La caza del 'Diablo de los Ozarks': Crónica de una fuga y captura que expone fisuras en el sistema penitenciario

La espectacular fuga de Grant Hardin, exjefe de policía condenado por asesinato, y su posterior recaptura, revela fallas de seguridad alarmantes en el sistema carcelario de Arkansas.

El escape que conmocionó a Arkansas

El nombre de Grant Hardin difícilmente pasará desapercibido en la historia criminal de Estados Unidos. Este exjefe de policía del pequeño pueblo de Gateway, Arkansas, devenido asesino convicto, logró burlar los protocolos de seguridad de una prisión estatal, desencadenando una cacería humana que mantuvo en vilo a las autoridades y residentes durante casi dos semanas. Su captura reabre el debate sobre las deficiencias de seguridad en el sistema penitenciario del estado.

¿Quién es Grant Hardin?

Hardin, conocido posteriormente como "El Diablo de los Ozarks", fue arrestado y condenado en 2017 por asesinato en primer grado tras matar a tiros a un ciudadano. Pero su historial criminal se extiende más allá. Según el fiscal del condado de Benton, Bryan Sexton, Hardin también acumulaba cargos por violación, lo que lo convierte en una de las figuras más temidas del sistema judicial de Arkansas.

Su paso por el departamento de policía ahora manchado por sus delitos convirtió su historia en tema de documentales, incluyendo una producción televisiva titulada como su infame apodo. La dualidad de su perfil –protector de la ley y criminal despiadado– lo ha vuelto una figura casi de leyenda oscura en la región.

La fuga cinematográfica

El 23 de mayo de 2025, Hardin logró escapar del centro correccional de Calico Rock. Lo más impactante: lo hizo utilizando el uniforme de un oficial de prisiones, imitando su forma de vestir y actuar para engañar a los guardias. Uno de ellos, ubicado en una torre de vigilancia, abrió la puerta segura por la que Hardin salió caminando sin que nadie verificara su identidad.

“Fue una falla flagrante del protocolo”, declaró Sexton. “La salida de Hardin sin verificación adecuada es inaceptable, y estamos investigando hasta el último detalle.”

Una persecución en terreno hostil

La cacería duró casi dos semanas. Se utilizaron drones, perros rastreadores y helicópteros, pero las lluvias torrenciales convirtieron el terreno montañoso del norte de Arkansas en un laberinto de agua y vegetación densa. El río Moccasin Creek y otros cuerpos de agua cercanos desbordaron, dificultando tanto la huida de Hardin como el avance de las autoridades.

“Buscamos en ese mismo bosque antes”, afirmó Rand Champion, portavoz del sistema carcelario, “pero el nivel del agua nos impidió hacer un rastreo correcto. La zona se transformó en un pantano.”

Finalmente, el 6 de junio, Hardin fue localizado solo 2.4 kilómetros del penal del que escapó. Al avistar a los agentes intentó huir, pero fue derribado inmediatamente. Roger Simons, un residente local, reconoció su sorpresa: “Le hubiera apostado a que ya estaría en otro estado.”

Trauma para las víctimas

Uno de los aspectos más oscuros de esta fuga es el impacto psicológico que tuvo sobre las víctimas de Hardin y sus familias. Cheryl Tillman, hermana de la persona que Hardin asesinó en 2017, declaró: “Finalmente podemos respirar. Fue una pesadilla prolongada; no podíamos salir tranquilos ni caminar solos.”

El fiscal Sexton corroboró que mantuvo contacto constante con los testigos del juicio y las víctimas durante la fuga: “Todos ellos alteraron sus rutinas y reforzaron su seguridad personal. La incertidumbre les robó la paz.”

El destino final: Prisión de máxima seguridad Varner

Tras su recaptura, las autoridades no arriesgaron un segundo error. Hardin fue trasladado al Varner SuperMax, la prisión de más alta seguridad del estado, localizada al sureste de Little Rock. Este centro tiene capacidad para 1,714 reclusos y alberga criminales de altísima peligrosidad, incluyendo a varios condenados a muerte.

Entre sus internos se encuentran el asesino de un soldado en una estación de reclutamiento militar y Zachary Holly, culpable de violación y asesinato infantil. Damien Wayne Echols, del tristemente célebre caso de los West Memphis Three, también fue parte de su población en el pasado.

Sexton considera lógica esta reubicación: “No podemos darnos el lujo de que alguien como Hardin esté en otro recinto. Su capacidad para manipular y escapar lo convierte en un riesgo sin parangón.”

Errores de seguridad bajo lupa

La fuga de Hardin revela fisuras profundas en el sistema penitenciario. Varios expertos han hablado sobre la necesidad de protocolos biométricos obligatorios para evitar la suplantación de identidad, capacitaciones especiales para guardias y mejoras tecnológicas en los puntos de control.

John E. Miller, experto en criminología penitenciaria, comentó al respecto: “En prisiones de mediana seguridad como Calico Rock, estos errores son más frecuentes de lo que debería. Esta fuga debió ser imposible; resulta escandaloso que saliera caminando.”

Impacto mediático y social

El caso ha sido ampliamente cubierto en los medios, tanto por la crudeza de los crímenes de Hardin, como por la incompetencia mostrada en su custodia. Las redes sociales se inundaron de teorías conspiratorias, algunas aseguraban que Hardin contaba con ayuda interna.

Programas de televisión y documentales ya están produciendo especiales sobre la fuga, y no sería descabellado pensar en una futura dramatización cinematográfica del caso.

¿Y ahora qué?

El Departamento de Correcciones de Arkansas enfrenta una investigación interna que podría derivar en despidos o en reformas estructurales. Mientras tanto, Hardin se encuentra aislado en una celda de la unidad especial de Varner, rodeado por capas de seguridad que difícilmente podrá sortear nuevamente.

Este episodio sirve de advertencia sobre cómo incluso los sistemas diseñados para contener lo peor de lo peor pueden fallar. Y cómo esas fallas pueden poner en peligro a comunidades enteras.

Como dijo el fiscal Sexton: “Hardin demostró que sigue siendo tan peligroso como el primer día. No es simplemente un criminal; es un depredador que usa la inteligencia de un policía para cometer actos monstruosos. No podemos subestimarlo jamás.”

Este artículo fue redactado con información de Associated Press