Ucrania bajo fuego: Odesa y Kyiv sufren la tormenta de drones más intensa de la guerra
Más de 500 drones y misiles rusos golpean ciudades ucranianas, dejando muertos, heridos y una población traumatizada
La madrugada más larga
La guerra en Ucrania sumó una nueva y devastadora jornada el martes 10 de junio de 2025, cuando una ofensiva aérea sin precedentes por parte de Rusia causó estragos en las ciudades de Odesa y Kyiv. Según autoridades ucranianas, al menos una persona murió y otras ocho resultaron heridas tras el impacto coordinado de drones y misiles rusos en estos centros urbanos clave.
La ciudad portuaria de Odesa, en el sur del país, fue golpeada por misiles que dañaron una maternidad y varios edificios residenciales. En Kyiv, la capital, las sirenas antiaéreas no dieron tregua durante horas; el cielo se iluminó con explosiones visibles a kilómetros mientras las defensas antiaéreas intentaban repeler el asalto. El alcalde Vitali Klitschko confirmó cuatro heridos en la ciudad.
Una ofensiva sin precedentes
Desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero de 2022, Ucrania ha soportado constantes bombardeos, pero la dimensión del ataque nocturno con casi 500 drones marcó un punto de inflexión. Esta fue la mayor operación aérea rusa en tres años de conflicto, un acto que muchos expertos consideran una represalia directa al audaz ataque con drones que Ucrania llevó a cabo contra bases aéreas rusas el 1 de junio.
Estos drones, en su mayoría del tipo Shahed de fabricación iraní, no sólo causan daño físico, sino también psicológico. Su característico zumbido, descrito por testigos como el de una motoneta cercana, genera terror en la población. Los residentes de Kyiv lo comparan con una cacería implacable: "Uno espera que esos Shaheds pasen de largo, pero cuando se aproximan, sabes que viene lo peor", dijo Vasyl Pesenko, un joven de 25 años que vio su cocina destruida.
Viviendo al ritmo de la guerra
Desde 2022, la vida en Ucrania ha cambiado radicalmente. Las estaciones del metro de Kyiv se han convertido en refugios improvisados. Allí, familias enteras pasan las madrugadas en colchones, con mantas, intentando sobrellevar la ansiedad. Nina Nosivets, madre de un bebé de ocho meses, describió su experiencia como un ritual de supervivencia: "Sólo trato de no pensar en todo esto, me acurruco como un ratón esperando que pase".
La vida cotidiana se entrelaza con la amenaza constante. Krystyna Semak, vecina de Kyiv, contó que corrió al metro a las 2 a.m. con su alfombra, dejando atrás su hogar. Las escenas de humo saliendo de edificios, ventanas destrozadas y escombros ardiendo son ya parte del paisaje urbano.
Más allá del frente: guerra de nervios y diplomacia
El reciente canje de prisioneros entre Rusia y Ucrania es de los pocos frutos visibles del diálogo directo entre ambos países. Sin embargo, un cese al fuego sigue siendo un objetivo lejano. Los occidentales, en especial Estados Unidos y la OTAN, continúan apoyando a Ucrania con armamento y ayuda humanitaria, pero la superioridad aérea rusa sigue siendo una amenaza constante.
El alto al fuego que tanto anhela Kyiv no llega, entre otras cosas, porque Moscú utiliza los bombardeos para mantener la presión. Cada ataque no sólo destruye infraestructura sino que busca agotar emocionalmente a una nación que ya ha perdido miles de vidas y ha visto millones de desplazados.
Odesa: una ciudad bajo asedio
Odesa, una histórica ciudad portuaria en el mar Negro, ha sido blanco recurrente debido a su simbolismo y su importancia estratégica. El impacto del misil sobre una maternidad es un recordatorio desgarrador de que la guerra no distingue objetivos militares de civiles. Esta violación al derecho internacional humanitario se suma a una serie de acciones que organismos de derechos humanos califican como posibles crímenes de guerra.
Según cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR), más de 14 millones de personas han sido desplazadas desde 2022 a causa del conflicto. Las escuelas, hospitales y sitios culturales han sido destruidos masivamente.
La ofensiva del 10 de junio en cifras
- 500 drones y misiles rusos lanzados en una sola noche.
- 1 muerto y 8 heridos en Kyiv y Odesa.
- 4 zonas residenciales incendiadas en la capital ucraniana.
- Infraestructura médica dañada, incluyendo una maternidad.
Más allá de las víctimas humanas y de los daños materiales, el impacto psicológico es incalculable. La población duerme con sobresaltos, la educación de millones de niños ha sido interrumpida, y una generación entera crece bajo el trauma del conflicto armado.
Contexto geopolítico: Ucrania, Rusia y el ajedrez global
El ataque masivo parece ser parte de una estrategia rusa más amplia. No sólo busca debilitamiento militar de Ucrania, sino también dividir la atención internacional. El conflicto se produce en paralelo con las negociaciones fallidas entre occidentales e Irán sobre su programa nuclear, así como el prolongado conflicto en Gaza.
En este contexto, la guerra en Ucrania deja de ser una disputa regional para convertirse en una guerra de intereses globales: control del Mar Negro, gasoductos estratégicos, independencia energética europea y dominio geopolítico en Europa del Este.
Un futuro incierto
Mientras Kyiv vive bajo ataques y su población se mantiene firme, Volodímir Zelenskyy insiste en que no cederá territorio ucraniano a cambio de una paz ilusoria. La integración en la OTAN y en la Unión Europea siguen en la agenda del Gobierno ucraniano, mientras la maquinaria bélica rusa no da señales de detenerse.
En palabras del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg: "Ucrania es un socio clave y cuenta con el pleno respaldo de la Alianza Atlántica".
Todo indica que los próximos meses seguirán marcados por la resistencia ucraniana, la presión internacional, y quizás nuevos capítulos de esta guerra que lleva más de tres años.