La lucha silenciosa de ICE y el debate sobre las ciudades santuario
¿Protección nacional o criminalización migratoria? Una mirada crítica a las detenciones masivas, la opacidad institucional y las tensiones políticas
La controversia se intensifica: máscaras, arrestos y discursos encendidos
En una rueda de prensa celebrada en el tribunal federal de Boston en junio de 2025, Todd Lyons, director interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), encaró a periodistas con vehemencia para defender el motivo por el cual sus agentes operan con el rostro cubierto durante redadas migratorias. "Mis oficiales y sus familias han sido doxeados, amenazados de muerte. No pondré sus vidas en riesgo porque a algunos no les gusta la aplicación de leyes migratorias", declaró Lyons, con tono enfático.
La defensa pública de ICE —enmarcada dentro de una operación que resultó en la detención de casi 1,500 inmigrantes en Massachusetts durante el mes de mayo— reabre un debate profundo que divide no solo a demócratas y republicanos, sino también a comunidades enteras: ¿dónde se traza la línea entre seguridad nacional e injusticia social?
El peso de las cifras: una operación con impacto regional
Durante la mencionada redada, ICE reportó la detención de 1,461 inmigrantes en ciudades como Boston, Springfield, Worcester, Lowell, Lawrence, Nantucket y Martha’s Vineyard. De ese total:
- 790 personas presentaban antecedentes penales, entre ellos el reingreso tras deportación, un delito federal.
- 277 ya habían recibido órdenes de deportación por parte de jueces migratorios.
También se mencionó, sin pruebas o nombres concretos, que estas personas eran "crímenes andando", "terrorizando vecinos y comunidades". Sin embargo, activistas pro-inmigrantes señalaron la falta de transparencia, ya que no se difundió ninguna lista pública completa de detenidos ni los delitos específicos por los cuales fueron procesados.
Las máscaras, algo más que una protección facial
Los rostros cubiertos de los agentes de ICE no son solo una medida física de seguridad tras supuestas amenazas. Se convierten en metáforas de una institución que para muchos actúa de forma opaca. Lyons insiste: "¿El problema es que están usando máscaras? ¿O que etiquetaron a sus familias de terroristas?".
Aunque no es ilegal que agentes federales oculten su identidad durante operativos, la utilización sistemática de estas tácticas alimenta el temor y la ansiedad en comunidades migrantes, sobre todo en áreas consideradas ciudades santuario.
Ciudades santuario: entre la legalidad y la resistencia
Las llamadas ciudades santuario —como Boston, Chicago o San Francisco— adoptan políticas que limitan la cooperación de sus agencias locales de seguridad con ICE. No notifican a la agencia sobre la liberación de inmigrantes en cárceles locales si no hay una orden judicial formal.
Michelle Wu, alcaldesa de Boston, defendió esa política en marzo de 2025: “Esta administración federal hace que residentes trabajadores, que pagan impuestos y temen a Dios, tengan miedo de vivir sus vidas". Por su parte, el alcalde de Chicago, Brandon Johnson, denunció que "el miedo y la tergiversación están ganando terreno sobre los hechos".
La realidad es que estas políticas de contención de ICE han soportado múltiples batallas judiciales. Los tribunales federales han declarado la constitucionalidad de las ciudades santuario, al constatar que la cooperación entre niveles gubernamentales no puede ser obligatoria.
Metas y agendas: 3,000 arrestos diarios como objetivo
El plan de arrestos masivos no surgió de la nada. Stephen Miller, asesor clave del expresidente Donald Trump, mencionó abiertamente que la meta es alcanzar hasta 3,000 detenciones de inmigrantes al día.
Para ponerlo en perspectiva, ICE ha logrado en los primeros cinco meses de 2025:
- Más de 78,000 arrestos desde el 20 de enero hasta el 19 de mayo.
- Un promedio de 656 detenciones por día, según sus propios datos.
- Lyons aseguró en Fox News que ya están alcanzando alrededor de 1,600 detenciones diarias, y que "pueden y harán más".
Esta estrategia evidencia un retorno a la política de deportación masiva y detención que caracterizó la era Trump, en la que ICE se convirtió en símbolo de mano dura y nacionalismo migratorio.
El despliegue mediático y la construcción del enemigo interno
Incluso durante la rueda de prensa, ICE mostró fotografías tipo carné de personas arrestadas, sin proporcionar nombres ni detalles exactos. Este tipo de imagen pública busca legitimar la narrativa de la peligrosidad del migrante, asociándolos unilateralmente a criminalidad.
“Hay una clara intención de crear temor, más que de comunicar justicia o seguridad”, explicó María Elena Torres, socióloga de migración en la Universidad de Massachusetts. “Las imágenes de arrestados, las máscaras de los agentes, los datos sin contexto… todo opera simbólicamente. Es un mensaje: 'estamos vigilando, nadie estará a salvo'”.
La crítica internacional y desde dentro
Entidades como Human Rights Watch, The ACLU (American Civil Liberties Union) y Amnistía Internacional han expresado en múltiples ocasiones su alarma ante estas prácticas.
Durante 2023 y 2024, informes elaborados por Detention Watch Network denunciaron que los centros de detención de ICE tienen condiciones inhumanas, incluyendo:
- Falta de atención médica competente
- Aislamiento prolongado
- Separación familiar sin aviso
“Estas no son condiciones de justicia. Son mecanismos de represión institucionalizada”, señaló Silvia Méndez, abogada de inmigración y miembro del sindicato de defensores públicos en Nueva York.
Las voces desde la comunidad
La resistencia no ha sido menor. Colectivos como Movimiento Cosecha, United We Dream y Alianza Popular han convocado veladas, manifestaciones y jornadas de información legal para proteger a familiares y vecinos ante los operativos sorpresa.
“Nos están arrancando del vecindario. El clima es de paranoia. Si tocan la puerta, nadie quiere contestar”, denunció Yolanda Ruiz, madre hondureña que vive en Lowell desde hace 12 años. “No somos terroristas. Venimos huyendo del terror”.
Uno de los casos más impactantes que salió a la luz en 2023 fue el de Javier Chacón, quien fue arrestado camino al trabajo por ICE en Springfield, a pesar de estar casado con una ciudadana estadounidense y estar en proceso de regularización migratoria.
“Los operativos no hacen excepciones; no preguntan. Si tu nombre está en su lista, quedas detenido”, dijo su abogado pro-bono, David Romero.
Retórica política y elecciones a la vista
En un año preelectoral, las posturas sobre inmigración se perfilan como intersección clave entre seguridad nacional y derechos humanos. Donald Trump ha intensificado su discurso en torno a la inmigración como amenaza existencial, y sus funcionarios —como Lyons o Miller— están implementando estas ideas con vigor renovado.
Pero también hay fricciones internas. Políticos republicanos como el senador Mitt Romney han pedido prudencia frente a la escalada de arrestos sin debido proceso judicial. Y figuras demócratas como Alexandria Ocasio-Cortez y Ayanna Pressley han exigido una investigación federal sobre el uso excesivo de recursos en arrestos administrativos.
¿Seguridad o persecución?
El epicentro del debate —usualmente filtrado entre ideologías y afiliaciones políticas— tiene consecuencias prácticas inmediatas: miedo, división y desplazamiento dentro de las comunidades. En palabras de la activista Diana Vásquez, de La Red de Acción Inmigrante de Massachusetts:
“Cada redada es un trauma. Cada operativo sin transparencia es un golpe a la humanidad común que compartimos. ¿Cuánta seguridad se necesita para justificar tantas separaciones?”
Así, las máscaras de los agentes ICE no solo ocultan sus rostros. Ocultan —intencional o no— las grietas donde miles de personas quedan atrapadas sin ver justicia, ni amparo, ni voz.