Entre la guerra y el petróleo: Los peligros globales si Irán cierra el estrecho de Ormuz
Mientras Israel intensifica sus ataques a Irán, nuevas amenazas se ciernen sobre la economía energética mundial y la estabilidad geopolítica de Medio Oriente
Una garganta geopolítica
El estrecho de Ormuz, un pasaje marítimo de apenas 33 kilómetros de ancho en su punto más angosto, tiene una importancia desproporcionada en el escenario geopolítico mundial. Situado entre Irán y Omán, actúa como la puerta de entrada y salida del Golfo Pérsico. Aproximadamente el 20% del petróleo global pasa por allí, lo que lo convierte en un punto neurálgico no solo para Medio Oriente, sino para la economía mundial.
Con la intensificación de los ataques aéreos israelíes en territorio iraní, Teherán ha reaccionado con una batería de opciones sin llegar aún a una respuesta directa. Entre las amenazas más destacadas está la posibilidad de bloquear el estrecho, lo cual desataría no solo una crisis regional, sino un efecto dominó en los mercados internacionales de energía, transporte y seguridad.
El precedente: tácticas pasadas de Irán
El uso de tácticas no convencionales es una constante en la estrategia militar de Irán, y el bloqueo del estrecho ha sido una amenaza recurrente cada vez que se ha visto cercado por sanciones internacionales o intervenciones militares. Desde 2019, tras la retirada unilateral de EE.UU. del acuerdo nuclear por decisión del presidente Donald Trump, Irán ha estado detrás de una serie de ataques navales sospechosos contra buques en la región.
Estos ataques, atribuidos al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), un cuerpo de élite leal al líder supremo Alí Jamenei, buscan probar la resistencia de la comunidad internacional y reforzar su poder disuasorio. La presencia militar de EE.UU. a través de su 5.a Flota con base en Baréin mantiene tensiones constantes en las aguas del Golfo bajo la bandera de misiones de “libertad de navegación”.
Implicaciones energéticas globales
Un cierre del estrecho de Ormuz tiene consecuencias prácticamente inmediatas en el mercado energético global. Según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA), a diario transitan por el estrecho alrededor de 17 millones de barriles de crudo, provenientes sobre todo de Arabia Saudita, Irak, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar.
Si Irán interrumpiera esa cadena logística, el precio del petróleo podría dispararse a niveles jamás vistos desde la crisis financiera de 2008. En 2012, solo el temor a un cierre del estrecho elevó el barril Brent en un 25% en tres meses.
Incluso una interrupción temporal podría provocar un aumento sostenido del precio de la gasolina, el queroseno, el gas natural y una ola inflacionaria alimentada por el aumento en los costos de transporte y manufactura.
¿Está Irán dispuesto al todo o nada?
En medio de las hostilidades con Israel, Irán sopesaría con cautela el bloqueo, sabiendo que se trata de una línea roja para muchas potencias, especialmente EE.UU. En 1988, durante la llamada Operación Mantener la Paz, EE.UU. destruyó parte importante de la flota iraní tras una serie de incidentes navales provocados por la colocación de minas y ataques desde Irán.
Hoy, una acción similar podría justificar una intervención militar multinacional liderada por Washington. Teherán se enfrenta al dilema de responder sin arrastrar al mundo a una guerra total, mientras Israel mantiene su campaña de ataques quirúrgicos contra instalaciones militares y nucleares iraníes.
Alternativas al enfrentamiento directo
El régimen de los ayatolás no necesita, necesariamente, disparar misiles. Existen otras tácticas dentro de su arsenal estratégico:
- Desestabilización regional: Avivar conflictos mediante sus aliados no estatales como Hezbolá en Líbano, los hutíes en Yemen o milicias chiitas en Irak.
- Terrorismo de baja intensidad: Ataques contra intereses judíos o israelíes en el extranjero, sin dejar huellas directas.
- Manipulación económica: Ataques cibernéticos, sabotajes a infraestructura energética o drones.
Estas acciones tienen menor riesgo de escalada directa pero causan altos niveles de incertidumbre y presión sobre sus adversarios.
Salida del Tratado de No Proliferación Nuclear: ¿el próximo paso?
Otra amenaza estratégica es la retirada del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Al abandonarlo, Irán podría dejar de cooperar con la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) y avanzar en el enriquecimiento de uranio más allá del 60% actual.
Según la OIEA, Irán no mantiene un programa militar nuclear activo desde 2003. Aun así, es el único país sin armamento nuclear reconocido que produce uranio en niveles tan cercanos al 90% necesario para un arma atómica.
Citamos a Rafael Grossi, director de la OIEA: “Una retirada del TNP sería un punto de no retorno. Entonces sí podríamos empezar a hablar de que Irán se dirige directamente hacia una bomba nuclear”.
El caso de Corea del Norte, que probó su primer dispositivo nuclear en 2006 tras su retiro del tratado, es un recordatorio de este posible desenlace.
¿Cómo reacciona el mundo?
La comunidad internacional observa con creciente alarma. Tanto Arabia Saudita como Emiratos Árabes Unidos dependen del estrecho para exportar su petróleo. China y India, principales importadores, ya están tomando medidas para asegurar alternativas, aumentando sus reservas estratégicas y buscando acuerdos con Rusia, África o Latinoamérica.
En las últimas semanas, la OTAN y la Unión Europea han mantenido reuniones extraordinarias sobre la situación. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha instado al “máximo nivel de contención” en la región.
Mientras tanto, los traders de petróleo han respondido con nerviosismo. El precio del Brent superó los 98 dólares por barril tras la última ronda de bombardeos israelíes en Teherán.
Un polvorín con mecha corta
Estamos ante una situación volátil donde un solo error de cálculo podría llevar a una guerra regional con dimensiones globales. La posibilidad de que Irán bloquee el estrecho, abandone el TNP o escale el conflicto a través de sus aliados, representa más que un desafío militar: es una amenaza directa para la economía global, la seguridad energética y la paz.
“La estabilidad del estrecho de Ormuz no es solo un asunto de Medio Oriente; es un problema que puede vaciar tu billetera en cualquier parte del mundo”, señaló Jordan Lee, experto geopolítico del Tony Blair Institute.
Las próximas semanas serán decisivas para saber si el ajedrez geopolítico encuentra una ruta diplomática o si, por el contrario, avanza inexorable hacia una confrontación creciente. ¿Habrá negociaciones a puerta cerrada? ¿Responderán los aliados de Irán? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Estados Unidos? En el estrecho de Ormuz no solo transita petróleo: transita la paz mundial.