Sam Burns domina Oakmont: ¿Renace una estrella en el US Open?

Con una ronda magistral de 65 golpes, Burns lidera un campo desafiante mientras las figuras luchan por mantenerse con vida en otro U.S. Open impredecible

El Renacimiento de Sam Burns en Oakmont

El U.S. Open es sinónimo de sufrimiento en arco verde, y este año no ha sido la excepción. El clásico Oakmont Country Club, sede legendaria de este major, ha demostrado nuevamente por qué es considerado uno de los campos más difíciles del planeta. Pero entre tanto caos técnico y emocional, un nombre ha brillado de forma inesperada: Sam Burns.

Con una ronda de 5 bajo par (65) este viernes, Burns tomó la delantera del torneo después de 36 hoyos y elevó su total a -3. Aprovechando al máximo las grietas que le permitió un campo implacable, sumó 11 birdies en dos rondas para escribir su nombre entre los contendientes con más hoyos bajo par en Oakmont desde que el campo se juega como par 70, allá por 2007.

En un torneo donde mantener el par es una victoria moral, Burns no solo sobrevive, sino que sobresale.

El peso histórico de Oakmont

Fundado en 1903, el Oakmont Country Club ha sido escenario de más ediciones del U.S. Open (10) que cualquier otro campo en la historia del torneo. Arropado por la tradición, y también por el miedo de los golfistas, esta joya ubicada en Pennsylvania castiga cualquier error sin piedad.

Oakmont no se merece tu respeto, te lo exige”, dijo una vez Johnny Miller, campeón de la edición de 1973 con una legendaria ronda final de 63. Esa afirmación cobra vida este fin de semana. Jugadores como Scottie Scheffler, Jon Rahm y Brooks Koepka se han visto atrapados por la combinación letal de roughs impenetrables, fairways estrechos y greens endiablados.

Sam Burns: entre errores pasados y resiliencia en presente

El jueves, Burns terminó su primera ronda de forma desastrosa, encadenando cinco golpes sobre par en los últimos cuatro hoyos. Pero lejos de dejarse arrastrar por ese final, su actuación del viernes fue un ejemplo de resiliencia mental. “Había demasiadas cosas buenas como para enfocarme en lo negativo”, comentó al finalizar.

Su plan fue claro: evitar el caos. Seis birdies buenos, todos dentro de los 3 metros, y un cierre poderoso: tras mandar su drive al rough en el hoyo 9 y recibir una penalidad, logró salvar el par con un putt de 6 metros. “Fue una victoria mental tan grande como técnica”, dijo Burns.

Birdiemanía con cautela: ¿puede mantener el ritmo?

Burns comparte la cima de birdies con Viktor Hovland, ambos con 11 en total. Sin embargo, mientras Burns ha mantenido el desorden bajo control, Hovland ha sido un torbellino de emociones: 10 birdies, un eagle, pero también 9 bogeys y un doble bogey.

Por alguna razón, esta semana estoy en un estado mental muy sereno”, confesó el noruego. “A pesar de errores grandes, me centro en lo siguiente”.

Lo cierto es que Oakmont no tolerará repeticiones constantes de deslices. Las estadísticas lo demuestran: solamente 11 jugadores lograron estar bajo par después de la primera ronda, una cifra que se redujo incluso más conforme la humedad y los vientos de la tarde mostraron su verdadera fuerza.

Scottie Scheffler y Jon Rahm: el poder de sobrevivir

Scottie Scheffler, actual número 1 del mundo, vivió una jornada tortuosa. Su tarjeta final fue una 71 (+1), pero por momentos parecía que todo se le escapaba. Tras fallar siete fairways seguidos, llegó a tener un cuádruple putt en el par-5 del hoyo 17. No obstante, su capacidad de lucha lo mantuvo por debajo de la línea de corte.

Hoy, mentalmente, fue el día más difícil de toda mi carrera”, confesó. “Todo estaba saliendo mal, pero sigo en el torneo, que eso ya es mucho decir”.

Jon Rahm, por su parte, cerró con 75 golpes (+5) y se mostró visiblemente molesto. “Es uno de los días más frustrantes que recuerdo. Pegué buenos putts, y ninguno entraba siquiera cerca”. Aunque todavía no está eliminado, su paso hacia la cima parece más cuesta arriba que nunca.

Momentos brillantes en el caos

No todo ha sido sufrimiento. El francés Victor Perez entregó uno de los momentos más emocionantes del día con un hoyo en uno en el hoyo 6, demostrando que incluso en Oakmont hay espacio para la magia.

Y Jordan Spieth, quien salió cifrando esperanzas, sufrió un parcial de 40 golpes en los primeros 9 hoyos que comprometieron su continuidad. Finalmente, con uñas y dientes, se mantuvo dentro del corte.

Brooks Koepka, por su parte, pasó de un sólido -2 el jueves a firmar +4 (74) el viernes, con solo seis pares en toda su vuelta. Su lucha sigue siendo contra sí mismo.

Un US Open a la altura de su mito

Concluidas las primeras 36 banderas, se puede decir con certeza que este US Open cumple con su legado: ser el torneo más difícil del calendario. Como dijo una vez Jack Nicklaus: “Si juegas bien en un U.S. Open, puedes jugar bien en cualquier lugar”. Por ahora, Sam Burns está demostrando que su nombre debe empezar a hablarse entre los grandes.

Faltan aún dos rondas, y si algo caracteriza a Oakmont es que nunca permite relajarse. Las historias de redención son posibles, y las debacles, también.

¿Será Burns el próximo gran campeón del golf estadounidense? La respuesta llegará cuando expire el último putt el domingo, pero mientras tanto, este viernes él nos recordó por qué amamos el golf de alto nivel: por su crudeza, su brillantez ocasional y su absoluta imprevisibilidad.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press