Italia en la cuerda floja rumbo al Mundial 2026: ¿se repite la historia?
A pesar de vencer a Moldavia, la Azzurra sigue lejos del liderato en su grupo y el futuro se torna incierto tras la salida de Spalletti
Una victoria con sabor a despedida
Italia venció 2-0 a Moldavia con goles de Giacomo Raspadori y Andrea Cambiaso, en lo que podría ser considerado un bálsamo fugaz en medio de una tormenta de incertidumbre. Este triunfo, conseguido en el estadio Mapei de Reggio Emilia el 9 de junio de 2025, sirvió más como un regalo de despedida para Luciano Spalletti que como una verdadera señal de resurgimiento.
Y es que, horas antes del partido, se le comunicó a Spalletti que no continuaría al frente de la selección, luego de la humillante derrota 3-0 ante Noruega. Este revés dejó a la Azzurra en una posición comprometida en el Grupo I de las eliminatorias para el Mundial 2026.
Noruega lidera con mano firme
Erling Haaland, una vez más, fue el héroe noruego al anotar el gol de la victoria contra Estonia en el minuto 62. Con esa conquista, los escandinavos sumaron cuatro victorias en cuatro partidos, mostrando solidez y determinación.
Mientras tanto, Italia permanece nueve puntos por detrás, aunque con dos partidos menos. No obstante, la diferencia de goles sigue siendo una preocupación, ya que este enfrentamiento contra Moldova parecía la oportunidad ideal para sumar no solo puntos, sino también a la diferencia de anotaciones.
Una historia que se repite
No es la primera vez que Italia se tambalea en clasificatorias. El recuerdo de las eliminaciones ante Suecia en 2018 y Macedonia del Norte en 2022 aún arde en la memoria colectiva de sus hinchas. Ambos tropiezos dejaron a la cuatro veces campeona del mundo fuera del torneo más importante del fútbol, generando serias dudas sobre la dirección del proyecto futbolístico en el país.
Los actuales clasificatorios ofrecen un formato renovado por la expansión del Mundial a 48 equipos. Sin embargo, solo el líder de cada grupo asegura plaza directa. Italia, al quedar fuera de la cima, deberá enfrentar los siempre peligrosos playoffs, etapa en la que ya ha caído anteriormente.
¿Cambio de técnico o de mentalidad?
Luciano Spalletti, quien asumió el cargo con la expectativa de reconstruir el camino a la gloria, no logró despejar las nubosidades tácticas ni emocionales que persiguen a la Azzurra desde hace años. Su salida podría dar paso a una nueva etapa, pero la simple sustitución técnica difícilmente resolverá problemas más profundos.
En palabras del exjugador y actual comentarista Alessandro Del Piero: “Italia necesita reencontrar su identidad. No es solo un tema de táctica, es una cuestión de alma. Tenemos talento, pero nos falta cohesión y convicción”.
Un equipo en transición
La plantilla italiana vive un momento de transición generacional. Si bien cuenta con figuras jóvenes prometedoras como Nicolo Fagioli, Wilfried Gnonto y el propio Cambiaso, también hay un vacío de líderes dentro del campo que se sientan al mando como en otras épocas donde figuras como Buffon, Cannavaro o Pirlo guiaban al grupo.
Además, la presión constante de los medios y la afición no facilita la construcción de un proyecto sostenido. Basta recordar que en las últimas seis ediciones mundialistas, Italia solo ha superado la fase de grupos en dos ocasiones.
El grupo I: un campo minado
Italia compite en un Grupo I que, aunque no es considerado de los más difíciles, presenta retos significativos. Noruega con Haaland al frente se perfila como el máximo contendiente. Equipos como Eslovenia o Moldavia, aunque de menor calibre, no pueden ser subestimados dada la irregularidad mostrada por Italia.
El nuevo técnico tendrá que asumir el cargo con la urgencia de hilvanar triunfos y conseguir estabilidad, algo que ha sido esquivo en los últimos ocho años.
El Mundial 2026 en el horizonte
El camino hacia el Mundial de 2026, que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá, luce cuesta arriba para Italia. Más aún cuando se considera que el torneo será supervisado directamente por la FIFA, sin un comité organizador local. Una decisión que ha generado incertidumbre logística en varios frentes.
Además, temas geopolíticos como la política migratoria de Estados Unidos podrían impactar indirectamente en la participación o asistencia de colectivos migrantes y turistas, aunque tanto FIFA como los comités locales han prometido trabajar con total inclusión.
La directora del comité de Filadelfia, Meg Kane, expresó: “Tenemos que estar preparados para navegar en la incertidumbre. Queremos que cada persona que decida venir se sienta bienvenida. No dirigimos las políticas nacionales, pero sí podemos controlar cómo hacemos sentir a nuestros visitantes”.
Italia: ¿gigante dormido o leyenda del pasado?
La selección italiana solía inspirar respeto y temor dentro del campo. Hoy genera mayor compasión que miedo futbolístico. Y eso, para una nación con cuatro títulos mundiales (1934, 1938, 1982 y 2006), duele.
No obstante, el fútbol ha demostrado que las crisis también forjan grandes regeneraciones. Alemania vivió algo similar tras su debacle en el Mundial 2000, y con una reestructuración basada en fuerzas básicas y técnicos capacitados, logró consagrarse campeón en 2014.
Italia debe decidir si desea seguir languideciendo en un ciclo de frustración o levantarse como lo hizo en la Euro 2020, donde contra todo pronóstico, volvió a alzar un trofeo gracias a un fútbol colectivo e intenso.
Próximos partidos: no hay margen de error
Los siguientes encuentros de la Azzurra en las eliminatorias serán determinantes. Si bien aún tiene dos partidos menos que Noruega, necesita ganar ambos y superar su diferencia de goles para aspirar al liderato y evitar repechajes. Enfrentará a selecciones como Eslovenia y Bielorrusia, obligada a no titubear.
El nuevo director técnico (aún sin anunciar oficialmente al cierre de este artículo) deberá combinar sapiencia estratégica, carácter de líder y capacidad de transmitir confianza a un grupo de jugadores que, si bien tienen potencial, aún buscan identidad y estabilidad.
La hinchada, entre la esperanza y la resignación
Los tifosi italianos, fervientes amantes del calcio, viven entre la pasión y el escepticismo. Tras años de promesas rotas, son cautos. Sin embargo, bastaría una serie de victorias convincentes para reavivar el espíritu competitivo que siempre ha caracterizado al país de la pizza y la ópera.
Desde el café en los bares de Nápoles hasta las terrazas en Turín, el debate gira en torno a una pregunta: ¿volverá Italia a lo más alto del fútbol mundial? La historia dice que sí. El presente dice que no. El futuro, está en sus manos.