Tormenta implacable devasta Sudáfrica: tragedia en las carreteras y escuelas bajo el agua
Inundaciones, nieve y pérdida de vidas en el Cabo Oriental evidencian la vulnerabilidad de la región ante eventos climáticos extremos
La fuerza devastadora de la naturaleza golpea el Cabo Oriental
Lo que comenzó como un frente frío anunciado por los servicios meteorológicos terminó en una verdadera catástrofe climática en Sudáfrica. Una tormenta con intensas lluvias y nevadas afectó al este y al sur del país, cobrándose al menos siete vidas, arrastrando vehículos y sumergiendo pueblos bajo el agua.
La provincia del Cabo Oriental ha sido la más afectada por este evento extremo. Las consecuencias han sido trágicas: un minibús escolar fue arrastrado por la corriente y varios niños están desaparecidos. “Este es un recordatorio devastador de la fuerza de la naturaleza”, declaró Oscar Mabuyane, premier de la región, resumen que encapsula el dolor y asombro de una comunidad golpeada por la tragedia.
Una tragedia escolar: niños atrapados por la corriente
De acuerdo con el Consejo Nacional de Taxis de Sudáfrica (SANTACO), el martes por la mañana un minibús con capacidad para 22 personas, que transportaba a estudiantes de secundaria, fue arrastrado por la crecida súbita de un río cerca de Mthatha. Aún no se ha determinado cuántos menores estaban en el vehículo al momento del desastre. Sin embargo, algunos sobrevivientes relatan haber visto a niños aferrados a los árboles y pidiendo ayuda desesperadamente.
“Testigos en el lugar vieron al menos a tres menores aferrados a ramas, clamando por sus vidas. Afortunadamente, estos tres fueron rescatados”
Mientras continúan las labores de búsqueda del minibús escolar, las autoridades trabajan con intensidad en el despliegue de equipos de rescate especializados en zonas anegadas.
Muertes en Mthatha y más allá
En Mthatha, una ciudad importante del Cabo Oriental, seis personas perdieron la vida debido a la súbita crecida de las aguas. Casas, calles y vehículos quedaron completamente inundados. Otra víctima fue encontrada cerca del poblado de Tsolo, a unos 40 km hacia el noroeste de Mthatha.
A estos decesos se suma un accidente automovilístico provocado por las condiciones del clima: un minibús volcó cuando el conductor intentó esquivar un árbol caído. Cinco personas murieron en el accidente. El portavoz del Departamento de Transporte provincial, Unathi Binqose, explicó que el conductor perdió el control debido al terreno resbaladizo y la baja visibilidad.
Naturaleza desatada: lluvia, nieve y colapsos viales
La tormenta no solo trajo inundaciones, sino también fuertes nevadas, algo que si bien no es inédito en Sudáfrica, sí representa una amenaza significativa cuando se da de manera tan intensa. La South African Weather Service emitió alertas de lluvias y nevadas disruptivas por varios días, especialmente en el este del Cabo y la provincia vecina KwaZulu-Natal.
Una de las principales carreteras entre estas dos provincias fue cerrada debido a la nieve. Además, se activaron los equipos de respuesta a desastres también en KwaZulu-Natal, donde ya se reportan daños en infraestructuras y comunidades afectadas por deslaves.
Reacciones desde el gobierno y llamados a la preparación
El gobierno del Cabo Oriental está siendo presionado por su lento accionar ante un fenómeno del que había advertencias previas. Sin embargo, las autoridades locales argumentan la dificultad que representa atender simultáneamente varios frentes: inundaciones, cortes de energía, carreteras intransitables y comunidades aisladas.
De forma preventiva, fueron emitidas alertas a las escuelas rurales y urbanas para que se suspendan las clases, y se pidió a la población evitar cruzar puentes o caminos anegados. Diversas organizaciones hacen un llamado para reforzar la educación cívica y climática y mejorar las infraestructuras que ya mostraban signos de precariedad antes del temporal.
Un patrón cada vez más común: crisis climáticas en aumento
Eventos como este no son aislados. Sudáfrica ha visto un incremento en fenómenos meteorológicos extremos en la última década. Desde ciclones que afectan la costa de Mozambique y que repercuten en Sudáfrica, hasta sequías intensas y olas de calor, el clima africano se muestra con una variabilidad cada vez más destructiva.
De hecho, según un estudio de 2023 publicado por South African Journal of Climate Studies, se estima que el 70% de los municipios rurales del país carecen de planes de contingencia climática. Esto extiende la vulnerabilidad de millones de personas ante eventos como inundaciones o incendios forestales.
Lo vivido esta semana deja expuesto que el país necesita una reforma integral en su infraestructura de emergencia, pero también una revisión sobre cómo se planifican las urbanizaciones, especialmente aquellas que están ubicadas en valles fluviales o zonas de alto riesgo.
Solidaridad, esperanza y duelo
En medio del dolor, hay señales de esperanza. Decenas de voluntarios, rescatistas, bomberos y civiles trabajan incansablemente para localizar a las personas desaparecidas y reparar vías y escuelas. Desde las zonas altas de Nolangeni donde la nieve cubre la carretera N2 hasta el litoral golpeado por tormentas en Port St Johns, los sudafricanos intentan reponerse unidos ante la adversidad.
La comunidad internacional también ha comenzado a mostrar su apoyo: Naciones Unidas ofreció ayuda técnica para programas de vigilancia meteorológica, y organizaciones como la Cruz Roja Sudafricana han desplegado personal para asistir con alimentos, cobijas y primeros auxilios.
Esta tragedia, más allá de sus heridas visibles, deja nuevamente una advertencia sobre la fragilidad del equilibrio entre humanidad y naturaleza. En un mundo alterado por el calentamiento global, incluso países acostumbrados a climas templados deben prepararse para lo peor.
“Nuestros niños solo iban a la escuela”, afirma entre lágrimas una madre entrevistada por un canal local. “Ahora no sabemos si volverán”. Ese testimonio, simple y directo, encapsula lo que se ha perdido. No solo casas, puentes y caminos, sino vidas, esperanza y la aparente predictibilidad del entorno natural que creíamos conocer.