Momentos surrealistas y récords imposibles: un viaje por los días más insólitos en la historia de las Grandes Ligas
Desde monos motivadores hasta jugadores expulsando aves de sus gorras, estos días han quedado marcados para siempre en el folklore del béisbol
El béisbol es un deporte tan lleno de estadísticas como de momentos surrealistas. Hay días en los que no todo es velocidad, bateo y estrategia; también hay espacio para lo insólito, lo cómico y lo inolvidable. Entre el 6 y el 12 de junio, algunas fechas han quedado grabadas en los libros de historia del béisbol no solo por las proezas deportivas, sino por eventos que parecerían sacados de una comedia. Hoy, en esta opinión, hacemos un repaso por varias de esas perlas irrepetibles que muestran por qué el béisbol es, para muchos, el deporte más impredecible de todos.
Casey Stengel y el ave en su gorra (1918)
Comenzamos con un episodio digno de una obra de teatro. Casey Stengel, recién cambiado de equipo, hace su regreso a Ebbets Field. Cuando se dispone a batear, pide tiempo, se quita la gorra y —para sorpresa de todos— un ave sale volando. El público estalla en carcajadas. Stengel, siempre maestro del drama y el humor, convirtió un regreso ordinario en una escena memorable.
El ‘Rally Monkey’ y un nuevo método de remontadas (2000)
¿Qué tienen en común Jim Carrey y los Angelinos de Anaheim? Pues una victoria en el último inning. Durante un juego contra los Gigantes de San Francisco, el equipo de video del estadio proyectó una escena de Ace Ventura, Pet Detective con un mono rebotando frenéticamente. Sobre la escena, añadieron las palabras “Rally Monkey”. El resultado: los Angelinos anotaron dos carreras y ganaron el juego. El mono quedó institucionalizado como símbolo de esperanza y caos para la franquicia.
La expulsión más precoz de la historia (1986)
Steve Boros, mánager de los Padres de San Diego, quiso enseñar al árbitro un error del juego anterior... con video incluido antes del primer lanzamiento del siguiente encuentro. Resultado: fue expulsado antes de que se cantara el ‘play ball’. Aquel fue el primer (y probablemente único) caso de un director técnico echado antes de comenzar un partido.
El desafortunado error de Ke’Bryan Hayes (2021)
Hay maneras peculiares de perder un jonrón. El novato Ke’Bryan Hayes cometió uno de los errores más infantiles a nivel profesional: conectó un home run contra los Dodgers, pero olvidó tocar la primera base. Los árbitros revisaron el video, apelaron... y anularon la anotación. El golpe emocional para Hayes fue enorme; para los Dodgers, un regalo inesperado.
Una camiseta desobediente con final en el Salón de la Fama (1938)
Johnny Allen, lanzador de los Indios de Cleveland, tuvo una discusión única con el umpire Bill McGowan. Este exigía que el abrigo de Allen, que sobresalía por debajo de su camiseta y se movía con el viento, fuera recortado por ser una distracción para los bateadores. Allen dejó el partido y fue multado. Pero el abrigo... sí, terminó en el Salón de la Fama.
Un bate con trampa y Sammy Sosa en el centro del escándalo (2003)
Sammy Sosa fue suspendido ocho juegos por usar un bate trucado con corcho, supuestamente reservado solo para prácticas. Aunque muchos respaldaron su versión del “uso accidental”, la MLB consideró que el hecho requería sanción como mensaje. Bob Watson, vicepresidente de operaciones en terreno, calificó el hecho como un “incidente aislado”, pero que debía corregirse.
El ciclo más explosivo: John Valentin y una triple jugada (1996)
Muy pocos partidos en toda la historia de la MLB han logrado reunir dos hitos: un ciclo y una triple jugada. En un juego entre los Medias Rojas de Boston y los Medias Blancas de Chicago, John Valentin completó el ciclo, mientras su equipo realizó una triple jugada, entrando ambos logros en el “libro de rarezas” del béisbol. Solo había ocurrido algo similar en 1931.
Cuatro jonrones en un solo juego: Scooter Gennett rompe moldes (2017)
El 6 de junio de 2017, Scooter Gennett sacudió al mundo del béisbol al conectar cuatro home runs en un solo partido y remolcar 10 carreras. Solo otros 16 peloteros en la historia lo habían logrado antes. Pero lo más asombroso: Gennett no era conocido como un “slugger”. Aquella noche firmó la actuación de su vida.
Un debut de leyenda: Stephen Strasburg (2010)
Al hablar de debuts con impacto inmediato, el de Stephen Strasburg se lleva una mención especial. El 8 de junio de 2010, el lanzador de los Nationals ponchó a 14 bateadores en siete entradas contra los Piratas. Excedió todas las expectativas y se convirtió en una estrella desde el primer pitcheo, estableciendo el récord de más ponches en un debut desde 1971.
La Serie Mundial universitaria y un jonrón imposible (1996)
En la final de la College World Series, Warren Morris de LSU conectó un jonrón con dos outs en la parte baja del noveno capítulo para darle el campeonato a su equipo sobre Miami. Aquella fue su única cuadrangular de toda la temporada. El golpe perfecto, en el instante perfecto.
Demencia de jonrones: Arizona y Filadelfia hacen historia (2019)
El 10 de junio de 2019, los Diamondbacks y los Phillies se combinaron para conectar 13 cuadrangulares en un solo juego. Arizona comenzó con tres consecutivos, y repartieron dianas entre ocho jugadores. Eduardo Escobar, por su parte, mandó la bola fuera del parque desde ambos lados del plato. El béisbol, cuando quiere, se convierte en carnaval.
Milagros y desastres del Rey del Béisbol: Babe Ruth y el joven Nuxhall (1921 y 1944)
- El 10 de junio de 1921, Babe Ruth se convirtió en líder de jonrones de todos los tiempos con el número 120. Fue eclipsado luego por Hank Aaron y Barry Bonds, pero su impacto permanece indeleble.
- Menos de 25 años después, el 10 de junio de 1944, Joe Nuxhall debutó con los Reds con solo 15 años, 10 meses y 11 días, siendo hasta el día de hoy el jugador más joven en disputar un partido oficial de Grandes Ligas.
La belleza de lo absurdo
Estas historias son solo una parte del legado colorido que el béisbol ha dejado entre los días 6 y 12 de junio a lo largo del último siglo. Nos recuerdan que más allá de las cifras de ERA, OBP o WAR, el béisbol también es teatro, comedia, tragedia y espectáculo. Desde monos que agitan la fe de los aficionados hasta debutantes adolescentes o errores imperdonables por no pisar bases, estas anécdotas muestran la grandeza del deporte, incluso en sus momentos más disparatados.
Es justo en estos momentos donde se refleja la humanidad del juego: jugadores que se equivocan, managers que buscan justicia con videocámaras, hinchas que ríen cuando un ave aparece de una gorra. El béisbol siempre ha sido un espejo de la vida misma, impredecible y profundamente entrañable.