El círculo de fuego se agita: la erupción del Monte Lewotobi y el costo de vivir rodeado de volcanes

Indonesia eleva la alerta al máximo mientras el Monte Lewotobi Laki Laki lanza una columna de cenizas de 10 km: ¿cómo convive una nación con 120 volcanes activos con semejante amenaza constante?

Indonesia: entre cielos de lava y tierra de ceniza

En un escenario que parece sacado de una novela posapocalíptica, el Monte Lewotobi Laki Laki en Indonesia entró en erupción el martes, arrojando nubes monumentales de ceniza que alcanzaron hasta 10.000 metros —equivalente a más de 32.800 pies de altura— cubriendo el horizonte con un inmenso hongo gris visible a más de 150 kilómetros de distancia.

Las autoridades indonesias respondieron elevando la alerta volcánica al nivel más alto, y establecieron una zona de peligro de 8 kilómetros alrededor del cráter. Aunque no se han reportado víctimas en esta ocasión, la historia reciente del volcán impide cualquier tipo de relajación: una erupción anterior en noviembre de 2023 dejó nueve muertos y decenas de heridos.

Una pareja volcánica: Lewotobi Laki Laki y Lewotobi Perempuan

El Monte Lewotobi Laki Laki no es un solitario. Es un volcán "gemelo", acompañado por el Monte Lewotobi Perempuan, y juntos dominan el paisaje montañoso del distrito Flores Timur, al este del archipiélago. Con una altura de 1.584 metros (aproximadamente 5.197 pies), su silueta no solo marca el terreno, sino también el destino de las comunidades que habitan sus faldas.

En tan solo dos horas se registraron 50 actividades volcánicas, muy por encima del promedio habitual de 8 a 10. El resultado: ceniza cubriendo campos agrícolas, amenazas de lahares (flujos de lodo volcánico) durante la temporada de lluvias e interrupciones en el tráfico aéreo de la región.

El costo geológico de vivir en el "Anillo de Fuego del Pacífico"

Indonesia se sienta encima de un hervidero tectónico conocido como el Anillo de Fuego del Pacífico: una zona geológicamente activa que se extiende por más de 40.000 kilómetros y alberga alrededor del 75% de todos los volcanes activos del mundo. Esta región es famosa por sus intensos terremotos y erupciones volcánicas, debido al constante movimiento de las placas tectónicas del Pacífico.

Con 270 millones de habitantes, Indonesia cuenta con más de 120 volcanes activos, el mayor número en el mundo. Las autoridades se enfrentan así a un equilibrio peligroso entre aprovechar las tierras fértiles que los volcanes proporcionan y minimizar el riesgo para millones de personas de desastres inminentes.

¿Cómo conviven con tanta amenaza?

La pregunta parece retórica, pero la respuesta es profundamente compleja. Para muchos indonesios, los volcanes son a la vez una amenaza y una bendición. Sus tierras ofrecen suelos ricos en minerales, idóneos para cultivos como el arroz o el maíz. Pero también representan un enemigo que puede despertar en cualquier momento sin previo aviso.

En zonas como Lembata, donde se encuentra el Lewotobi, las erupciones no solo suponen peligros físicos, sino también psicológicos. Familias forzadas a evacuaciones constantes, pérdida de ganado, destrucción de cultivos y amenaza a las infraestructuras básicas como carreteras y hospitales. Todo ello repercute en la ya frágil economía rural del país.

Una historia de fuego: erupciones icónicas de Indonesia

Indonesia ha tenido en su pasado erupciones volcánicas que cambiaron la historia del planeta. El Krakatoa (1883), por ejemplo, destruyó dos tercios de su isla y provocó un tsunami que mató a más de 36.000 personas. La erupción fue tan poderosa que sus ondas acústicas se escucharon hasta en Australia y la India.

Más recientemente, el Monte Merapi, otro de los volcanes más activos del país, entró en erupción en 2010 dejando más de 350 muertos. Cada nueva erupción reactiva traumas pasados, pero también la disciplina y resistencia del pueblo indonesio en su lucha diaria contra la naturaleza.

Sistemas de monitoreo: ciencia contra naturaleza

El Centro de Vulcanología y Gestión de Riesgos Geológicos de Indonesia tiene una de las redes de monitoreo más extensas del mundo, compuesta por estaciones sísmicas, drones, satélites y sistemas de alerta temprana enviados por mensaje de texto a miles de teléfonos móviles en la zona.

Sin embargo, algunos expertos destacan que a pesar del equipamiento técnico, el país carece de una red suficiente de albergues temporales y de infraestructura de evacuación adecuada. La rápida urbanización en los márgenes de los volcanes ha contribuido a que millones de indonesios vivan en áreas de alto riesgo sin rutas de escape claras en caso de desastre.

El papel de la cultura y la espiritualidad

En muchas comunidades, los volcanes son vistos como seres sagrados que forman parte integral de la cosmovisión local. Algunas tribus realizan rituales y ofrendas a los volcanes cuando estos muestran señales de actividad, en señal de respeto y pacificación. Esta visión puede parecer ajena al pensamiento científico-occidental, pero es un pilar cultural que influye en cómo se toman decisiones comunitarias frente a posibles evacuaciones.

¿Y si esta erupción es solo el preludio?

Durante las últimas décadas, ha habido un patrón creciente de actividad volcánica no solo en Indonesia, sino a través del Cinturón de Fuego. El fenómeno está siendo observado de cerca por científicos que intentan determinar si el calentamiento global está afectando la presión interna de las masas continentales o modificando los patrones tectónicos de forma indirecta.

Una investigación publicada por la Geological Society of London sugiere que la pérdida acelerada de hielo glaciar en Groenlandia y la Antártida podría redistribuir masivamente la presión sobre las placas tectónicas, acelerando ocasionalmente procesos como la subsidencia terrestre, los terremotos… y sí, también las erupciones volcánicas.

Resiliencia volcánica: el caso de Japón y Chile

Otros países con actividad sísmica notable como Japón o Chile han desarrollado modelos ejemplares de prevención y respuesta frente a este tipo de amenazas. Japón, por ejemplo, tiene un protocolo obligatorio de evacuación cuando cualquier volcán entra en "etapa de agitación". Además, realizan simulacros comunitarios dos veces al año y la población escolar recibe formación desde la infancia.

¿Podría Indonesia implementar un sistema similar? ¿Se podría combinar la tecnología de detección más avanzada con una red fuerte de respuesta ciudadana organizada que permita actuar de forma más eficiente ante futuros desastres?

Un país que vive entre la belleza y la tragedia

Indonesia no es solo centro de catástrofes. Es también un epicentro de belleza natural, diversidad cultural y maravillas geológicas. Sus volcanes no solo destruyen. También crean: islas, selvas, ecosistemas únicos, y una fértil tierra que ha sostenido civilizaciones desde siglos atrás.

La erupción del Monte Lewotobi Laki Laki debe verse como una advertencia, sí, pero también como un recordatorio: la naturaleza siempre va un paso adelante. Vivir con volcanes no es una elección en Indonesia; es una condición de existencia que exige respeto, tecnología adecuada, preparación, y sobre todo, una voluntad colectiva para sobrevivir.

Fuente: Agencia de Vulcanología y Geología de Indonesia, Geological Society of London

Este artículo fue redactado con información de Associated Press