Proba-3: La coreografía espacial que revolucionará nuestra visión del Sol

Dos satélites europeos logran eclipses solares artificiales con precisión milimétrica, abriendo una nueva era para la observación de la corona solar

Una danza cósmica sin precedentes. Así es como los científicos están describiendo la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA), la cual ha logrado lo que hace apenas una década parecería ciencia ficción: provocar eclipses solares artificiales en el espacio mediante el vuelo en formación de dos satélites. Esta hazaña no solo representa un logro técnico monumental, sino que también abre una ventana sin igual para el estudio de uno de los mayores misterios del Sol: su corona.

¿Por qué la corona solar importa tanto?

La corona solar es la tenue, aunque inmensamente caliente, atmósfera exterior del Sol. Uno de los secretos más enigmáticos de la física solar es comprender por qué la corona alcanza temperaturas de un millón de grados Celsius, mientras que la superficie solar apenas llega a los 5,500 grados. Este aparente "paradigma inverso" ha desconcertado a los astrofísicos durante décadas.

Observar la corona normalmente requiere un eclipse solar total natural, un fenómeno increíble pero breve que sólo puede observarse una vez cada 18 meses en promedio desde un punto dado en la Tierra. Es aquí donde entra en juego la misión Proba-3.

¿Qué es Proba-3?

Proba-3 es una misión de $210 millones de dólares de la ESA que consiste en dos satélites pequeños, tipo cube-sat, de menos de 1.5 metros. Fueron lanzados a finales de 2023 y han estado realizando pruebas desde marzo de 2024. Su objetivo: alinearse con precisión milimétrica en órbita a 150 metros de distancia uno del otro para recrear un eclipse solar total.

Uno de los satélites actúa como un disco ocultador (tal como lo haría la Luna durante un eclipse), mientras que el otro aloja un telescopio coronógrafo, que tiene como misión capturar imágenes precisas de la corona solar sin la interferencia del intenso brillo del Sol.

Un ballet orbital de perfección milimétrica

El éxito de esta misión está sustentado en una asombrosa precisión en navegación y posicionamiento. Gracias a un conjunto de tecnologías punteras —incluyendo navegación por GPS, rastreadores estelares, enlaces láser y radioenlaces— los satélites pueden mantener una alineación perfecta dentro de un margen de error menor a 1 milímetro. Esto es comparable con alinear dos granos de arroz a 100 metros de distancia en pleno vuelo.

Como destacó Damien Galano, gerente de misión de la ESA, “Estamos extremadamente satisfechos con la calidad de estas imágenes, y todo esto se logra gracias al vuelo en formación con una precisión sin precedentes”.

Diez eclipses en fase de prueba… y contando

Hasta ahora, durante la fase de evaluación de la misión, Proba-3 ha generado diez eclipses completos. El más largo duró cinco horas, una duración impensable desde la Tierra. De hecho, cuando empiecen las observaciones científicas de pleno derecho se espera que cada eclipse dure hasta seis horas.

Estas simulaciones programadas permitirán un promedio de dos eclipses solares por semana y podrían llegar a generar casi 200 eventos eclipsantes durante los aproximadamente dos años de vida útil de la misión. Esto equivale a más de 1,000 horas de eclipse total, algo equivalente a varios siglos de eclipses naturales.

Un vistazo sin precedentes a la frontera solar

Lo que hace a Proba-3 tan especial en comparación con otras misiones previas como el Solar Orbiter o el observatorio SOHO (ambos de ESA y NASA) es que, en estos casos anteriores, el disco que bloqueaba el Sol y el coronógrafo estaban en el mismo satélite. Esto imponía severas limitaciones al campo de visión, en particular para observar las zonas más cercanas al borde solar.

Con Proba-3, al tener los satélites separados por una vasta distancia, los científicos pueden observar las capas más internas de la corona con una calidad sin precedentes. Así lo expresó Andrei Zhukov, astrofísico del Real Observatorio de Bélgica y líder científico de la misión: “No podíamos creer lo que veíamos. Funcionó a la primera, y fue increíble”.

¿Cuáles son los beneficios científicos?

Un conocimiento más profundo de la corona tiene implicaciones directas tanto para la ciencia pura como para la vida cotidiana. Uno de los fenómenos más preocupantes asociados con ella son las eyecciones de masa coronal (CMEs, por sus siglas en inglés), que pueden lanzar miles de millones de toneladas de plasma y campos magnéticos al espacio. Estas eyecciones pueden desencadenar tormentas geomagnéticas que afectan a los satélites, redes eléctricas y sistemas de comunicación en la Tierra.

Además, estos eventos extremos también están relacionados con la aparición de las majestuosas auroras, que aunque bellas, a veces aparecen en lugares inesperados debido a alteraciones electromagnéticas globales.

Un legado solar para el futuro

Aunque todavía nos encontramos en las etapas iniciales de la misión, los resultados ya están superando las expectativas. Las imágenes adquiridas muestran la corona solar sin necesidad de procesamiento adicional, lo cual elimina interferencias y permite análisis casi inmediatos.

Según Zhukov, la misión podría democratizar datos esenciales de observación solar de alta precisión que ayudarán no solo a reforzar modelos físicos actuales, sino también a anticipar los efectos del clima espacial —un área de la ciencia cada vez más crítica en una sociedad tan tecnológicamente dependiente.

Proba-3 y el auge de las misiones modulares

Proba-3 también simboliza una tendencia más amplia en exploración espacial: el uso de satélites pequeños y especializados, capaces de colaborar entre sí para lograr objetivos complejos que antes requerían grandes y costosas plataformas monolíticas. Es, por decirlo así, una prueba de concepto de lo que el futuro de las misiones espaciales cooperativas puede ofrecer.

Gracias al vuelo en formación y la robótica autónoma, se abren nuevas puertas para misiones astronómicas ambiciosas, como telescopios espaciales modulares, sistemas de vigilancia planetaria conjunta o incluso redes satelitales de vigilancia climática en la Tierra.

Misión científica… y también política

El éxito de Proba-3 también tiene implicaciones políticas. La ESA ha enfrentado crecientes presiones para justificar su presupuesto en un contexto de competencia tecnológica con potencias como Estados Unidos, China e India. Esta misión demuestra que Europa está a la vanguardia en ciertas áreas de investigación espacial, y sin dudas refuerza la narrativa de la ESA como jugador clave en la exploración científica del universo.

El futuro se ve brillante (literalmente)

Con el Sol entrando en una fase activa de su ciclo habitual de 11 años de actividad, las observaciones que realizará Proba-3 llegan en el momento más oportuno. Los científicos esperan que estos datos ayuden a modelar mejor la dinámica interna del Sol, prever tormentas solares con días de antelación y entender el complejo balance de fuerzas que hace que nuestra estrella madre se comporte como lo hace.

Estamos presenciando una nueva era en la observación solar, una donde ya no dependemos del cielo despejado ni del capricho de la Luna para estudiar sus secretos más profundamente guardados. Gracias a misiones como Proba-3, el Sol comienza a revelarnos, sin filtros ni eclipses fortuitos, el verdadero brillo de su enigmática naturaleza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press