Jazz Chisholm Jr. y el arte de jugar al 70%: ¿una nueva filosofía en la MLB?

Entre lesiones, estrellas emergentes y una mentalidad inédita, los Yankees encuentran chispa en su infielder más eléctrico

El béisbol moderno está atravesando una revolución silenciosa. Lo que otrora era sinónimo de intensidad total y esfuerzo absoluto, hoy empieza a cuestionarse. ¿Y si el secreto no está en dar el 100%, sino el 70%? En el corazón de la ofensiva revitalizada de los Yankees, Jazz Chisholm Jr. ha irrumpido con una idea que desafía las normas del deporte de alto rendimiento: conservar la energía puede ser tan efectivo como ir a fondo.

Jazz Chisholm Jr.: de Ricky Bobby a la madurez controlada

Chisholm, adquirido en julio de 2024 por los Yankees, no es un desconocido para los seguidores de la MLB. Entre 2020 y 2022 fue uno de los rostros más vibrantes de los Miami Marlins, destacando por su explosividad ofensiva y su versatilidad defensiva. Sin embargo, esa misma intensidad lo llevó a múltiples lesiones, muchas de ellas musculares. El punto de inflexión llegó con una distensión del oblicuo derecho sufrida en abril de este año, que lo dejó fuera durante 28 partidos.

¿El resultado? Una profunda reevalución de su mentalidad, según relató:

“Toda mi vida me dijeron que debía ir más despacio, que era muy eléctrico. Ahora juego al 70% y soy más efectivo. Lanzo a 108-109 mph, juego gran defensa y robo bases. No necesito más que eso.”

No es simple casualidad. Desde su regreso, Chisholm ha bateado .500 (8 de 16) con dos jonrones, seis impulsadas y tres robos de base en solo cuatro partidos. El enfoque controlado ha liberado su capacidad de reacción y ha disminuido lesiones por sobreesfuerzo.

Un nuevo mantra detrás del éxito: la “Solución del 70 por ciento”

El concepto del “70%” nace de una conversación con el asistente de bateo de los Yankees, Pat Roessler (a quien Chisholm llama ‘Six’). Éste le dijo:

“Con ese 70% eres uno de los mejores del juego. Al 100%, podrías ser simplemente basura.”

¿Chocante? Sí. ¿Eficiente? También. Esta filosofía va más allá del jugador. Se alinea con un enfoque cada vez más aceptado en el deporte profesional: evitar el desgaste innecesario, priorizar la longevidad y optimizar la eficiencia física. En la era de la analítica avanzada, donde cada swing, velocidad y desplazamiento puede ser medido en milisegundos y pulgadas, menos puede ser más.

Anthony Volpe: víctima de la intensidad, reflejo de la resiliencia

Mientras Chisholm encuentra equilibrio en la contención, otros como Anthony Volpe cargan con las consecuencias de la agresividad incontrolada. El joven infielder fue alcanzado por un lanzamiento de Walker Buehler en el segundo inning —una bola de 88.2 mph que impactó directamente en su codo izquierdo.

Es doloroso y está rígido”, confesó después del partido. Aunque las radiografías desestimaron fracturas, debió abandonar el compromiso y es duda para los próximos encuentros.

No es la primera vez esta temporada que Volpe sufre un susto físico. Es un jugador cuya ética de juego lo mantiene en el campo casi siempre —ha jugado 61 de 62 partidos— pero el costo puede ser alto.

Todos trabajamos cada día para estar ahí. Esa es la forma de ser el mejor compañero de equipo”, dijo. Sin embargo, su experiencia es la ilustración perfecta del dilema moderno: ¿vale la pena el sacrificio físico constante?

Chisholm: versatilidad y confianza en campo interior

Con las bajas de Oswaldo Cabrera (tobillo roto) y los altibajos de DJ LeMahieu, la defensa interior de los Yankees le pidió a Chisholm volver a sus orígenes. Tras ocupar jardín central en 2023-2024, ha regresado al diamante, específicamente a la tercera base.

Estoy cómodo en cualquier lugar donde haya tierra. En el aire, bueno... puede ser problemático”, bromeó.

Este retorno al cuadro ha coincidido con una mejora general en su desempeño, personificando uno de los desafíos tácticos más complejos para managers en MLB: optimizar el talento sin sacrificar salud o moral.

¿Qué significa un Chisholm al 70% para los Yankees?

Ver jugar a Chisholm es presenciar un espectáculo: alegría, estampa caribeña, velocidad y bateo de poder controlado. Pero ahora, con la mente centrada y un cuerpo más conservado, su valor se multiplica. Aaron Judge fue directo:

“Es un jugador que cambia el juego. La clave es mantener la adrenalina bajo control y aplicar un enfoque calmado.”

Y si bien a los ojos del público parece jugar con intensidad desbordada, Anthony Volpe asegura lo contrario:

“En su mente quizás es 70%, pero parece estar jugando al 110% cada noche.”

Los Orioles sufren una baja clave: Mountcastle y su ausencia

Mientras los Yankees celebran el resurgimiento de Chisholm, los Baltimore Orioles enfrentan un duro revés. Ryan Mountcastle, su primera base titular, estará ausente entre 8 y 12 semanas debido a una distensión de Grado 2 en el tendón de la corva (isquiotibial derecho), lesión sufrida el 30 de mayo en una ajustada victoria ante los White Sox.

Mountcastle vivía un mes notable con promedio de bateo de .298 y siete hits en sus últimos 12 turnos antes de lesionarse. Su línea en la temporada incluye .246 de promedio, 13 dobles, 2 HR y 15 remolcadas.

El mánager interino, Tony Mansolino, declaró:

“Es increíblemente decepcionante. Todo el grupo lo siente, pero tenemos buenos jugadores que darán un paso adelante.”

El relevo será compartido entre Ryan O’Hearn y el prometedor Coby Mayo, de 23 años, quien apenas disputa su noveno juego del año y realizó su debut en MLB el pasado 2024.

Entre filosofía, lesiones y talento joven: el rompecabezas de la MLB 2025

El presente de la Liga Americana muestra dos enfoques opuestos ante el mismo desafío: el rigor de una temporada de 162 juegos con altísima exigencia física. Mientras Chisholm descubre que jugar “con freno de mano” puede elevar su rendimiento, Mountcastle y Volpe reflejan lo volátil que puede ser el exceso de ímpetu o la mala suerte.

La temporada 2025 se perfila como una de reinvención para muchos jugadores. La inteligencia motriz añade valor a la fuerza bruta y el enfoque mental es tan relevante como el swing o la táctica. Si a eso sumamos las transiciones posicionales cada vez más comunes, el béisbol profesional adopta un nuevo rostro, uno donde la adaptabilidad se convierte en moneda corriente.

¿Puede esta filosofía del 70% extenderse a otras estrellas? Puede que sí. En un calendario tan largo como el del béisbol, llegar fresco a octubre puede valer mucho más que una marca personal en junio. Jazz Chisholm Jr. probablemente lo demuestre —quizás incluso con un anillo en la mano.

El mensaje está claro: menos puede ser más

La “Solución del 70%” no solo es un enfoque físico, sino una nueva mentalidad del juego. El futuro del béisbol podría no parecer tan distinto en lo visual —las mismas jugadas, mismas emociones—, pero quizás sea radicalmente nuevo en lo interno. Un enfoque racional que protege a los atletas y, al final, los hace mejores.

Para los Yankees, contar con Chisholm, al ritmo que sea, parece el mejor refuerzo. La salud ahora sí es una estrategia, no solo una esperanza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press