Luces del norte, tormentas solares y un destino cósmico incierto: Lo que debes saber sobre nuestro cielo cambiante
Desde auroras boreales visibles en zonas insólitas de EE.UU. hasta nuevas teorías sobre la posible colisión de la Vía Láctea y Andrómeda, la actividad solar y galáctica nos recuerda lo pequeño que somos... y lo fascinante que es mirar al cielo
Un espectáculo celestial inesperado: auroras boreales en EE.UU.
Durante el último fin de semana, una tormenta solar severa provocó la aparición de auroras boreales en regiones del norte de EE.UU., una rareza que muchos aprovecharon para fotografiar y compartir en redes sociales. La causa: una eyección de masa coronal del Sol, un fenómeno astronómico que está cada vez más presente. Según la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration), estas auroras pudieron ser vistas en estados como Alaska, Washington, Montana, Dakota del Norte y del Sur, Minnesota, Michigan, Wisconsin, Maine, Idaho, Iowa, Nueva York, Vermont y New Hampshire —siempre que el cielo no estuviera nublado y se estuviera lejos de la contaminación lumínica.¿Qué son las auroras boreales?
Las auroras boreales son causadas por la interacción de partículas solares cargadas con el campo magnético terrestre. Estas partículas son desviadas hacia los polos, donde chocan con átomos en la atmósfera superior de la Tierra, generando colores vibrantes que varían del verde al púrpura. Aunque comúnmente se ven cerca del Ártico, en años de mayor actividad solar —como ahora— pueden detectarse a latitudes mucho más bajas.Un Sol en efervescencia: el ciclo solar actual
El sol está atravesando el máximo solar, punto más alto de su ciclo de actividad de 11 años. Este fenómeno implica que el Sol emite más eyecciones de masa coronal y erupciones solares, eventos que generan las tormentas geomagnéticas responsables tanto de las auroras como de potenciales interrupciones tecnológicas. Tal como informan NASA y NOAA, el pico exacto de esta actividad no será conocido hasta meses después, pero lo cierto es que se espera que continúe hasta finales de este año. De hecho, la tormenta solar más intensa en dos décadas ocurrió en primavera de 2023, iluminando cielos en lugares tan inesperados como Alemania, Reino Unido, Nueva Inglaterra y la ciudad de Nueva York.Consejos para fotografiar auroras con tu smartphone
Aunque la mejor opción es usar una cámara DSLR con trípode, muchos dependen hoy de sus teléfonos inteligentes. Aquí algunos consejos prácticos:Para iPhone:
- Apagar el flash para evitar contaminaciones de luz.
- Activar el modo nocturno (iPhone 11 en adelante). Una luna creciente simboliza este modo.
- Usar el temporizador para evitar vibraciones al presionar el botón.
- Colocar el teléfono sobre una superficie estable si no se tiene trípode.
Para Android:
- Utilizar el modo Night Sight en Pixel, que activa astrofotografía si detecta estabilidad en el dispositivo.
- En Samsung, instalar la app Expert RAW para tener acceso a funciones similares.
- Usar aplicaciones como NightCap Camera, Slow Shutter o ProCam X Lite para mayor control manual.
Pero, ¿qué pasa con nuestro lugar en el cosmos?
Mientras disfrutamos de este espectáculo, otro evento de proporciones cósmicas domina la atención de los astrónomos: la posible colisión entre la Vía Láctea y la galaxia de Andrómeda. Aunque durante años se creyó que esta colisión era inevitable y ocurriría en unos 5 mil millones de años, nuevos modelos han cambiado ese pronóstico. Según una investigación publicada en Nature Astronomy por un equipo encabezado por Till Sawala de la Universidad de Helsinki, la probabilidad es ahora de un 50%, y en un lapso más largo: 10 mil millones de años. La observación más precisa del movimiento galáctico gracias al Telescopio Espacial Hubble de la NASA y al satélite Gaia de la ESA ha permitido obtener estos datos.¿Y si chocan?
De ocurrir esta colisión, nuestra galaxia se fundiría con Andrómeda y formarían una nueva estructura galáctica denominada “Milkomeda”. Desde ya, sería menos “lechosa” y se asemejaría a una elipse con alta densidad estelar, es decir, sin los brazos espirales que caracterizan a la Vía Láctea. Una colisión no implica necesariamente destrucción: las estrellas individuales están muy separadas entre sí, por lo que probablemente no colisionarían. Sin embargo, cambiaría radicalmente cómo se ve el cielo nocturno desde cualquier planeta aún habitado.¿Qué pasa con el Sol?
Por más que podamos esquivar el choque galáctico o incluso salir ilesos de uno, el destino del Sol y, por tanto, de la Tierra, es menos esperanzador. Se estima que en unos 5 mil millones de años, nuestra estrella agotará su combustible, se expandirá hasta engullir Mercurio, Venus, y posiblemente la Tierra. Eventualmente, se convertirá en una enana blanca. Como explicó Sawala: “El futuro del Sol está casi sellado”. Incluso, existe una “probabilidad significativa” de que la humanidad no llegue tan lejos, auto-extinguiéndose antes de que cualquier evento cósmico resulte relevante.¿Y si ocurriera una tormenta solar como la de 1859?
La historia registra una tormenta solar especialmente intensa en 1859, conocida como el evento de Carrington, que provocó auroras hasta en Hawái y quemó líneas telegráficas. En 1972, se cree que una tormenta solar detonó minas marinas magnéticas estadounidenses cerca de Vietnam. Hoy, una tormenta similar podría colapsar sistemas GPS, desconectar satélites e incluso afectar el sistema eléctrico mundial. Es por eso que los equipos de NASA y NOAA alertan con días de antelación, mediante sofisticados sistemas de predicción del clima espacial, aunque aún no es posible anticipar eventos con meses de antelación.Lo sublime y lo frágil
En palabras del astrofísico Raja GuhaThakurta (Universidad de California en Santa Cruz): “El destino de nuestra galaxia es de interés general, no solo de los astrónomos”. Mientras más descubrimos del cielo y del espacio, más conscientes somos de la combinación entre belleza cósmica y fragilidad planetaria. Las auroras nos conectan con la energía invisible del universo, y los estudios sobre galaxias colisionando nos sitúan dentro de una narrativa astronómica que se mide en miles de millones de años. Así que si tienes suerte y ves el cielo iluminado por luces verdes y violetas, recuerda que estás siendo testigo no solo de un fenómeno natural, sino también del increíble dinamismo de nuestro universo en constante cambio. Este artículo fue redactado con información de Associated Press