El nuevo rostro del FBI bajo Kash Patel: ¿una agencia al servicio del crimen o de la política?

Con un giro dramático en sus prioridades, el Buró Federal de Investigaciones se orienta hacia la lucha contra el crimen violento y la inmigración ilegal, despertando polémica sobre su papel como ente de inteligencia nacional.

Un regreso a los 'fundamentos': El nuevo enfoque del FBI

Desde que Kash Patel asumió la dirección del FBI, el rumbo de la agencia ha sufrido uno de los cambios más trascendentales desde los días posteriores al 11 de septiembre. Según explica el propio Patel, el FBI está "volviendo a los fundamentos", con un enfoque en "aplastar el crimen violento" y "proteger nuestras comunidades".

Patel, exfiscal federal y exmiembro del equipo de seguridad nacional del expresidente Donald Trump, está reconfigurando sistemáticamente las prioridades del FBI, llevando a la agencia de inteligencia más poderosa del país a centrarse en el crimen común, el narcotráfico y la inmigración ilegal.

El caso MS-13: símbolo del nuevo rumbo

Una de las apariciones más simbólicas de esta nueva etapa ocurrió durante el arresto de un líder de la pandilla salvadoreña MS-13. En vez de dejar el anuncio en manos de fiscales locales o estatales, Patel apareció en escena con uniforme táctico, dejando claro que el FBI estaba completamente comprometido con esta causa.

Semanas más tarde, estuvo presente en la Florida junto a altos mandos de la Guardia Costera estadounidense, posando frente a montañas de drogas decomisadas con un mensaje claro: crimen, drogas e inmigración son ahora los enemigos prioritarios del FBI.

Una reorganización sustancial y polémica

El cambio no es solo discursivo. Dentro del Departamento de Justicia se ha desmantelado una de las unidades que investigaba la influencia extranjera (como la intervención rusa en elecciones) y se ha reducido el personal que trabajaba en corrupción pública, especialmente en la oficina de Washington D.C.

Además, se han reasignado agentes que se dedicaban a casos de terrorismo doméstico para que investiguen delitos vinculados a inmigración e, incluso, vandalismo en concesionarios de Tesla. Una transformación que ha generado críticas internas y externas.

Un exagente del FBI, Chris Piehota, ha advertido que este enfoque puede obstaculizar la detección de amenazas estratégicas complejas si la atención se concentra elementalmente en "criminales de bajo nivel".

La inmigración como preocupación central

El giro también ha abarcado el tema migratorio. Según Patel y su vice, Dan Bongino (otro trumpista conspicuo), la cooperación con agencias como ICE y CBP se ha intensificado. El FBI afirma haber efectuado más de 10,000 arrestos relacionados con inmigración ilegal desde que comenzó esta nueva estrategia.

En redes sociales, la cuenta oficial del FBI ha mostrado imágenes de agentes en operativos junto a niños migrantes no acompañados y de detenciones en zonas fronterizas. En paralelo, Patel ha defendido tales operativos argumentando que proteger a EE.UU. comienza por asegurar la frontera.

¿Exceso de protagonismo o mandato presidencial?

El nuevo liderazgo del FBI ha dejado en claro que responde directamente a la visión política del expresidente Donald Trump, quien ve en la inmigración, el crimen de pandillas y los carteles de droga una amenaza existencial para el país.

“Estamos cumpliendo con las prioridades establecidas por el presidente”, declaró Patel. Bongino, por su parte, llegó a decir en Fox News: “Si estás aquí ilegalmente, tienes cinco minutos antes de que te deportemos”.

¿Y qué pasa con el terrorismo y la seguridad nacional?

El terrorismo, históricamente una prioridad número uno para el FBI desde 2001, ha sido desplazado simbólicamente en la lista oficial de prioridades, ahora encabezada por "Aplastar el crimen violento" y "Defender la patria".

Ello no significa que el terrorismo esté fuera del radar. Tras el ataque del 7 de octubre de 2023 en Israel, el FBI ha intensificado sus investigaciones contra amenazas vinculadas a Hamas. Incluso algunos agentes de contraterrorismo han sido reasignados a una unidad dedicada exclusivamente a analizar el efecto y riesgos del conflicto israelí-palestino en territorio estadounidense.

Pero otros expertos, como Frank Montoya, exsupervisor de contrainteligencia, advierten que perder el foco en amenazas como el espionaje chino, los ciberataques rusos o la interferencia extranjera en elecciones podría resultar catastrófico para la seguridad a largo plazo del país.

Crimen común como terrorismo: el nuevo paradigma

En una medida polémica, el FBI ha empezado a usar leyes antiterrorismo para procesar a miembros de pandillas como MS-13 y Tren de Aragua, aprovechando que el gobierno de Trump los ha designado como organizaciones terroristas extranjeras.

  • Un ciudadano venezolano, presunto cabecilla del Tren de Aragua, fue detenido bajo cargos similares a los usados contra miembros de ISIS o al-Qaeda.
  • Un padre e hijo en Utah enfrentan cargos por proveer “apoyo material a carteles mexicanos”, derivados de la misma lógica legal.

Esto ha provocado críticas entre juristas, quienes temen que el uso expansionista de definiciones legales pueda servir para criminalizar indistintamente.

La gestión Wray vs. Patel: un cambio ideológico

Frente al enfoque institucional de Christopher Wray, quien lideró la agencia durante los años más turbulentos del mandato de Trump —incluidos los ataques al Capitolio el 6 de enero—, Patel representa una visión activista, casi militante, sobre el papel del FBI.

Wray solía advertir sobre la amenaza del extremismo casero, invocando los peligros de teorías conspirativas y radicalización política interna. En contraste, Patel ha relativizado esta amenaza, centrando su discurso en la criminalidad urbana y el impacto de carteles en comunidades estadounidenses.

Nuevas prioridades: reconstruir la confianza y responsabilidad interna

Además del cambio en las prioridades externas, el FBI bajo Patel ha añadido dos nuevos pilares a su misión:

  • Reconstruir la confianza pública
  • Responsabilidad organizacional férrea

Estas áreas responden directamente a las denuncias de supuesta politización del FBI durante las investigaciones sobre Trump, el espionaje ruso, y el manejo de los documentos en Mar-a-Lago. Tanto Patel como Bongino han prometido publicar documentos de investigaciones pasadas para “devolver la credibilidad” al buró.

¿Una agencia al servicio del poder político?

La gran incógnita es si el nuevo enfoque del FBI realmente hace al país más seguro o si representa una peligrosa politización de una agencia que debe ser imparcial. Muchos temen que este cambio pueda sentar precedentes amenazantes al moldear una fuerza de élite al compás de los intereses de un solo partido.

Como destacó Piehota, “las prioridades institucionales deben adaptarse al tiempo, sí, pero no a costa de perder la visión de largo alcance”. Montoya agregró: “Fentanilo y crimen no son amenazas existenciales. Espionaje extranjero sí lo es. Y solo el FBI tiene la infraestructura para combatirla.”

Por ahora, la gestión de Patel apenas comienza. Pero sus decisiones están siendo observadas tanto por quienes celebran el regreso a un FBI "más callejero" como por quienes alertan sobre la sustitución de una agencia de inteligencia estratégica por una fuerza táctica con sesgo ideológico.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press