Corrupción, negligencia y conflictos diplomáticos: los tres rostros de la tragedia de Harry Dunn
Análisis de cómo un accidente fatal evidenció las fallas policiales británicas, las tensiones diplomáticas entre Reino Unido y EE.UU., y el desequilibrio de poder con implicaciones globales
Una disculpa que llega tarde, pero es reveladora
Northamptonshire Police, la fuerza policial que debió proteger los derechos de Harry Dunn y actuar con diligencia sobre la responsabilidad penal de quien lo atropelló y mató, ha hecho este miércoles algo inusual: ofrecer una disculpa pública por su actuación deficiente. Harry, un joven de solo 19 años, murió cuando su motocicleta fue impactada por el vehículo de Anne Sacoolas, una empleada del gobierno estadounidense, que conducía por el lado incorrecto de la carretera cerca de la base militar estadounidense RAF Croughton en Inglaterra.
La disculpa se produce tras una revisión independiente devastadora que no solo reconoce errores puntuales, sino que describe una cultura institucional de negligencia en el manejo de casos con implicaciones diplomáticas y políticas. La familia Dunn ha tenido que sufrir no solo la pérdida irreparable de su hijo, sino también una cadena de omisiones, indiferencias y decisiones políticas que priorizaron la inmunidad de una acusada por encima de una investigación efectiva.
El accidente: un momento trágico con implicaciones geopolíticas
El 27 de agosto de 2019, Sacoolas, esposa de un oficial de inteligencia estadounidense destinado a Reino Unido, conducía por el lado derecho de la carretera, como se acostumbra en Estados Unidos, pero en sentido contrario al tráfico en el Reino Unido. Esta confusión le costó la vida a Harry. Lo que parecía inicialmente un accidente de tránsito con resultado fatal se transformó rápidamente en un caso diplomático internacional cuando Sacoolas huyó del Reino Unido amparada por la inmunidad diplomática.
La reacción de la policía británica en ese momento fue tibia. No arrestaron ni retuvieron a Sacoolas, a pesar de que tenían el poder legal de hacerlo. Según la reciente revisión, su bienestar fue considerado más importante que una investigación rápida y efectiva.
Una madre en busca de justicia
Charlotte Charles, madre de Harry, ha sido la voz incansable de la conciencia pública en este caso. “Hoy el informe confirma lo que sabíamos desde hace años: fuimos traicionados por quienes debimos poder confiar”, dijo al conocerse los detalles del informe. Y tiene razón. El hecho de que no se haya detenido a Sacoolas, que se le haya permitido regresar a Estados Unidos, y que incluso la familia no fuera informada de su huida hasta que ya era demasiado tarde, es una afrenta a la justicia y a toda noción de responsabilidad legal internacional.
La inmunidad diplomática: ¿un escudo para eludir la justicia?
El uso de la inmunidad diplomática en este caso ha sido uno de los aspectos más polémicos. Históricamente, este principio se establece para proteger a los diplomáticos de litigios injustos o manipulación política en países extranjeros. Sin embargo, la forma en que Estados Unidos invocó esta protección a favor de Sacoolas ha sido duramente criticada, tanto en Reino Unido como en círculos de política internacional.
En este caso, se trataba de una funcionaria del Departamento de Estado que no tenía —según sostienen los abogados de la familia Dunn— el tipo de inmunidad total que habría justificado su salida. Sin embargo, Washington no solo permitió que saliera, sino que se negó durante meses a cooperar con las autoridades británicas, generando tensiones entre ambos aliados.
Una justicia lentificada e incompleta
Pasaron años antes de que Sacoolas fuera finalmente sometida a juicio en Reino Unido. En diciembre de 2022, fue condenada a una pena de ocho meses de prisión, suspendida, es decir, no pasará un solo día en la cárcel. Tampoco se presentó ante el tribunal británico: testificó por video desde EE.UU. El juez justificó la pena atenuada apelando a su confesión de culpabilidad y a su historial "de buen comportamiento". Pero para la familia y la opinión pública británica, se trató de justicia a medias.
El fallo sistémico de la policía británica
El informe publicado hoy no solo señala errores en la cadena de mando y en la actuación investigativa, sino sugiere algo mucho más grave: una cultura institucional que inhibe la aplicación equitativa de la ley cuando se trata de individuos en posiciones privilegiadas o con conexiones diplomáticas. Es un problema que se repite, desde la omisión de arrestar a Sacoolas hasta la falta de una estrategia legal clara para evitar que escapara del Reino Unido.
El informe tachó de "inaceptable" la actuación del ex jefe de Policía, Nick Adderley, a quien se señala por anteponer los intereses de la diplomática a la búsqueda de verdad y justicia. Y es aquí donde la justicia comienza a parecer inaccesible para los ciudadanos comunes. Si un joven británico no puede obtener justicia frente a una estadounidense que huye protegida por su gobierno, ¿qué esperanza tienen otros?
Las consecuencias para las relaciones Reino Unido - EE.UU.
El caso de Harry Dunn provocó una de las tensiones diplomáticas más significativas entre Londres y Washington en tiempos recientes. El entonces primer ministro Boris Johnson solicitó directamente a EE.UU. que reconsiderara su posición. La embajada estadounidense mantuvo su negativa y, en última instancia, la administración Trump rechazó categóricamente la solicitud de extradición hecha por el Reino Unido.
Este evento desató una ola de críticas en el Parlamento británico. Muchos legisladores consideraron que la "relación especial" entre ambos países estaba siendo puesta a prueba. Según datos del Ministerio del Interior británico, EE.UU. ha rechazado más solicitudes de extradición del Reino Unido de las que ha aceptado en la última década, algo que ha reavivado llamados a revisar los acuerdos bilaterales.
¿Lecciones para el futuro?
El caso de Harry Dunn podría convertirse en un punto de inflexión. La presión pública, el activismo incansable de sus padres, y la vergüenza institucional han obligado a algunos sectores políticos a cuestionar el alcance de la inmunidad diplomática. En 2023, miembros del Parlamento propusieron una revisión de las leyes de inmunidad que aplican a familiares de diplomáticos, justamente en respuesta a este caso.
En palabras del parlamentario Ed Davey: “No puede ser que pisar suelo británico otorgue carta blanca para evadir nuestras leyes. Si eso ocurre, significa que hemos dejado de ser un Estado soberano”.
Por otra parte, se espera que la revisión de la actuación de la policía conduzca a cambios en los protocolos cuando se trata de casos con posibles implicaciones diplomáticas. El nuevo liderazgo de la policía de Northamptonshire ha prometido aplicar las recomendaciones, incluyendo revisiones de procedimientos y entrenamiento en derechos de las víctimas.
Las víctimas, siempre lo último
El drama de la familia Dunn ilustra un mal endémico de muchas instituciones: la tendencia a proteger primero a los poderosos y buscar excusas para la inacción. Pese a los años de dolor, de juicios transatlánticos y de obstáculos burocráticos, sus padres siguen luchando por una justicia completa y por evitar que otros pasen por lo mismo.
La pregunta clave ahora es: ¿habrá un cambio real en el sistema o esta disculpa pública se convertirá en otro gesto vacío más dentro del ciclo de negligencia institucional? Solo el tiempo —y la presión ciudadana— dirán si el Reino Unido está dispuesto a evitar que otra familia pase por lo que pasó la de Harry Dunn.