Cuando el odio pinta sobre la historia: El ataque a los murales de Jackie Robinson y Minnie Miñoso en Miami
Un acto de vandalismo racial reabre heridas históricas en Overtown, un sitio emblemático para el legado afroamericano y afrolatino en el béisbol
Miami amaneció recientemente con dolor y controversia luego de que se denunciara el vandalismo de murales históricos en el vecindario de Overtown, donde figuras legendarias del béisbol como Jackie Robinson y Minnie Miñoso fueron víctimas de un ataque cargado de simbología nazi y mensajes de odio. Las imágenes, que decoraban desde 2011 el parque Dorsey —un espacio simbólico en la historia de las Ligas Negras—, fueron tapadas con tablones de madera tras el suceso. Pero lo que se ha intentado ocultar literalmente con madera es apenas el reflejo de heridas que nunca terminaron de cerrar.
Más que pintura en la pared: ¿Qué representan estos murales?
La vandalización ocurrió en una colección de murales que honra a íconos del béisbol en Overtown. Nos encontramos ante imágenes que trascienden lo estético y capturan un trozo del alma de la comunidad afroamericana y afrolatina. El mural de Jackie Robinson, el primer jugador negro en romper la barrera de color de la MLB en 1947, y el de Orestes "Minnie" Miñoso, el primer jugador afro-cubano en Grandes Ligas y el primer negro en los Medias Blancas de Chicago, cuentan historias de superación que se insertan en un pasado de exclusión racial y segregación sistemática.
Estas imágenes en Dorsey Park no solo honran los logros deportivos, sino también la lucha contra el racismo institucionalizado. En ese mismo parque jugaron equipos de las Ligas Negras, que entre 1920 y 1950 ofrecieron una plataforma para atletas talentosos que no podían competir con blancos. Allí, cada brocha de pintura representa una batalla ganada contra prejuicios seculares.
El peso simbólico del odio moderno
El ataque a estos murales no fue una simple "travesura". Fue descubierto por un niño de 7 años que le preguntó a su madre el significado de las palabras y símbolos neonazis impresos sobre los rostros de Robinson y Miñoso. Fue una exposición precoz al lado más oscuro de la humanidad.
La congresista demócrata Sheila Cherfilus-McCormick calificó el incidente como un crimen de odio y una amenaza que busca generar miedo y división. "Este es un intento claro de silenciar nuestras historias", aseguró en un comunicado, sumándose a voces como la de Dr. Saliha Nelson, CEO de Urgent, Inc., quien declaró: “Restauraremos este mural y celebraremos este espacio como símbolo de orgullo, agencia y excelencia."
¿Cuándo la historia se convierte en objetivo?
No es la primera vez que arte público que representa figuras relevantes de la lucha antirracista es blanco de destrucción. En 2020 y 2021, múltiples murales y estatuas de activistas de derechos civiles fueron atacados durante las olas de protestas originadas por el asesinato de George Floyd. Según Southern Poverty Law Center, los crímenes de odio en EE. UU. han aumentado un 31% en los últimos cinco años.
¿Y por qué ahora? ¿Por qué en Miami? ¿Por qué en Overtown?
Overtown no es solo un barrio. Es una reliquia viva de la cultura afroamericana del sur de Florida, una comunidad que ha luchado históricamente contra desplazamientos urbanos, pobreza sistémica y marginalización. Que el crimen haya ocurrido allí no es coincidencia; es un gesto dirigido a un lugar donde la historia negra vive en las aceras, en las esquinas, en las voces comunitarias.
Jackie Robinson: El símbolo que incomoda
Jackie Robinson no fue solo un gran deportista; fue un activista. Fue uno de los pocos atletas que durante las décadas de los 40 y 50 se enfrentó al racismo directamente. En palabras suyas:
“A life is not important except in the impact it has on other lives.”
El legado de Robinson jamás fue puramente deportivo. Desde su contrato con los Dodgers en 1947, hasta su labor con NAACP y su activismo político posterior, Robinson dejó en claro que el verdadero cambio no se logra por la integración simbólica, sino por la transformación estructural.
Minnie Miñoso: El eterno número 9 entre dos mundos
Orestes "Minnie" Miñoso, nacido en Perico, Cuba, se convirtió en un puente entre el Caribe y Estados Unidos, entre los afrodescendientes del mundo y la MLB. Su presencia en los Medias Blancas en 1951 fue una doble revolución: la racial y la cultural. Fue el primer ídolo latino negro en las grandes ligas.
Su introducción fue tan impactante que recibió pelotazos intencionados más veces que cualquier otro jugador de su tiempo. Era una amenaza para el status quo. Su éxito rendido no solo lo convirtió en un símbolo deportivo, sino en un emblema cultural para generaciones de latinos afrodescendientes.
¿Qué hacemos con el odio en el siglo XXI?
El director del Black Police Precinct de Miami, Terrance Cribbs-Lorrant, dijo en una conferencia:
“La razón por la que esto sigue ocurriendo es porque seguimos cubriéndolo. El odio no se enfrenta con silencios ni maderas.”
Cribbs-Lorrant invita a una reflexión profunda que va más allá del arte urbano: el problema no es el mural, es el contexto social que permite que esto pase con impunidad. Hasta el momento, no se han realizado detenciones, y eso pinta un escenario aún más frustrante para los líderes comunitarios.
Reacción pública: Más allá de los comunicados
Desde que trascendió el hecho, artistas locales han iniciado campañas para restaurar no solo las obras originales, sino también para crear talleres comunitarios, charlas educativas y visitas escolares al parque Dorsey para reintegrar a la juventud con su historia.
La artista Zulay Soto, parte de la coalición cívica "Colores para la Resiliencia", comentó que el próximo mural “incluirá a niños locales que pintarán junto con artistas, como símbolo de continuidad, resistencia y legado compartido”.
El deporte como punto de encuentro
El deporte ha sido una de las vías más poderosas para la inclusión social, pero también un campo de batalla para el racismo sistémico. Basta revisar la historia de los ídolos negros en la MLB y cómo incluso en pleno siglo XXI jugadores como Adam Jones, Mookie Betts o Marcus Stroman han denunciado insultos racistas en estadios.
La lucha por la igualdad no se juega solo en las oficinas o en los parlamentos: también se juega en los diamantes de béisbol, donde cada batazo de estos pioneros fue un golpe al racismo, y cada carrera anotada un paso más hacia la justicia.
¿Silenciar el arte? Imposible
Como declaró Dr. Saliha Nelson: “No podrán borrarnos”. Porque cada vez que un pincel toca una pared en un barrio negro de América, no es solo pintura, es memoria. Y la memoria, al contarse en comunidad, al vivirse, al defenderla, se convierte en fuerza, en presente y en futuro.
Hoy más que nunca, celebrar a Robinson y Miñoso es un acto de resistencia. Restaurar sus imágenes no es simplemente quitar graffitis: es reescribir la historia en alto, es desafiar al odio con arte, con cultura, con presencia. Y sí, también con mucho béisbol.