Trump y los poderes de emergencia: ¿liderazgo firme o deriva autoritaria?
Un análisis detallado revela cómo Donald Trump ha rediseñado el uso de poderes extraordinarios para avanzar su agenda desde la Casa Blanca
Un nuevo paradigma en la presidencia de EE.UU.
El uso de poderes de emergencia por parte del expresidente Donald Trump ha marcado un punto de inflexión en la historia política moderna de Estados Unidos. Mientras que muchos mandatarios anteriores han recurrido a estas facultades en contextos de crisis reales —guerras, ataques terroristas o catástrofes naturales—, Trump ha utilizado estos recursos de manera extensiva y proactiva, redefiniendo su propósito original.
Desde su primer mandato y ahora en su regreso al poder, Trump ha hecho un uso agresivo de leyes como la International Emergency Economic Powers Act (IEEPA) o incluso el Alien Enemies Act de 1798. ¿Qué implica esta estrategia para la democracia estadounidense? ¿Es una forma válida de liderazgo decisivo o una deriva preocupante hacia el autoritarismo presidencial?
¿Cuántas órdenes ejecutivas ha emitido bajo poderes de emergencia?
Según un análisis de 150 órdenes ejecutivas firmadas por Trump, al menos 30 han citado alguna forma de poder de emergencia —una proporción significativamente superior a la de sus antecesores. Durante su primer mandato, Trump ya había generado preocupación al declarar una emergencia nacional para construir el muro fronterizo sur luego de que el Congreso se negara a autorizar los fondos.
Comparativamente, el presidente George W. Bush, enfrentado al 11-S, utilizó estos poderes 14 veces en su primer término. Barack Obama, lidiando con la Gran Recesión, lo hizo en 21 ocasiones. Trump alcanzó ese mismo número sólo en el uso de la IEEPA.
IEEPA: De escudo a arma política
La IEEPA, promulgada en 1977, fue diseñada para restringir la autoridad presidencial, brindándola sólo en caso de “amenazas inusuales y extraordinarias procedentes del extranjero”. No obstante, Trump la ha recitado casi como mantra para imponer aranceles, penalizaciones comerciales y restricciones económicas incluso en ausencia de amenazas claras.
La controversia más conocida tiene que ver con los aranceles del llamado 'Día de la Liberación', una acción unilateral basada en el argumento de una emergencia económica nacional. Cinco empresas estadounidenses demandaron al gobierno, y aunque un tribunal inicialmente les dio la razón, la sentencia fue suspendida en apelación.
El Congreso, desplazado
Uno de los elementos más preocupantes para juristas y analistas es cómo Trump ha socavado el papel del Congreso en políticas públicas fundamentales. Bajo la Constitución, corresponde al Legislativo fijar las políticas comerciales. Pero al declarar emergencias, el presidente puede actuar sin necesidad de aprobación parlamentaria.
El representante republicano Don Bacon denunció este abuso: “Cuando estás tratando de aplicar políticas arancelarias para 80 países, eso no es una emergencia, es una agenda política”.
Legisladores preocupados y poco poderosos
La ley federal permite que el Congreso revoque las declaraciones de emergencia, pero requiere una mayoría calificada para superar un posible veto presidencial. En 2019, cuando Trump usó una emergencia nacional para forzar la financiación del muro fronterizo, el Congreso votó en contra. Aun así, él vetó la resolución y no hubo suficientes votos para anularla.
Intentos de reforma bipartidaria han fracasado. En 2022 se propuso una fórmula que obligaría al Congreso a aprobar activamente la prolongación de una emergencia a los 30 días. Pero la iniciativa nunca avanzó.
El apoyo ideológico conservador
Quienes respaldan a Trump no ven ningún problema en este tipo de gobernanza. Su vicepresidente, JD Vance, incluso afirmó que “estamos en una emergencia nacional” debido a la dependencia estadounidense de materiales críticos producidos en el extranjero.
“No se trata de juguetes de plástico”, dijo Vance. “Hablamos de ingredientes farmacéuticos, de partes críticas de la cadena de producción local”. Según él, los poderes de emergencia están más que justificados.
Un patrón peligroso: historia y precedentes
El uso abusivo de estos mecanismos no es novedad en EE.UU., aunque Trump ha intensificado la tendencia. En el pasado, Franklin D. Roosevelt internó a ciudadanos japonés-americanos en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial en virtud de una orden ejecutiva. George W. Bush autorizó escuchas telefónicas sin orden judicial tras el 11-S. Pero estas medidas fueron adoptadas en contextos de guerra o ataques.
Ahora, en un ambiente sin conflictos bélicos declarados ni atentados evidentes, Trump argumenta que la emergencia proviene de “una amenaza sistemática a la seguridad nacional” derivada de la globalización, el déficit comercial y la crisis migratoria.
Nuevas leyes, poca transparencia
Estados Unidos cuenta con unas 150 herramientas legales que un presidente puede activar si declara una emergencia. Estas coberturas van desde la suspensión de normativas medioambientales hasta la toma del control de la infraestructura nacional.
Y en algunos casos extremos, podrían usarse para autorizar experimentos médicos en humanos, confiscar propiedades extranjeras o censurar comunicaciones internacionales. El Brennan Center for Justice mantiene un listado actualizado de estos poderes, cuyo simple alcance pone los pelos de punta.
Elizabeth Goitein, jurista del Brennan Center, alertó: “Estamos en una nueva era. El problema no es tanto que existan estas leyes, sino cómo se usan”.
La promesa incumplida del control institucional
La Constitución de 1787 fue explícita en delegar al Congreso la capacidad de legislar y tomar decisiones sobre impuestos y comercio. James Madison advertía sobre los riesgos de un poder ejecutivo sin frenos, y el sistema de “pesos y contrapesos” fue creado precisamente para evitar la concentración de poder.
Sin embargo, la lentitud del Congreso, sus constantes bloqueos y partidas ideológicas han llevado a una situación inquietante: los presidentes no solo gobiernan, también legislan, especialmente cuando invocan emergencias nacionales.
¿Hacia dónde se dirige la democracia estadounidense?
La disyuntiva actual plantea serias preguntas sobre el futuro del régimen republicano de Estados Unidos. Históricamente, las democracias comienzan a resquebrajarse cuando los líderes concentran excesivamente el poder en el Ejecutivo, usualmente bajo la excusa de proteger al país ante múltiples amenazas.
La senadora demócrata Richard Blumenthal sintetizó esta preocupación: “El camino hacia la autocracia ha comenzado muchas veces con una declaración de emergencia”.
¿Hay vuelta atrás?
El caso de Donald Trump podría ser la prueba definitiva. Si el Congreso no logra establecer límites más estrictos o limitar el uso político de los poderes de emergencia, podríamos estar asistiendo a un momento de inflexión en la historia constitucional de EE.UU.
No olvidemos que la democracia moderna se basa no sólo en elecciones libres, sino en la existencia de normas e instituciones que limiten el poder del líder. Si esas normas se desdibujan por la puerta de atrás —como lo permite el paraguas nebuloso de las “emergencias nacionales”—, entonces todas las alarmas deben encenderse.