Calley Means y la medicina alternativa: ¿Revolución saludable o autopromoción disfrazada?

El polémico asesor de salud del gobierno de Robert F. Kennedy Jr. promueve productos no regulados y cuestiona la medicina tradicional, mientras dirige un negocio lucrativo en la industria del bienestar

Una figura emergente en la salud pública estadounidense

Calley Means ha ganado protagonismo en el debate sobre el sistema de salud estadounidense, gracias a su discurso incisivo contra lo que él considera una industria médica corrupta y dominada por intereses financieros. Sin embargo, detrás de sus declaraciones, se esconde un claro conflicto de intereses: Means es cofundador de TrueMed, una plataforma que comercializa suplementos, terapias naturales e incluso lámparas de fototerapia, todo dentro del creciente y multimillonario mercado del bienestar.

Este artículo realiza un análisis crítico sobre la figura pública de Means, su vínculo con Robert F. Kennedy Jr. y cómo sus intereses empresariales podrían estar influenciando sus funciones como asesor del gobierno.

Un enfoque polémico hacia la salud

El enfoque de Calley Means no podría ser más claro: atacar lo convencional para promover lo alternativo. Desde que fue incorporado a la administración de Kennedy Jr. como funcionario especial del gobierno, ha utilizado entrevistas, podcasts y redes sociales para descalificar el uso de medicamentos recetados, incluidas terapias para la depresión y productos para la pérdida de peso.

En contraposición, ha mostrado un abierto respaldo a prácticas de cuestionable base científica, como la homeopatía o los test de diagnóstico preventivo no aprobados por la FDA. Según palabras del exfuncionario de la FDA Dr. Peter Lurie:

“Favorecer estos productos y servicios sin sustento sólido socava la medicina basada en evidencia y puede poner en riesgo la salud pública”.

TrueMed y el trasfondo comercial

TrueMed no es solo una tienda de suplementos online. Su modelo de negocio gira en torno a permitir que los usuarios usen fondos de sus cuentas de ahorro para la salud (HSA) para acceder a productos que, tradicionalmente, no son considerados gastos médicos válidos. Esto incluye desde kits de diagnóstico hasta servicios de entrega de comida saludable.

Means ha defendido públicamente la idea de redirigir miles de millones de dólares del sistema médico actual hacia estos "gastos flexibles", una postura que no es inocente, considerando que su empresa se beneficia directamente de cada transacción realizada en dicha plataforma.

Un vacío legal: cargos públicos sin transparencia financiera

Uno de los mayores escándalos relacionados con la figura de Calley Means es la falta de transparencia legal que rodea su cargo. Al ser clasificado como empleado especial del gobierno, no está obligado a revelar públicamente sus conflictos financieros.

Esto significa que puede seguir obteniendo beneficios de TrueMed, al mismo tiempo que ocupa un puesto influyente desde el cual promueve políticas afines a su negocio, sin supervisión o sanción. Richard Painter, abogado de ética de la Casa Blanca durante el gobierno de George W. Bush, lo resume así:

“Es un vacío legal inaceptable. Un ejemplo de cómo el sistema permite que intereses particulares influyan en las decisiones públicas sin consecuencias.”

La hipocresía de un discurso “saludable”

Means se ha transformado en un portavoz visible del movimiento Make America Healthy Again (MAHA), promovido por Robert F. Kennedy Jr., que defiende una “revolución saludable” con menos fármacos y más naturaleza. Paradójicamente, detrás de este eslogan aspiracional existe una maquinaria de relaciones comerciales que involucra a otros empresarios del bienestar como el Dr. Mark Hyman, cofundador de Function Health e inversor en TrueMed.

Function Health vende análisis médicos anuales por suscripción —$500 al año— y también distribuye suplementos promovidos en la plataforma TrueMed. Nada de esto pasa por regulaciones del Food and Drug Administration (FDA), cuya misión es precisamente proteger a los consumidores de tratamientos no probados.

La salud como privilegio: las HSA y la desigualdad

Las cuentas de ahorro para la salud, promovidas por Means y otros políticos republicanos desde hace dos décadas, permiten a los ciudadanos estadounidenses invertir fondos libres de impuestos para fines médicos. Pero la evidencia muestra que estas cuentas benefician desproporcionadamente a los más ricos.

  • Según el Center on Budget and Policy Priorities, los estadounidenses con ingresos superiores al millón de dólares hacen aportes más regulares a estas cuentas.
  • Por contraste, la mayoría de los usuarios de HSA tienen menos de $500 disponibles, lo que limita gravemente su acceso a estas supuestas “soluciones alternativas” de salud.

Aun así, el plan de expansión de las HSA propuesto en el proyecto “One Big Beautiful Bill” de Donald Trump implicaría un costo de $180,000 millones para el gobierno federal en los próximos 10 años, con beneficios directos para quienes ya tienen capital para invertir en salud.

Peligros del modelo “anti-FDA”

El enfoque de Means y sus aliados también plantea riesgos concretos para la salud pública. Promover soluciones no reguladas —como tratamientos homeopáticos o suplementos sin evidencia— puede provocar lo que expertos denominan retraso terapéutico. Es decir, que los pacientes abandonen terapias efectivas para probar “alternativas naturales” sin resultados demostrables.

La investigadora de salud global de Yale, Reshma Ramachandran, declaró:

“Su enfoque huele a hipocresía. En lugar de alejar a la gente de un sistema basado en evidencia, los está conduciendo a un mercado no regulado que lo beneficia económicamente”.

El lobby complementario

No bastando con su influencia como asesor federal o empresario, Calley Means ha fundado un grupo de lobby, donde agrupa a vendedores de TrueMed y seguidores de MAHA para “promover incentivos de salud y libertad de elección del paciente”. Aunque asegura no haber presionado por leyes particulares, el simple hecho de unir intereses comerciales ya plantea serias preguntas sobre la independencia de sus propuestas.

¿Un nuevo paradigma o marketing disfrazado?

En resumen, la historia de Calley Means sirve como emblema del nuevo cruce entre negocios de "wellness" e instituciones del gobierno en EE. UU. Mientras su discurso fustiga al poder farmacéutico tradicional, opera bajo las mismas lógicas de marketing, segmentación y maximización de ganancias que critica.

El peligro radica en que reemplazar un sistema defectuoso por otro impulsado también por intereses privados —pero con menos supervisión— no soluciona la crisis de salud pública en EE. UU.; solo cambia los nombres de los ganadores en el tablero.

En palabras del periodista de investigación Adam Feuerstein:

“La medicina debe basarse en evidencia, no en ideologías ni negocios personales vestidos de emprendimiento saludable.”
Este artículo fue redactado con información de Associated Press