Netanyahu, milicias y la descomposición del tejido social en Gaza
La estrategia de Israel de activar clanes palestinos para combatir a Hamas plantea serias implicaciones humanitarias, políticas y éticas
Por: Opinión | Análisis político del conflicto en Gaza
Entre la guerra y el caos: una región fracturada
La guerra actual entre Israel y Hamas ha sacudido al mundo desde que comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando militantes vinculados a Hamas lanzaron un ataque sorpresa al sur de Israel, matando aproximadamente a 1,200 personas y tomando 251 rehenes. Desde entonces, la represalia israelí ha dejado un saldo devastador: más de 54,000 palestinos muertos, según el Ministerio de Salud dirigido por Hamas. La mayoría de las víctimas son mujeres y niños.
En medio de esta situación humanitaria catastrófica y una frágil infraestructura que ha sucumbido ante bombardeos incesantes, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu anunció recientemente un nuevo giro en su estrategia: la activación de "clanes palestinos" dentro de la Franja de Gaza para ayudar a combatir a Hamas.
¿Qué significa activar clanes palestinos?
En un video publicado en su cuenta oficial de X (antes Twitter), Netanyahu justificó esta decisión como una forma de "salvar las vidas de soldados israelíes", supuestamente basada en recomendaciones de asesores de seguridad. Aunque desde hace tiempo se conocen las tensiones entre Hamas y ciertos grupos familiares tradicionales dentro de Gaza, esta es la primera vez que un funcionario israelí confirma públicamente el apoyo a estas facciones como parte del conflicto armado.
Uno de los grupos identificados como receptor del respaldo israelí es el de las llamadas Fuerzas Populares, dirigido por Yasser Abu Shabab, un líder de clan en Rafah. Este clan ha anunciado públicamente que está protegiendo centros de distribución de ayuda humanitaria creados por la Fundación Humanitaria de Gaza, la cual recibe respaldo israelí.
El rechazo familiar y el estigma del colaboracionismo
Sin embargo, no todo en este anuncio es aceptación o estrategia eficiente. La propia familia Abu Shabab emitió un comunicado en el que se deslinda totalmente de Yasser y sus seguidores, calificando sus vínculos con Tel Aviv como traición y anunciando que quienes integren esa milicia “ya no están vinculados a la familia”.
Este gesto dice mucho más de lo que aparenta en una región donde el honor del clan y la cohesión familiar se valoran más allá incluso de la supervivencia individual. Acusar a alguien de colaboracionismo no solo implica una condena política, sino una descomposición de la identidad colectiva.
Israel, entre la estrategia de división y la desesperación
Desde una perspectiva logística y militar, no es sorprendente que Israel busque aliados locales para reducir su exposición directa a combates urbanos y prolongados. No obstante, la estrategia de "divide y vencerás" nunca ha sido sostenible en conflictos civiles prolongados.
La historia de Medio Oriente está repleta de ejemplos de cómo el fomento de milicias por parte de potencias extranjeras ha generado consecuencias duraderas. Desde el Líbano de los años 80 hasta la Siria de hoy, estos experimentos han derivado, por lo general, en violencia sectaria, señores de la guerra y un tejido social irrecuperable.
¿Gaza sin Hamas a cualquier costo?
Israel tiene razones obvias para querer la desaparición de Hamas del panorama político y militar palestino. No obstante, al fortalecer actores no estatales armados y promover luchas tribales internas, indirectamente pone en riesgo la posibilidad de una gobernanza futura viable en Gaza.
Según UNRWA, la agencia de la ONU para refugiados palestinos, Gaza se enfrenta hoy a un colapso institucional total: más del 80% de su población ha sido desplazada, y aproximadamente el 75% de los hospitales han dejado de funcionar. Añadir milicias autónomas a esa ecuación no soluciona el vacío, sino que lo profundiza.
La narrativa oficial vs. la ayuda humanitaria
Los intentos de Israel de presentar ciertas familias como colaboradoras en la distribución de asistencia tienen poco efecto cuando la realidad humanitaria en Gaza es de colapso total.
- Más del 65% de la población vive con inseguridad alimentaria extrema
- El 90% del agua potable no es segura según estándares de la OMS
- El territorio está al borde de una hambruna reconocida oficialmente
En este contexto, acusar a clanes de robo de ayuda o criminalidad sin abordar las causas estructurales que permiten esos incidentes es otro campo minado narrativo que solo socava la legitimidad moral de todas las partes involucradas.
¿Qué dice el derecho internacional?
Desde la perspectiva del Derecho Internacional Humanitario, armar actores locales que no forman parte de una estructura estatal actúa como una desviación riesgosa. Los grupos armados no estatales no están obligados a seguir las Convenciones de Ginebra, y responsabilizar a gobiernos por sus acciones es mucho más difícil.
“Encender fuegos tribales en Gaza para apagar el incendio de Hamas es como derramar gasolina para apagar una hoguera”, advierte el analista Robert Fisk en su ensayo póstumo "Imperios en ruinas".
Entre liderazgos rotos y sociedades en ruinas
Esta no es solo una guerra entre Israel y Hamas; es también una lucha por el alma de Palestina. La aparición de clanes armados no responde únicamente a la iniciativa israelí, sino también a un vacío de representación legítima dentro de Gaza. Hamas, Fatah e incluso la Autoridad Palestina han perdido credibilidad frente a una población cada vez más desesperada y radicalizada.
Mientras tanto, la comunidad internacional se enreda en vetos, como el reciente rechazo de EE.UU. a una resolución de cese el fuego en el Consejo de Seguridad. Los civiles quedan atrapados entre escombros, bloques geopolíticos y el fuego cruzado.
¿Cuál es el camino a seguir?
Armar clanes puede parecer un "mal necesario" desde ciertos sectores políticos israelíes, pero en la práctica deja dos consecuencias inevitables: la legitimación del caos y la perpetuación de la violencia interna. Cada nuevo actor armado es otra ficha fuera de control en un tablero ya saturado de intereses cruzados.
Si la intención de Netanyahu realmente fuera salvaguardar vidas, tanto israelíes como palestinas, el primer paso sería apostar por un enfoque diplomático multilateral, algo actualmente inexistente en el escenario del conflicto.
Las heridas abiertas por esta guerra no se cerrarán con clanes armados. Se cerrarán —si es que se logra alguna vez— con justicia, reparación y, sobre todo, reconocimiento mutuo de humanidad.
Autor: J.D. Ramírez | Analista internacional y colaborador en temas de Oriente Medio.