La Operación Telaraña: el golpe de drones que cambió el juego en la guerra entre Ucrania y Rusia

Con una maniobra audaz, Ucrania destruyó un tercio de la flota de bombarderos estratégicos de Rusia. ¿Qué significa esto para el curso de la guerra?

  •  EnPelotas.com
    EnPelotas.com   |  

Un episodio para los libros de historia

El domingo pasado, el conflicto entre Ucrania y Rusia dio un giro inesperado y contundente. En una operación encubierta bautizada "Telaraña" (Spiderweb), llevada a cabo tras más de 18 meses de planificación meticulosa, Ucrania logró destruir o dañar un tercio de la flota de bombarderos estratégicos de Rusia mediante el uso de drones FPV (First Person View), de fabricación económica pero altamente eficaces.

La operación fue personalmente supervisada por el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy y representa uno de los ataques más osados y técnicamente ingeniosos del conflicto iniciado en 2022. Esta acción responde a una larga serie de ofensivas por parte de Moscú que han incluido bombardeos masivos con misiles y drones sobre suelo ucraniano, dejando destrucción civil y militar a su paso.

Los blancos: bases estratégicas aéreas

Zelenskyy confirmó que se utilizaron 117 drones para atacar simultáneamente cuatro bases aéreas rusas, incluyendo la base de Belaya en la región de Irkutsk, situada a más de 4,000 kilómetros de Ucrania. Estas bases albergaban aeronaves clave como los bombarderos Tu-95 y Tu-22M, utilizados frecuentemente por Rusia para lanzar ataques de largo alcance, así como los aviones de detección A-50.

El daño fue considerable: el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) estima que al menos 40 bombarderos rusos fueron destruidos o severamente dañados, representando una pérdida estimada en $7 mil millones de dólares para Moscú. Las imágenes divulgadas en redes sociales muestran drones emergiendo de sencillos contenedores de madera, transportados en camiones hasta las cercanías de los aeródromos.

La logística oculta tras el ataque

La operación fue lanzada desde una oficina clandestina que, según declaraciones de Zelenskyy, estaba "junto a una oficina del FSB" —el temido servicio de seguridad ruso. Este detalle, de ser verídico, resalta el nivel de infiltración e inteligencia que logró Ucrania dentro del propio territorio enemigo. Los drones fueron ingresados de forma encubierta, almacenados y luego lanzados desde camiones a corta distancia de sus objetivos.

Más que una victoria táctica: un impulso moral

Este golpe tiene un profundo efecto psicológico y simbólico tanto para Ucrania como para Rusia. Para Kiev, es una inyección de moral que llega en un momento clave, cuando las negociaciones de paz se han estancado y los ataques rusos aumentan en intensidad. Para Moscú, es una cachetada humillante que pone en duda su capacidad de controlar por completo su propio territorio.

“El enemigo pensó que podía bombardear Ucrania y matar ucranianos con impunidad. Pero no es así. Responderemos al terror ruso y destruiremos al enemigo en el mar, en el aire y en tierra”, sentenció Vasyl Maliuk, jefe del SBU.

El contexto: tres años de guerra, sin cesar

Desde el inicio del conflicto en febrero de 2022, la relación militar entre Ucrania y Rusia ha sido siempre asimétrica. Rusia posee superioridad en número de tropas, armamento y aviación. Sin embargo, Ucrania ha optado por una estrategia basada en innovación, sorpresa y economía de recursos. Y no ha sido la única vez que lo ha demostrado.

  • Abril 2022: Ucrania hundió el Moskva, buque insignia de la Flota del Mar Negro ruso, utilizando misiles antibuque Neptune de desarrollo local.
  • Octubre 2022 - Julio 2023: El puente de Kerch, conexión vital entre Rusia y Crimea, fue atacado en dos ocasiones causando daños estructurales significativos.
  • Agosto 2024: Fuerzas ucranianas penetraron en la región de Kursk, siendo la primera ocupación de territorio ruso desde la Segunda Guerra Mundial.

Estos ataques no solo tienen consecuencias materiales sino también mediáticas. En un conflicto donde la información y la narrativa internacional juegan un rol crucial, acciones como la Operación Telaraña reafirman la capacidad disruptiva de Ucrania ante un oponente más grande.

Rusia responde con más de 470 drones

Irónicamente, la misma jornada del ataque, Rusia respondió con una cifra récord: 472 drones fueron enviados hacia objetivos ucranianos. Aunque la mayoría fue interceptada, algunos impactaron zonas civiles, siguiendo con la estrategia rusa de desgaste moral y destrucción de infraestructura.

Algunos analistas consideran que esta respuesta tan inmediata y masiva indica que el Kremlin se encuentra desconcertado y bajo presión interna para demostrar fuerza ante su propia opinión pública, cada vez más cuestionadora.

Las implicancias estratégicas del ataque

La destrucción de parte significativa de los Tu-95 y Tu-22M tiene ramificaciones directas:

  1. Reducción inmediata de la capacidad de Rusia para realizar ataques a larga distancia.
  2. Limitación en la producción de misiles de precisión, ya que algunos de estos misiles requerían sistemas de guía provistos desde A-50.
  3. Redistribución de recursos rusos para la defensa de su propio territorio, desviando atención del frente de batalla.

¿Y las conversaciones de paz?

Curiosamente, el ataque fue lanzado justo un día antes de una ronda de diálogos de paz celebrada en Estambul. Aunque no se han producido resultados concretos hasta la fecha, esta ofensiva podría tener un doble filo: podría incentivar a Rusia a negociar debido al golpe sufrido, o por el contrario, aumentar su determinación de prolongar la guerra.

Para Ucrania, las negociaciones siempre han estado condicionadas a garantías de seguridad, retiro de tropas rusas y el respeto por su soberanía. Rusia, por su parte, sigue planteando condiciones difíciles de aceptar, como el reconocimiento de Crimea y otros territorios ocupados como suyos.

La guerra de los drones: el nuevo paradigma bélico

Uno de los aspectos más fascinantes de la Operación Telaraña es su uso de drones FPV de bajo costo. Analistas militares ya hablan de un cambio de paradigma en la forma de hacer guerra.

El costo promedio de cada uno de estos drones es de apenas $500 a $1,000 dólares, mientras que el valor de un solo bombardero estratégico ruso puede superar los $300 millones. La relación costo-eficiencia plantea una clara ventaja táctica para Ucrania y podría inspirar a otros conflictos asimétricos en el futuro.

Un estudio del Royal United Services Institute (RUSI) indica que el uso de drones por parte de Ucrania ha multiplicado por cinco la capacidad de reconocimiento y ataque sobre territorio hostil, sin arriesgar pilotos o aviones costosos.

Una lección para la historia militar

La Operación Telaraña puede ser considerada, salvando las diferencias culturales, como un moderno “asalto de comando con drones”. Un ataque quirúrgico, audaz y eficaz que entra en el panteón de las operaciones militares exitosas del siglo XXI junto al asesinato de Osama bin Laden o el sabotaje iraní de instalaciones nucleares mediante virus Stuxnet.

En una guerra que muchos creían estancada, Ucrania ha demostrado volver a mover el tablero. Con ingenio, determinación, y tecnología emergente, Kiev logró lo que parecía impensable: humillar a una potencia militar desde miles de kilómetros de distancia.

Sin duda, la guerra en Ucrania será hasta estudiada en las academias militares del futuro, no solo por sus batallas en el frente, sino por sus maniobras en la retaguardia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press