Roland Garros y la polémica de los partidos nocturnos: ¿Dónde están las mujeres?
A lo largo de cuatro ediciones del Abierto de Francia se repite un patrón: la ausencia sistemática de partidos femeninos en el horario estelar. ¿Desigualdad, estrategia comercial o simple desinterés?
Cuatro años consecutivos, el mismo reclamo. Desde que Roland Garros introdujo los partidos nocturnos en 2021, tan solo dos de los 36 enfrentamientos jugados en horario estelar han sido protagonizados por mujeres. La cifra no solo es alarmante, sino que destapa una conversación pendiente en el tenis profesional: la equidad de género en la programación de uno de los cuatro torneos de Grand Slam.
Una cifra que habla por sí sola
Durante los primeros 10 días del torneo, que es cuando se realizan las sesiones nocturnas bajo contrato con una empresa de streaming francesa, solo dos partidos femeninos han visto la luz del "primetime" europeo. En comparación, los torneos como el US Open o el Australian Open incluyen al menos un partido femenino y otro masculino como parte de su sesión nocturna vendida por separado.
Esta decisión repetitiva no ha pasado desapercibida, y nombres prominentes del tenis femenino han comenzado a hablar con más firmeza.
Las voces del descontento: Jabeur alza la voz
La tunecina Ons Jabeur, finalista de Grand Slams en tres ocasiones, compartió con franqueza su frustración:
“Es triste que aún estemos viendo esto. No solo en el tenis, sino en general con todos los deportes femeninos en Europa. Pareciera que quienes toman estas decisiones no tienen hijas, porque no creo que les gustaría que las trataran así”.
Jabeur apunta hacia una realidad incómoda: la invisibilidad lleva a la desvalorización. Si las mujeres no reciben el espacio en el horario de mayor visibilidad mediática, no es de sorprender que su audiencia sea menor. Ella misma lo expresó así:
“Dicen que los hombres tienen más audiencia... claro, ¡si solo muestran partidos masculinos!'”
Mauresmo, entre la justificación y la indiferencia
Amélie Mauresmo, ex número uno mundial y directora del torneo desde 2022, ha enfrentado año tras año las mismas preguntas. Su respuesta no parece variar. Reafirma que no se trata de una discriminación, sino de una cuestión técnica y comercial: los partidos masculinos, al ser al mejor de cinco sets, duran más y, por tanto, representan más "valor por el dinero" para el espectador nocturno que invierte su tiempo y recursos para asistir.
Sin embargo, Mauresmo ha sido cuestionada por no escuchar las preocupaciones de las jugadoras. En una reciente conferencia de prensa, reiteró que ninguna actual o ex tenista se le ha acercado personalmente con quejas. Y, cuando se le preguntó sobre el peso del problema, optó por mudar el tema: “Sabes qué, prefiero cambiar de tema”, concluyó con incomodidad.
Iga Swiatek y el pragmatismo polaco
La campeona defensora Iga Swiatek, por su parte, adoptó una postura distinta. Para ella, jugar durante el día significa más tiempo de recuperación, un factor crucial en una competición tan exigente como un Grand Slam:
“Cada año hablamos de esto. Mi posición no ha cambiado: me gusta jugar de día, así que me alegra terminar y tener más descanso”.
Si bien su argumento tiene lógica desde la perspectiva deportiva, el problema trasciende el rendimiento personal. Swiatek puede tener su preferencia, pero ¿qué mensaje se envía a las futuras generaciones si los principales escenarios del tenis francés excluyen sistemáticamente a la mitad de los protagonistas?
Las cifras de la desigualdad
- Desde 2021, se han disputado 36 partidos nocturnos en Roland Garros.
- De esos, sólo 2 han sido individuales femeninos.
- En 2024 y hasta la fecha de 2025: cero partidos femeninos nocturnos.
- El contrato con la plataforma de streaming francesa requiere solo un partido nocturno diario.
En otras palabras, cuando solo hay un lugar para mostrarse, ese espacio se reserva casi siempre para los hombres.
Un problema estructural, más allá de Roland Garros
Esta controversia es un reflejo de una dinámica más amplia que afecta a los deportes femeninos en general. Según un estudio del Women's Sports Foundation, solo el 4% de la cobertura mediática global está dedicada a deportes femeninos, a pesar de que el 40% de los atletas son mujeres.
En eventos como la Copa Mundial Femenina de Fútbol o los Juegos Olímpicos, las audiencias de los deportes femeninos han demostrado ser consistentes y en algunos casos superiores a los masculinos, cuando reciben cobertura igualitaria.
La falta de visibilidad no es un reflejo de falta de calidad o emoción en los partidos: es resultado de una maquinaria de distribución, patrocinio y programación que sigue prefiriendo lo masculino.
La paradoja de la igualdad en el premio monetario
En todos los torneos de Grand Slam, incluyendo Roland Garros, el premio monetario es igual para hombres y mujeres. Pero la igualdad económica solo se logra si ambas categorías reciben la misma exposición comercial, mediática y promocional.
No incluir partidos femeninos en noches estelares podría tener un impacto negativo en los patrocinios, acuerdos televisivos y contratos de las jugadoras. En una industria tan dependiente de la visibilidad, el horario lo es todo.
¿Qué se puede hacer?
La solución no parece complicada desde una perspectiva logística. Si torneos como el US Open o el Australian Open pueden programar dos partidos por noche —uno masculino y uno femenino—, ¿por qué Roland Garros no podría seguir el mismo modelo?
Varias propuestas han girado en torno a:
- Agendar dos encuentros por noche, garantizando diversidad de género.
- Utilizar las plataformas digitales para promocionar con mayor fuerza el tenis femenino.
- Seleccionar enfrentamientos femeninos de alto nivel para atraer audiencias amplias.
- Involucrar más a las jugadoras en las decisiones de programación.
Más allá del juego: una cuestión simbólica
Roland Garros no es solo un torneo. Es un símbolo. A lo largo de la historia ha sido una plataforma de innovación: desde el uso del tie-break hasta el primer Grand Slam en adoptar el premio igualitario en 2007.
Sin embargo, hoy parece haberse quedado atrás en uno de los debates más relevantes del deporte contemporáneo: la equidad real que va más allá del dinero.
La decisión de dejar fuera a las mujeres en los horarios de mayor impacto mediático no se puede justificar solo por la duración de los partidos. Al hacerlo, se está enviando un mensaje subliminal: “el tenis femenino no es tan bueno como para el horario estelar”. Y ese mensaje no puede tener lugar en pleno siglo XXI.
En palabras de Billie Jean King, una de las mayores leyendas del tenis:
“Se necesita estar en la vitrina para poder inspirar”. Y esa vitrina comienza a las ocho de la noche, con las luces del estadio encendidas y millones de ojos en todo el mundo pegados a la pantalla.
¿No merecen estar ahí también las mujeres?