierra. Una red que, de acuerdo con informes del ejército israelí, puede alcanzar entre 300 y 500 kilómetros de longitud. En una reciente operación, tropas israelíes destruyeron un túnel en el sur de Gaza, cerca de Rafah, que tenía salidas explosivas y era usado, supuestamente, para almacenar rehenes y coordinar ataques.
El anuncio más doloroso: la muerte de un recién nacido
El relato del conflicto no solo se cuenta en números macro. Cada historia individual representa una tragedia desgarradora. El 14 de mayo, Tzeela Gez, una mujer israelí, fue baleada en Cisjordania cuando se dirigía con su esposo al hospital para dar a luz. Aunque los médicos lograron practicarle una cesárea de emergencia, el bebé murió días después.
El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró: “No existen palabras que puedan consolar el asesinato de un bebé recién nacido junto con su madre.”
Hamas celebró el ataque, pero no se lo adjudicó. Días después, el ejército israelí mató al sospechoso del atentado.
¿Hacia dónde se dirige la paz?
A pesar de los repetidos llamados de la comunidad internacional por un alto al fuego y la reanudación de proyectos de paz, los hechos sobre el terreno apuntan a una radicalización de posturas de ambas partes. Israel continúa justificando su ofensiva como una necesidad defensiva existencial. Hamas, por su parte, se aferra a la visión histórica de resistencia frente a lo que considera una ocupación colonial.
Más de 58 rehenes siguen en poder de Hamas, y aunque ha habido liberaciones mediante acuerdos de cese al fuego temporales, las negociaciones estables han fracasado una y otra vez. Israel ha rescatado a ocho secuestrados y ha recuperado decenas de cuerpos.
Israel ante la comunidad internacional
Organismos como la ONU, la Corte Penal Internacional y varias ONG humanitarias han documentado presuntos crímenes de guerra cometidos por ambos bandos. Sin embargo, países como Estados Unidos han mantenido su respaldo militar y diplomático incondicional a Israel, argumentando que este tiene el derecho a defenderse tras el ataque de octubre.
El mayor temor de muchos observadores es que la situación genere una escalada regional: con Hezbollah en Líbano, insurgencias chiíes en Irak y la respuesta de Irán y Siria como actores potenciales de un conflicto mucho más amplio.
Reflexión final: el conflicto más allá del presente
Desde 1948, la lucha por Palestina ha sido escrita con sangre, desplazamientos y muros. Pero este nuevo capítulo iniciado en 2023 parece marcar una ruptura: las soluciones tradicionales de dos Estados ya no parecen viables en el terreno. Más bien, estamos presenciando una guerra prolongada por la existencia misma de cada pueblo en la tierra que ambos llaman suya.
Si el conflicto continúa en este nivel, Gaza podría convertirse en una zona inhabitable en cuestión de años y Cisjordania en un mosaico de colonias interconectadas, imposibles de reunir bajo una soberanía palestina funcional.
Pero mientras se decide el futuro político de dos pueblos, hay una certeza dolorosa: el precio lo siguen pagando los civiles, los niños, las madres y los ancianos, atrapados entre fuego cruzado, diplomacias vacías y el abandono del mundo.
“La historia no perdonará a quienes pudieron detener esto y no lo hicieron”, dijo el ex secretario general de la ONU Kofi Annan en 2002. La frase sigue vigente, quizás más que nunca.