El fútbol mexicano entre la espada y la pared: la lucha por el ascenso y una federación en entredicho

Clubes del Ascenso MX desafían a la FMF en busca de justicia deportiva y el regreso de la promoción

Un grito desesperado desde los clubes del Ascenso

El fútbol mexicano vive una crisis silenciosa pero profunda. Mientras las ligas europeas cierran fichajes multimillonarios y el fútbol femenino crece a pasos agigantados en Estados Unidos, en México, seis equipos de la segunda división pelean contra una estructura que consideran antidemocrática e injusta. Leones Negros, Venados FC, Atlético Morelia, Cancún FC, Club Atlético La Paz y Mineros han llevado su caso al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), exigiendo la restitución de los ascensos y descensos en el fútbol nacional.

Esta disputa no es nueva. En 2019, la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) suspendió el ascenso y descenso, argumentando una necesidad de consolidación económica y estructural en la segunda división. Aunque hubo un compromiso de reinstaurarlo para 2026, no ha habido avances sólidos en ese sentido. Ante el inmovilismo, los clubes decidieron dar un paso contundente: llevar la falta de ascensos al TAS.

¿Por qué se suspendieron los ascensos?

La decisión de frenar los ascensos surgió como parte de un supuesto esfuerzo por profesionalizar la Liga de Expansión MX (también conocida como Ascenso MX). En teoría, la intención era permitir que los clubes consolidaran sus estructuras internas, especialmente en términos financieros y administrativos.

Como compensación, la FMF estableció un fondo de 8 millones de dólares anuales para repartir entre los equipos de la división de plata. No obstante, los clubes han denunciado irregularidades en la distribución de ese fondo, y tras iniciar el proceso ante el TAS, aseguran que los pagos se han detenido de manera arbitraria.

Represalias bajo el aparente marco legal

Las tensiones aumentaron esta semana cuando la FMF notificó a los directivos de dos clubes participantes del recurso legal —Giovanni Solazzi, vicepresidente de Cancún FC, y Alberto Castellanos, presidente de Leones Negros— que están siendo investigados por declaraciones públicas consideradas una posible "violación del código de ética".

"No podemos ascender a la primera división porque la liga está secuestrada", declaró Solazzi recientemente. Castellanos fue igual de contundente al señalar prácticas monopólicas dentro de la estructura federativa. Las consecuencias para ambos podrían ser sanciones económicas que superarían los 450,000 pesos (aproximadamente 23,000 dólares).

¿Quién decide realmente?

Uno de los puntos más controversiales del asunto es que fueron los mismos clubes de primera división —los 18 propietarios— quienes votaron en 2019 para eliminar temporalmente la posibilidad de ascensos. Desde entonces, muchos de estos equipos se han beneficiado de un entorno sin el riesgo de descender, mientras que la segunda división ha quedado en un limbo competitivo.

El abogado Eduardo Carlezzo, defensor legal de los seis clubes, denunció que la FMF está iniciando una persecución para silenciar y castigar a quienes se han atrevido a cuestionar el sistema. "La suspensión de los pagos y las amenazas disciplinarias constituyen una violación grave y flagrante de la libertad de expresión y el acceso a la justicia, derechos garantizados por la Constitución Mexicana", declaró.

Un sistema deportivo sin justicia

México es uno de los pocos países en el mundo donde un deporte masivo como el fútbol ha sido desprovisto de la meritocracia. En países como España, Inglaterra, Brasil o Argentina, el sistema piramidal permite que cualquier equipo, por pequeño que sea, pueda llegar a la cima si obtiene resultados deportivos. En México, el camino está bloqueado.

Según datos de FIFA, más del 90% de las ligas profesionales en el mundo tienen un sistema de promoción y descenso. La decisión mexicana va a contracorriente de las recomendaciones internacionales. Incluso la propia FIFA ha promovido la participación libre y competitiva como un elemento básico del fútbol.

El impacto económico y estructural

Contrario a la narrativa de “consolidación”, la eliminación de los ascensos ha significado un descenso en audiencias, ingresos y competitividad en la Liga de Expansión MX. Equipos como Atlante, Morelia o Leones Negros cuentan con una rica historia en la primera división, fuerte base de aficionados y una infraestructura superior a varios equipos de la actual Liga MX.

Según estimaciones de Forbes México, los clubes de la segunda división han visto disminuir hasta en un 40% sus ingresos por taquilla y patrocinios desde que quedó eliminado el incentivo del ascenso.

Reacciones del público y de otros clubes

A lo largo del país, muchos aficionados han mostrado apoyo a los clubes que han decidido desafiar el status quo. Concuerdan en que el hecho de eliminar el descenso ha creado una liga de élite intocable y una división inferior abandonada a su suerte. En redes sociales, hashtags como #RegresoDelAscensoYa o #LigaSecuestrada han ganado tracción en los últimos meses.

Sin embargo, aún existe miedo dentro del pelotón de clubes de la segunda división. De los 15 que firmaron inicialmente la apelación ante el TAS, cuatro se retiraron posteriormente por presiones y amenazas económicas, según reportes de prensa mexicana.

El contexto global: ¿ejemplo o advertencia?

Lo que está ocurriendo en México podría servir de ejemplo negativo para otros países de la región. En Sudamérica, pese a los problemas económicos, las ligas aún brillan por su competitividad. River Plate y Boca Juniors, por ejemplo, siguen siendo íconos del fútbol mundial y moldean figuras como Franco Mastantuono, joven sensación argentina recién fichado por el Real Madrid por 63 millones de euros —recientemente la transferencia más cara en la historia del fútbol argentino.

En cambio, el fútbol mexicano, pese a contar con una de las mayores audiencias hispanas del mundo, ha elegido un camino más corporativo. ¿Está el espectáculo condenando al desarrollo deportivo?

¿Qué viene ahora?

La batalla está lejos de terminar. El fallo del TAS puede tardar meses. Mientras tanto, la FMF parece dispuesta a mantener su postura, incluso a costa de las represalias mediáticas y jurídicas.

Los clubes inconformes seguirán su lucha a contracorriente. Como dijo Giovanni Solazzi: "La batalla es por un fútbol justo. No es por dinero, es por dignidad y por el derecho a competir".

Queda por ver si este movimiento logra cambiar la narrativa del fútbol mexicano o si será recordado como otro intento fallido de romper con la lógica del monopolio futbolístico.

Pero una cosa es clara: el fútbol mexicano no podrá hablar de evolución mientras le niegue a sus clubes la posibilidad de soñar.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press