La historia detrás de “Miss Atomic Bomb”: pasión, espectáculo y una búsqueda de 25 años

Un científico retirado dedicó más de dos décadas a descubrir la verdadera identidad de la icónica showgirl de Las Vegas ligada a una era de explosiones atómicas, turismo nuclear y sensualidad escénica

Una fotografía, una leyenda… y un nombre perdido

En 1957, en plena fiebre atómica en los Estados Unidos, una imagen capturó la atención de la nación: una showgirl sonriente posaba en el desierto de Nevada, ataviada con un traje de baño que imitaba la forma de una nube de hongo nuclear. La llamaron “Miss Atomic Bomb”. Su imagen se convirtió en sinónimo de una era donde la amenaza nuclear y la cultura pop se fundían de forma inquietante. Pero había un misterio que perduró por décadas: ¿quién era verdaderamente la mujer detrás de esa sonrisa y ese disfraz explosivo?

El detective accidental

El hombre que decidió resolver el enigma no era un periodista ni un investigador privado. Robert Friedrichs, un científico retirado y miembro fundador del Atomic Museum de Las Vegas, vio la fotografía y no pudo sacársela de la cabeza. “¿Quién es ella?”, se preguntó… y no descansó hasta responder esa pregunta.

Friedrichs comenzó su búsqueda alrededor del año 2000, impulsado por el inminente lanzamiento del museo. Pensaba: “Sería increíble que Miss Atomic Bomb pudiese asistir a la inauguración.” Su intuición científica y su pasión por la historia lo llevaron a una cruzada casi quijotesca: veinte años de cartas, llamadas, bases de datos polvorientas, pistas fallidas y una obsesión que se volvió casi espiritual.

Los años dorados del desierto nuclear

Para entender el impacto de esta mujer, debemos retroceder a un Estados Unidos de la década de 1950. La ciudad de Las Vegas era una capital de lujo, pecado y espectáculo, pero también se transformó en epicentro del turismo nuclear. Más de 900 pruebas nucleares fueron realizadas entre 1951 y 1992 en el Nevada Test Site, al norte de la ciudad.

Durante la década de 1950, los hoteles organizaban fiestas para ver las explosiones como si fueran eventos sociales. Aparecieron cocteles temáticos como el “Atomic Cocktail” y concursos de belleza como Miss Atomic Blast, Miss Cue y otras variaciones. Pero ninguna imagen se volvió tan viral (en el sentido análogo de la época) como la de Miss Atomic Bomb.

Cuando un icono desafía el olvido

La mujer que representó todo esto era más que una cara bonita. Se trataba de Anna Lee Mahoney, nacida el 14 de agosto de 1927 en el Bronx. Formada en ballet en Nueva York, trabajó como bailarina y artista bajo el nombre de Lee A. Merlin. En 1957, era la bailarina principal del Sands Hotel, uno de los más icónicos de la ciudad, al que frecuentaban celebridades como Frank Sinatra, Sammy Davis Jr. y Louis Armstrong.

La famosa sesión fotográfica fue idea de un fotógrafo del Las Vegas News Bureau: retratar a una estrella del espectáculo con un traje que imitara el hongo atómico. El concepto era tan surreal como sugestivo, y no tardó en internacionalizarse.

Años de búsqueda, pistas falsas y (por fin) una respuesta

A lo largo de su misión, Friedrichs entrevistó a otras showgirls, rastreó por archivos históricos, habló con el fotógrafo original —Don English— e incluso contactó a personas con pistas lejanas. Cada fragmento, cada pequeña evidencia, lo acercaba a una verdad que parecía no querer revelarse.

Hasta que en 2023, casi por accidente, mientras daba una charla en el Atomic Museum sobre la icónica fotografía, un asistente le entregó una copia de un obituario. Dentro del documento, una frase resaltó: esa mujer había sido bailarina principal del Sands Hotel. Todo coincidía. Finalmente, tras décadas de búsqueda, había encontrado a Miss Atomic Bomb: Anna Lee Mahoney ya no era sólo una imagen congelada en el tiempo.

Anna Lee Mahoney: más allá del traje atómico

Tras abandonar el mundo del espectáculo, Mahoney llevó una vida convencional pero impactante. Trabajó durante 30 años como consejera de salud mental, se mudó a Hawái, se casó y vivió tranquilamente hasta su muerte en 2001 en Santa Cruz, California, después de luchar contra el cáncer.

Su imagen sigue siendo una de las más solicitadas en el archivo fotográfico de la Las Vegas Convention and Visitors Authority, con más de 7.5 millones de imágenes registradas. Incluso fue recreada por la ex conejita de Playboy Holly Madison en 2012, y su legado sigue inspirando disfraces de Halloween, arte pop y cultura visual sobre la era atómica.

No es sólo una foto, es el relato entero de una era

La obsesión de Friedrichs nunca fue una simple manía. Él mismo lo explica: “Era una laguna en los registros históricos. Era como saber que alguien fue el primer presidente de Estados Unidos, pero no recordar su nombre.”

La imagen de Lee Merlin/Anna Mahoney como Miss Atomic Bomb resume los contrastes de la posguerra estadounidense: sensualidad y destrucción, glamour y miedo, espectáculo y política. En su sonrisa había una historia no dicha de mujeres cuya identidad fue ocultada, reducida a una figura decorativa en un sistema patriarcal que priorizaba la imagen sobre la persona.

La exposición que celebra la verdad

El próximo 13 de junio, el Atomic Museum abrirá una exposición temporal dedicada no sólo a Mahoney, sino también a la odisea personal de Friedrichs. Joseph Kent, subdirector del museo, expresó: “Se trata de Miss Atomic Bomb, de Anna Mahoney, pero también de la búsqueda de Robert, de su determinación por devolverle su nombre.”

Hoy, después de más de 25 años, la historia de Miss Atomic Bomb se ha completado. Y lo que comenzó como una fotografía promocional para el turismo nuclear, se ha transformado en un emblema de algo mucho más humano: la memoria, la curiosidad y el respeto por quienes merecen ser recordados por lo que fueron.

Una historia de aplausos, radiación y redención tardía

  • Nombre real: Anna Lee Mahoney
  • Nombre artístico: Lee A. Merlin / Miss Atomic Bomb
  • Ocupación: Showgirl, bailarina principal del Sands Hotel
  • Legado: Foto icónica de la cultura pop y símbolo del auge atómico
  • Descubrimiento de su identidad: 2023, gracias al historiador Robert Friedrichs

¿Qué define a una persona: una sonrisa en una foto o las décadas de vida que la acompañan? Para Anna Mahoney, la eternidad llegó en blanco y negro, bordeada de seda y radiación, pero también de humanidad y justicia histórica. Gracias, Robert, por devolverle su nombre al pasado.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press