Trump, inmigración y protestas: Una nación dividida por las redadas del ICE

Las recientes redadas migratorias bajo la administración Trump provocan una ola de protestas que recorre Estados Unidos y reflejan una profunda fractura política y social

El estallido en Los Ángeles: un catalizador nacional

El 12 de junio de 2025, las calles de Los Ángeles se convirtieron en el epicentro de una marea humana que gritaba una sola cosa: ¡Basta de redadas!. Cientos de manifestantes se congregaron frente al Centro de Detención Metropolitano para repudiar las recientes acciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) y los operativos ordenados por la administración del expresidente Donald Trump.

Con pancartas que decían “Ningún ser humano es ilegal”, “Aquí estamos y no nos vamos” y ondeando banderas de Estados Unidos fusionadas con la de México, la indignación creció rápidamente. Lo que empezó en California se esparció rápidamente a ciudades como Nueva York, Chicago, Tucson y Seattle, demostrando que el tema migratorio sigue siendo uno de los más polarizantes en el corazón del país.

¿Qué provocó estas redadas?

Luego de asumir nuevamente la presidencia en 2025, Trump reactivó una agenda migratoria aún más estricta que durante su primera administración. Utilizando su retórica habitual de seguridad nacional y "expulsión de criminales", el ICE recibió luz verde para intensificar redadas en zonas urbanas y rurales, enfocándose, en teoría, en inmigrantes con antecedentes penales, pero en la práctica afectando familias completas, trabajadores esenciales y menores de edad.

Activistas y organizaciones migrantes aseguran que las operaciones han sido discriminatorias, poco transparentes y altamente traumatizantes. Se han reportado casos de detenidos sin órdenes judiciales, abusos de autoridad y separación de familias, como ocurrió en el polémico periodo de separación familiar de 2018.

La respuesta del gobierno: militarización y silencio

Mientras los manifestantes clamaban por justicia, la administración Trump respondía con militarización y cerrazón. Miembros de la Guardia Nacional fueron desplegados para "resguardar" edificios federales, en escenas que recordaban los momentos más tensos de los disturbios sociales de 2020.

En una rueda de prensa en Los Ángeles, la Secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem aseguró que las operaciones del ICE continuarían con o sin protestas, reafirmando el compromiso de la Casa Blanca con "la ley y el orden". El evento fue abruptamente interrumpido cuando el senador demócrata Alex Padilla, de California, intentó leer una declaración contra las redadas y fue sacado a la fuerza y esposado. La escena, ampliamente difundida en redes sociales, fue calificada como un acto de censura política por parte de muchos sectores.

El simbolismo de las banderas y la desobediencia civil

Una imagen captó la atención del mundo: una niña ondeando las banderas de México y Estados Unidos mientras sonreía frente a policías blindados. En otra esquina, un solitario manifestante envuelto en la bandera estadounidense caminaba lentamente frente al centro de detención. Estas imágenes encapsulan la dualidad que sienten millones de inmigrantes que consideran este país su hogar, aunque no se les reconozca como tales.

La protesta adquirió tintes de desobediencia civil pacífica. Flores fueron colocadas frente a los efectivos de la Guardia Nacional. Grupos artísticos realizaron intervenciones culturales para visibilizar la importancia de los inmigrantes en la economía nacional y como columna vertebral de muchas comunidades.

Trump y la narrativa del enemigo interno

Durante su primer periodo (2017-2021) y tras su reelección en 2024, Trump utilizó la inmigración como estrategia política. Bajo su lógica, la inmigración irregular representa una amenaza directa a la seguridad, el empleo y la identidad nacional estadounidense. Esta narrativa ha sido ampliamente criticada por organismos internacionales, ONGs y hasta jueces federales por su contenido xenofóbico y su falta de fundamento empírico.

Según el Migration Policy Institute, más del 90% de los inmigrantes removidos durante las redadas no presentaban antecedentes penales graves. En muchos casos, eran padres de familia con años de residencia en el país, trabajadores agrícolas o pequeños comerciantes.

El rol de las redes sociales y la prensa independiente

Ante el silencio de algunos grandes medios, activistas y ciudadanos recurrieron a X (antes Twitter), Instagram y TikTok para documentar los operativos, compartir videos de detenciones y difundir información legal para inmigrantes. Hashtags como #NoALasRedadas, #HogarNoCárcel y #InmigrantesConDerechos se volvieron tendencia nacional.

Periodistas ciudadanos han llenado el vacío con cobertura cruda y directa, siguiendo cámaras en mano a los vehículos del ICE y entrevistando a familiares de detenidos. Según el portal Documented NY, más de 400.000 visualizaciones en vivo se registraron en las primeras 24 horas de los operativos sólo en Nueva York.

Reacciones políticas: polarización absoluta

  • Senadores demócratas como Elizabeth Warren y Bernie Sanders condenaron las redadas como una "política inhumana de persecución racial".
  • Republicanos como Mike Johnson y Dan Newhouse las aplaudieron como una medida necesaria para fortalecer las fronteras y "restaurar la legalidad".

El tema migratorio, una vez más, sirve como arma arrojadiza en medio de una pre-campaña electoral que ya se vislumbra tóxica, divisiva y cargada de populismo.

La resistencia de los pueblos originarios y los ecologistas: otra arista olvidada

En paralelo, la administración Trump también dio por terminado el Acuerdo de la Cuenca Columbia, destinado a restaurar las poblaciones de salmón y ofrecer desarrollo energético sustentable a tribus indígenas del Noroeste.

"Esta decisión es un eco más del patrón de promesas rotas del gobierno federal con nuestras comunidades", declaró Gerald Lewis, presidente del Consejo Tribal Yakama. El acuerdo representaba más de $1,000 millones en inversión para respeto ambiental y justicia tribal. Ahora, con su revocación, se suma otro frente de resistencia civil y legal al gobierno federal.

¿Qué sigue?

Las protestas planeadas para coincidir con el desfile militar del 14 de junio en Washington sugieren que el movimiento en contra de las redadas no cederá fácilmente. Organizaciones como United We Dream, RAICES y The Black Alliance for Just Immigration han llamado a una jornada masiva de acciones descentralizadas bajo el lema "Ningún hogar sin defensa".

La presión comienza a sentirse. Legisladores moderados ya proponen audiencias para revisar los métodos del ICE, mientras gobiernos locales en estados como California, Nueva York y Massachusetts perfilan medidas para limitar la colaboración con las fuerzas federales migratorias.

Una cosa es segura: la calle se ha vuelto el termómetro del país. Y cada paso en falso del federalismo represivo es respondido con megáfono, arte, indignación... y resistencia.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press