El resurgimiento del sarampión en EE.UU.: una amenaza prevenible que no debería existir
Con más de 1,100 casos confirmados solo en 2025, la lucha contra el sarampión evidencia los peligros de la desinformación y la baja vacunación
La vuelta de una enfermedad erradicada
En el año 2000, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) declararon que el sarampión había sido eliminado en Estados Unidos. Esto significaba que no se producía una transmisión continua en el país, gracias a décadas de vacunación efectiva. Sin embargo, en 2025, la historia parece haber dado un giro preocupante: se han confirmado 1,168 casos de sarampión en EE.UU., lo que representa el mayor brote desde 2019.
Este resurgimiento ha encendido las alarmas en la comunidad médica y de salud pública, no solo por el número de casos, sino por su origen: comunidades con bajas tasas de vacunación, resistencia creciente a las inmunizaciones y una creciente ola de desinformación.
Epidemias activas en varios estados
Según los últimos datos del CDC, aún hay brotes activos en una decena de estados, definidos como tres o más casos relacionados. Algunos de los casos más alarmantes incluyen:
- Texas: 742 casos, con la mayoría en el condado de Gaines, donde una comunidad menonita poco vacunada fue el epicentro. Se registraron 94 hospitalizaciones y dos muertes infantiles.
- Kansas: 71 casos, principalmente en el suroeste del estado.
- New Mexico: 81 casos, con un fallecido adulto no vacunado.
- North Dakota: 34 casos confirmados en distintas regiones, luego de no reportar casos desde 2011.
- Colorado: 12 casos, muchos vinculados a un vuelo de Turkish Airlines aterrizado en Denver en mayo.
Otros estados con brotes menores o casos individuales son Montana, Illinois, Ohio, Oklahoma y más. Incluso regiones como Ontario y Chihuahua han reportado más de 1,900 casos cada una.
¿Qué desencadenó esta ola de sarampión?
El sarampión es causado por un virus altamente contagioso que se transmite por aire. Una sola persona infectada puede contagiar hasta 18 más en entornos no protegidos. Aun así, la clave del brote no está en el virus, sino en la disminución de la vacunación. El CDC estima que la inmunidad generalizada requiere al menos un 95% de cobertura vacunal —un umbral que ya no se cumple en muchas regiones.
La pandemia de COVID-19 ha dejado un legado preocupante: Desconfianza en las instituciones médicas, disminución de los controles pediátricos regulares y un alza en el número de padres que solicitan exenciones por creencias personales o religiosas. A esto se suma la propagación de teorías conspirativas en redes sociales que alimentan el rechazo a las vacunas.
Consecuencias fatales e innecesarias
El sarampión no es una enfermedad “benigna” como muchos insisten en pensar. Aunque la mayoría de los niños se recupera, puede provocar serias complicaciones.
- Neumonía
- Ceguera
- Encefalitis (inflamación cerebral)
- Muerte, especialmente en niños pequeños y personas inmunocomprometidas
En Texas fallecieron dos menores de edad—uno de 6 y otro de 8 años—ambos sin enfermedades previas y no vacunados. Uno de ellos murió por fallo pulmonar causado por el sarampión, según médicos locales.
¿Qué dice la ciencia sobre la vacuna?
La vacuna triple viral (MMR por sus siglas en inglés) protege contra el sarampión, las paperas y la rubéola. Es una de las vacunas más seguras y eficaces jamás desarrolladas. Las autoridades sanitarias recomiendan:
- Primera dosis: entre los 12 y 15 meses de edad
- Segunda dosis: entre los 4 y 6 años
Para adultos que no estén seguros si están inmunizados, la revacunación no es dañina. Hay excepciones: personas vacunadas antes de 1968 con una versión ineficaz de la vacuna deben revacunarse.
¿Qué pasó con la "eliminación del sarampión" en EE.UU.?
En 2000, EE.UU. reportó haber eliminado la circulación endémica del virus gracias a décadas de vacunación. Sin embargo, eso no significa erradicación global. La mayoría de los brotes actuales comienzan por personas no vacunadas que viajaron al extranjero y trajeron el virus consigo.
Según el CDC, en 2024 y 2025 se observó el doble de casos importados que en años previos. Esto refleja la falta de cobertura vacunal, ya que comunidades no inmunizadas representan tierra fértil para un virus altamente contagioso.
Los desafíos de salud pública: entre la ciencia y la ideología
La ciencia ha resuelto el problema del sarampión desde hace más de medio siglo. Pero hoy, la verdadera lucha ocurre en el campo de lo social y político. Movimientos antivacunas y discursos de “libertad médica” no solo son instrumentos de desinformación, sino catalizadores de muertes prevenibles.
El sociólogo Peter Hotez, autor de “Preventing the Next Pandemic”, sostiene que “los antivacunas son ahora una amenaza nacional más grande que el propio virus”. La OMS también los catalogó como una de las 10 mayores amenazas para la salud global en 2019.
Testimonios desde el epicentro
En Gaines County, Texas, los padres relatan una mezcla de arrepentimiento y choque. María López, madre de tres niños, confesó a la prensa local: “Nos convencieron de que las vacunas eran peligrosas y que debíamos confiar en Dios. Ahora mi hija está hospitalizada con fiebre altísima y no sabemos si saldrá de esto.”
En Colorado, tres familias afectadas por el brote relacionado al vuelo turco están considerando una demanda contra la aerolínea por haber permitido que personas no vacunadas abordaran un vuelo internacional.
¿Cómo se detiene el sarampión?
La respuesta es simple, aunque difícil en la práctica: vacunación masiva, educación comunitaria e intervenciones locales coordinadas.
- Restablecer campañas escolares de vacunación obligatoria.
- Desmentir científicamente los mitos populares (como que las vacunas causan autismo, teoría ya completamente refutada).
- Implementar medidas de cadena de rastreo más rápidas e integradas entre estados.
- Establecer sanciones para quienes diseminen información médica falsa con amplio alcance.
Países como Australia, Alemania e Italia han penalizado económicamente a los padres que no vacunan a sus hijos, y han visto aumentos inmediatos en las tasas de inmunización.
La historia no debe repetirse
Como humanidad, estuvimos a punto de erradicar el sarampión. Contamos con la ciencia, la historia y los recursos. Lo que está fallando es nuestra voluntad colectiva. No deberíamos permitir que una combinación de ignorancia, miedo y desconfianza nos lleve a revivir tragedias prevenibles.
El sarampión es una enfermedad con vacuna, con historia y con solución. Pero también nos recuerda que la salud pública es tan fuerte como nuestro compromiso conjunto con la verdad, la ciencia y el bienestar comunitario.