El miedo paraliza al campo: cómo las redadas migratorias están afectando a la agricultura en California
Las operaciones de inmigración del gobierno de Trump provocan pérdidas económicas y humanas en el corazón agrícola de EE. UU.
El nuevo rostro del miedo en el agro californiano
Las colinas verdes y fértiles de Ventura County, reconocidas por sus campos de fresas, limones y aguacates, atraviesan una de las crisis más duras de su historia reciente. Esta vez, no se trata de sequías, incendios ni plagas. El enemigo es invisible, pero omnipresente: el temor. Un miedo que paraliza manos trabajadoras, interrumpe cosechas y amenaza a todo el sistema alimentario de Estados Unidos.
Desde que la administración de Donald Trump intensificó sus operativos migratorios, los agricultores han sido testigos de algo inédito: un éxodo silencioso de trabajadores del campo. No por mejores oportunidades, ni por condiciones laborales, sino por el temor de ser detenidos, deportados o separados de sus familias.
Redadas y miedo en medio de los surcos
En solo una semana, al menos 43 personas fueron detenidas en campos agrícolas de los condados de Ventura y Santa Bárbara, según datos combinados del consulado mexicano y la organización 805 UndocuFund. Las detenciones se produjeron sin órdenes judiciales visibles en muchos casos, generando alarma entre comunidades que llevaban años trabajando sin problemas.
“Esto es un asalto masivo contra una comunidad inmigrante trabajadora”, afirmó Lucas Zucker, de la Central Coast Alliance United for a Sustainable Economy. “No están buscando a personas con antecedentes ni delitos, están pescando al azar”.
El impacto económico: cosechas que se pudren en el campo
Según Maureen McGuire, directora ejecutiva de la Ventura County Farm Bureau, entre el 25% y el 45% de los trabajadores agrícolas dejaron de acudir a sus labores tras el inicio de las redadas. “Este miedo visible en nuestros campos ha provocado que la fruta no se recoja, que los empaques se retrasen y que cadenas de suministro hasta supermercados nacionales se vean afectadas”, explicó McGuire. “Esto impacta a cada estadounidense que come”.
California produce más del 77% de las frutas y frutos secos consumidos en los EE. UU., así como el 30% de las hortalizas (Fuente: California Department of Food and Agriculture). Sin trabajadores disponibles, esta producción corre grave riesgo de colapsar en temporada alta.
Historias detrás del silencio
Un trabajador agrícola que pidió anonimato narró con angustia cómo mientras recolectaba fresas, vio cómo agentes federales llegaban en camionetas al campo vecino y detenían a tres compañeros, ante la desesperación de sus compañeras que rompieron en llanto. “Lo primero que pensé fue: ¿Quién se quedará con mis hijos si me detienen?”, dijo. Al día siguiente, no fue a trabajar. Tampoco lo hicieron muchos otros.
“Estos días se pierden, no se recoge fruta, no cobramos… pero ¿qué más podemos hacer?”, señaló. Ha vivido en EE.UU. por más de dos décadas. Su único delito: cultivar la alimentación del país.
Inseguridad jurídica: granjas en el limbo
Aunque el Departamento de Seguridad Nacional defendió las redadas asegurando que se enfocan en personas con historial delictivo, muchos casos, como los mencionados por el propio Lucas Zucker, muestran lo contrario. Supervisores de granjas han llegado incluso a impedir la entrada de agentes migratorios al no presentar órdenes legales válidas.
“Este clima de amenaza y temor no solo desestabiliza emocionalmente a las comunidades rurales, sino que compromete la economía entera del Estado Dorado”, advirtió Bryan Little, director de políticas públicas en la California Farm Bureau. La institución ha reiterado la necesidad urgente de una reforma migratoria realista que garantice estabilidad tanto a agricultores como empleadores.
La contradicción política: necesitamos trabajadores, pero los deportamos
Paradójicamente, mientras la administración Trump anunciaba medidas más duras contra la inmigración, el propio presidente reconocía que estas podrían dejar al sector agrícola sin la fuerza laboral que lo sostiene. En su red social escribió:
“Nuestros grandes agricultores y personas del sector hotelero han dicho que nuestra política migratoria agresiva se está llevando a trabajadores valiosos que no pueden ser reemplazados fácilmente. Debemos proteger a nuestros agricultores, pero sacar a los criminales de EE.UU. ¡Vienen cambios!”
Lo cierto es que la gran mayoría de estos trabajadores no tienen antecedentes, y sus únicos “delitos” han sido contribuir durante décadas con el desarrollo del país en empleos invisibilizados y mal remunerados.
¿Quién alimentará a América?
Los campos vacíos en California son solo la punta del iceberg de un problema más profundo: el desmantelamiento de una estructura laboral que hace posible que millones puedan comer cada día. El modelo agrícola del país depende, en gran medida, del trabajo inmigrante.
Un informe de Pew Research Center estima que cerca del 50% de los trabajadores agrícolas en EE. UU. son indocumentados. En California, esta cifra es aún mayor. Ante las redadas, el sistema entero se tambalea.
Desde empaques hasta supermercados, la cadena de suministro alimentaria empieza a sufrir retrasos, incrementos de precios y potencial escasez. Comprometiendo no solo la economía local, sino el acceso básico de alimentos al consumidor promedio.
¿Y ahora qué? El futuro según los líderes agrícolas
La presión recae ahora en encontrar soluciones estructurales. Bryan Little enfatiza que “California depende de su fuerza laboral inmigrante”. Y exige políticas que permitan a los trabajadores continuar su labor sin miedo constante a ser detenidos en medio de una jornada escolar de sus hijos o en plena cosecha.
Mientras tanto, organizaciones como 805 UndocuFund trabajan para apoyar a las familias afectadas, ofreciendo ayuda legal, asistencia económica y orientación humanitaria. Pero esto apenas alivia una herida que sigue abierta.
El dilema moral: entre la ley, la economía y la humanidad
¿Es justo aplicar una política migratoria inflexible en sectores que históricamente han dependido del trabajo indocumentado? ¿Es moralmente válido castigar a quienes dedican su vida a alimentar a millones solo por no tener papeles? La respuesta, probablemente, no depende solo de la ley, sino también de la ética.
La historia estadounidense ha estado siempre marcada por movimientos migratorios que han construido cada ladrillo del país. Desde los irlandeses del siglo XIX a los mexicanos del XXI. En algún punto, esta nación deberá enfrentarse a su propio reflejo y preguntarse: ¿Qué tipo de sociedad queremos ser?
Por ahora, los campos de California siguen en pausa, no por tiempo, ni clima, ni estaciones… sino por miedo.