La nueva era del deporte universitario: Florida se adelanta al juego y comienza a pagar a sus atletas
Una regla de emergencia convierte a las universidades públicas en patrocinadores oficiales de sus talentos deportivos
El mundo del deporte universitario en Estados Unidos está viviendo un cambio sísmico. El 1 de julio de 2025 marcará un antes y un después: comenzará la implementación del histórico acuerdo antimonopolio de 2.800 millones de dólares que permite que las universidades paguen directamente a sus atletas por el uso de su nombre, imagen y semejanza (lo que se conoce como derechos NIL por sus siglas en inglés: Name, Image and Likeness).
Ante esto, Florida ha decidido no quedarse detrás. Este miércoles, el Consejo de Gobernadores que supervisa las universidades públicas del estado aprobó una regla de emergencia que libera 22,5 millones de dólares anuales de programas auxiliares como librerías, estacionamientos, servicios de comidas y vivienda estudiantil para destinarlos al pago directo de atletas.
¿Por qué es tan importante este cambio?
Hasta hace solo unos años, el paradigma era otro. La NCAA (National Collegiate Athletic Association), que regula el deporte universitario en EE. UU., prohibía a las universidades compensar a sus jugadores más allá de becas. Los deportistas generaban millones en ingresos a través de retransmisiones, productos promocionales y entradas, pero no veían ni un dólar. Todo cambió a partir de la presión legal y social en los últimos años.
En junio de 2021, la Corte Suprema dictó una sentencia unánime (NCAA v. Alston) que definió como anticonstitucional la limitación de beneficios educativos a los atletas universitarios. Esto abrió la puerta a nuevas discusiones sobre la equidad en el deporte, y las presiones derivaron en el gran acuerdo antimonopolio que entra en vigor este verano.
Florida toma la delantera
Florida es sede de algunos de los programas deportivos universitarios más exitosos del país: University of Florida Gators, Florida State Seminoles, University of Miami Hurricanes, entre otros. En un ecosistema tan competitivo, no reaccionar ante la reforma NIL podría haber significado una derrota inminente en términos de reclutamiento y desempeño deportivo.
Alan Levine, vicepresidente del Consejo de Gobernadores, fue claro:
“Los departamentos deportivos ya están reclutando atletas para el semestre de otoño de 2025. Necesitan claridad y acceso a los fondos si no quieren ver un daño irreparable a sus programas.”
Esta nueva regulación permitirá que los fondos se entreguen como transferencias directas o préstamos. Su vigencia será de 90 días, lo cual sugiere que es una medida provisional para ganar tiempo y adaptarse a la nueva realidad mientras se legisla permanentemente el nuevo modelo financiero del deporte universitario.
Las universidades reaccionan en cadena
Florida no es el único estado tomando medidas drásticas. En las últimas semanas:
- La University of Kentucky aprobó un préstamo operativo de 31 millones de dólares para su departamento atlético.
- Louisiana planea elevar los impuestos sobre las apuestas deportivas y redirigir más de 24 millones de dólares a los programas deportivos universitarios.
- Arkansas se convirtió en el primer estado en eliminar los impuestos estatales sobre los pagos NIL hechos por instituciones educativas.
La competencia por atraer los mejores talentos ahora es tan financiera como deportiva.
¿Qué significa esto para los atletas universitarios?
Este cambio transforma por completo la dinámica de poder. Por primera vez en más de un siglo, los atletas universitarios podrán percibir ingresos directamente de sus universidades por su valor en el mercado deportivo y mediático. Esto nivela las condiciones, en especial para aquellos cuyas familias no pueden costear sus necesidades durante su vida académica.
El acuerdo de antimonopolio crea un sistema híbrido: los atletas seguirán recibiendo pagos de patrocinadores externos (como Nike o Gatorade), pero ahora también podrán obtener ingresos directos de su institución.
Retos que vienen con la nueva era
Este nuevo modelo plantea varias preguntas y desafíos:
- ¿Cómo se estructurarán los pagos? ¿Todos los atletas recibirán el mismo monto? ¿Se asignarán por métricas de rendimiento, popularidad o exposición mediática?
- ¿Se desequilibrará la competencia entre universidades ricas y pobres?
- ¿Cómo afecta esto al amateurismo? ¿Mantendrán los atletas el estatus de estudiantes o serán esencialmente profesionales?
Y, desde una perspectiva fiscal, ¿cómo afectará esto a los presupuestos universitarios? Algunos críticos alertan que desviar fondos auxiliares puede generar déficits en servicios clave, como mantenimiento de campus, servicios estudiantiles u oferta cultural.
Un modelo que podría expandirse globalmente
Lo que ocurre en EE. UU. podría marcar un precedente para países que aún siguen modelos estrictos de amateurismo en el deporte universitario. Esto es especialmente relevante en América Latina, donde las competencias universitarias son menos comerciales pero cada vez más valiosas para el desarrollo atlético de élite.
En una era donde los deportistas generan millones a través de redes sociales, campañas y contenido viral, ignorar el valor mediático de los jugadores universitarios simplemente ya no es opción.
El futuro del deporte universitario: ¿más justo o más complejo?
La entrada de Florida a la era de pagos NIL institucionales es solo el comienzo. Pronto, otros estados seguirán su ejemplo o ajustarán sus políticas fiscales y legales. El resultado será un paisaje aún más competitivo donde cada universidad será una marca que compite en el mercado deportivo y mediático.
Para muchos analistas, este es un paso hacia la justicia. Para otros, una llamada de atención sobre la mercantilización del deporte académico.
Como sea, el deporte universitario ya no será lo mismo. Y Florida quiere asegurarse de estar no solo en el juego, sino en la línea delantera.