El terremoto en Boston: Devers fuera, los Red Sox dan un giro inesperado
La salida del ídolo Rafael Devers simboliza un punto de inflexión para los Medias Rojas, abriendo heridas del pasado y sembrando dudas sobre el futuro
Un jugador franquicia que se convierte en recuerdo
En un giro sorpresivo que ha sacudido a los aficionados del béisbol, los Boston Red Sox han decidido traspasar a su estrella Rafael Devers a los San Francisco Giants. El movimiento, ejecutado apenas año y medio después de firmarle un mega contrato por 10 años y 313.5 millones de dólares, vuelve a colocar a la franquicia en el ojo del huracán. ¿Qué rumbo está tomando el equipo? ¿Aprendieron algo del caso Mookie Betts o se repite la historia?
Devers: Estrella en declive dentro del club, no en el campo
Rafael Devers no era cualquier jugador. Tres veces All-Star, el dominicano fue parte integral del equipo que ganó la Serie Mundial en 2018. Había ingresado a un club selecto al unirse a Ted Williams como los únicos en la historia de los Red Sox con múltiples temporadas de 30 jonrones antes de cumplir 25 años.
¿Qué salió mal entonces? Según el presidente del equipo, Sam Kennedy, la tensión comenzó cuando el club fichó este invierno al tercera base Alex Bregman, ganador del Guante de Oro. Al pedírsele a Devers que cambiara de posición, se negó rotundamente. Ni primera base ni bateador designado. Su respuesta fue un "no" que convirtió su presencia en el vestuario en un problema. En palabras de Kennedy:
“En términos de lo que faltaba, era simplemente esa alineación entre lo que sentíamos que necesitábamos de él y lo que estaba dispuesto a ofrecer. Eso era innegociable para nosotros.”
El trade: ¿traición o transición?
El traspaso de Devers a los Giants incluyó a los lanzadores Jordan Hicks, Kyle Harrison y dos prospectos aún por nombrar. El domingo por la noche, en medio de una inesperada racha de cinco victorias consecutivas de los Red Sox —incluyendo una barrida a los Yankees— se concretó el golpe.
La afición, aún resentida por el traspaso de Mookie Betts en 2020, reaccionó con incredulidad. En aquella ocasión, Boston abandonó a su MVP por piezas que nunca rindieron al nivel esperado. Ahora, una jugada similar se repite. Devers, el jugador al que sí apostaron tras dejar ir a Xander Bogaerts, también se marcha.
¿Qué diferencia tuvo esta vez? Craig Breslow, director de operaciones deportivas, insiste que no es una decisión para reducir sueldos:
“Esta no es una señal de que estamos renunciando a 2025. Estamos tan comprometidos como hace seis meses a armar un equipo ganador.”
La tensión interna era insostenible
Breslow, autocrítico, reconoció errores en la comunicación con Devers, especialmente tras la llegada de Bregman. Eso desató el conflicto. Devers no solo no cedió en su postura, también se negó a cubrir posiciones necesarias cuando Bregman y Triston Casas se lesionaron.
Aquí fue donde la directiva vio el punto de quiebre. "Hay una visión compartida, un sacrificio necesario, y no podíamos darnos el lujo de tener una figura que no estuviera alineada con eso," dijo Breslow. Para un equipo que apuesta por reconstrucción mental y colectiva antes que individualismo, este tipo de fricción podía costar más que los números en el campo.
Los números no mienten, pero tampoco ganan solos
En defensa de Devers, cabe resaltar que sus estadísticas seguían siendo impresionantes: OPS por encima de .850, poder constante y liderazgo ofensivo. Sin embargo, también lideraba la liga por séptimo año consecutivo en errores como antesalista, un tema sensible tras la firma de Bregman.
La desconexión no fue táctica únicamente. Fue emocional. Devers se sintió traicionado, y en un equipo donde la atmósfera del vestuario se había convertido en prioridad, eso selló su destino.
Comparaciones odiosas: Betts, Bogaerts y ahora Devers
Este movimiento evoca el dolor de decisiones pasadas. Desde la salida de Mookie Betts en 2020, titular de dos Series Mundiales con los Dodgers, hasta la pérdida de Xander Bogaerts como agente libre, Boston ha visto irse a los rostros de su franquicia. En contraste, los nombres que han llegado o se han quedado no terminan de consolidarse al mismo nivel.
La única constante parece ser la incapacidad para generar confianza y fidelidad dentro del club. "Lo que más creo que debí hacer diferente fue comunicarme mejor. El resultado no era el que esperábamos," dijo Breslow con cierto pesar.
¿Rebeldía generacional o errores de gestión?
El insistente rechazo de Devers a brindar flexibilidad posicional puede verse también como parte de una tendencia en algunos jugadores estrella modernos: saben su valor y lo hacen valer. Pero también puede interpretarse como falta de compromiso con el colectivo.
Desde la mirada de la gestión, sin embargo, queda claro que hubo fallas estructurales. El equipo hizo una gran apuesta en Bregman sin preparar el terreno emocional dentro del club. Para alguien que había sido el rostro de la reconstrucción, como Devers, esa falta de diálogo rompió la armonía. El resultado fue drástico.
Brotan los nuevos nombres en Boston
Pese al drama, el equipo ha mantenido una racha positiva. Entre las lesiones de Bregman, Masataka Yoshida, Triston Casas y otros titulares, los Red Sox están confiando en jóvenes como Kristian Campbell, Marcelo Mayer y el top prospect Roman Anthony.
Este rejuvenecimiento espontáneo ha traído energía fresca al terreno y quizás, en una jugada contracultural, podría consolidar la química deseada. "A veces el conjunto rinde más que sus partes," señaló Breslow con esperanza.
¿Qué sigue para los Red Sox?
El reto inmediato será ocupar el vacío ofensivo de Devers. El club tiene capital económico y dejó claro que usará ese margen en la fecha límite de traspasos. Buscarán un bate de poder que encaje en la renovada filosofía del equipo.
La buena noticia para Boston es que hay margen para maniobrar. La mala, es que la paciencia de la afición —una de las más apasionadas del béisbol— está al límite.
"No hay arrepentimiento por fichar a Bregman," enfatizó Sam Kennedy. Eso deja claro que la directiva juega el juego largo, aunque lo haga con apuestas muy arriesgadas.
Gigantes con Devers: ¿ganador del intercambio?
Por su parte, los Giants ganan una pieza crucial. Devers llega a una ciudad que ha buscado constantemente una figura ofensiva principal tras la salida de Buster Posey. Si logra centrarse en su rol y brillar en el plato como lo ha hecho durante gran parte de su carrera, puede devolverle peso mediático a San Francisco.
Eso sí, su desafío defensivo no desaparece, y queda por verse qué rol le otorgan. San Francisco apostó a su bate, pero el conflicto interno también podría seguirle si no se gestiona correctamente.
¿Reinicio o recaída?
Los próximos meses dirán si esta arriesgada decisión de los Red Sox abre una nueva era ganadora anclada en la química y el sacrificio, o marca otro capítulo en una serie de errores de gestión de figuras clave. La única certeza es que el béisbol en Boston ya no será el mismo sin Devers.