Los Yankees salen de su pesadilla ofensiva: ¿bache pasajero o señal de alarma?
Tras 30 entradas sin anotar, los neoyorquinos rompen su sequía con un jonrón de Jazz Chisholm Jr., pero los problemas persisten en el Bronx
Un jonrón que pone fin a la sequía
La noche del miércoles trajo alivio para los New York Yankees y sus aficionados cuando Jazz Chisholm Jr. pegó un jonrón en la segunda entrada contra los Angels, terminando una racha de 30 entradas sin anotaciones. Fue su décimo cuadrangular de la temporada y el primero que produjo una carrera para los Yankees desde que Anthony Volpe conectara un rodado impulsor en la novena entrada el sábado anterior en Boston.
Este jonrón, aunque simbólicamente poderoso, no oculta una realidad preocupante para uno de los equipos más históricos del béisbol.
Una de las sequías más largas en la historia de los Yankees
La racha fue la sétima más larga en la historia de la franquicia. Para ponerlo en perspectiva, los Yankees no habían estado tan inoperantes ofensivamente desde septiembre de 2016, cuando estuvieron 33 entradas sin anotar. En ese entonces rompieron el silencio con un jonrón de Didi Gregorius.
Más dramático aún es recordar el peor registro de los Yankees en este rubro: 37 entradas sin anotar en 1908, durante una serie contra Washington, donde el legendario Walter Johnson les lanzó tres juegos completos consecutivos sin permitir carrera.
¿Peor que nunca?
La estadística no miente: antes del jonrón de Chisholm, los Yankees acumulaban cinco derrotas consecutivas y apenas cinco carreras anotadas en seis partidos, incluyendo una apretada victoria 1-0 ante Kansas City. Según ESPN Stats & Info, es la peor producción ofensiva en seis juegos desde agosto de 1968.
En medio de este mal momento, sufrieron tres blanqueadas consecutivas por solo la séptima vez en su historia, y la tercera en los últimos 50 años.
El contraste: poder ofensivo en números agregados
Resulta paradójico que, a pesar de este bache ofensivo, los Yankees siguen liderando la Liga Americana en jonrones (109) y carreras anotadas (373). Su diferencial de carreras de +98 sigue siendo el mejor del AL y demuestra que, aunque atraviesan por una mala racha reciente, su temporada en conjunto no ha sido mala estadísticamente.
Pero entonces, ¿es esta una alerta roja verdadera o simplemente un mal momento que pasa cualquiera?
Otras sequías históricas: la vara es alta
Aunque 30 entradas parecen muchas, el récord en las Grandes Ligas es mucho peor. En 2017, los Kansas City Royals estuvieron 45 entradas sin anotar, y el récord absoluto pertenece a los Chicago Cubs de 1968 y los Philadelphia Athletics de 1906, con una racha de 48 entradas sin una sola carrera.
Así que no, los Yankees no están rompiendo récords de ineptitud, pero el listón sigue siendo muy alto dado el historial de la franquicia.
El peso de la historia
Vestir el uniforme de rayas significa más que jugar al béisbol. Los Yankees son la franquicia más laureada de la MLB, con 27 títulos de Serie Mundial, y sus fans no perdonan rachas negativas como estas. Ser barridos o dominados ofensivamente por varios juegos despierta alarmas, sin importar la época del año.
Y aunque es sabido que todas las temporadas tienen altibajos, lo que diferencia a los buenos equipos de los verdaderamente grandes es cómo responden a la adversidad.
¿Qué está fallando realmente?
Más allá de los números rondando la superficie, se pueden identificar varios elementos preocupantes:
- Falta de producción en momentos de presión: Demasiados corredores dejados en base ha sido un patrón constante.
- Lesiones clave: Ausencias entre los titulares complican la rotación ofensiva y dejan huecos en la alineación.
- Dependencia excesiva del jonrón: Si no vuelan la cerca, parece que no logran fabricar carreras.
- Desempeño de los lanzadores rivales: Varios pitchers jóvenes han dominado a los Yankees con facilidad, lo que sugiere que el "scouting" previo no está siendo eficaz.
¿Alarma para la oficina de Cashman?
El gerente general Brian Cashman ya ha estado bajo presión en años anteriores por la incapacidad del equipo de llegar a otra Serie Mundial desde la victoria en 2009. Aunque el equipo lidera su división, los fantasmas del pasado reciente —especialmente las derrotas ante Houston y Boston en octubre— pesan mucho.
Si los Yankees planean llegar lejos, no pueden depender de rachas ofensivas esporádicas.
Chisholm Jr.: ¿el revulsivo inesperado?
No muchos esperaban que Jazz Chisholm Jr. fuera quien rescatara la ofensiva neoyorquina, pero su energía podría ser justo la chispa que el equipo necesita. Después del jonrón, fue recibido con euforia en el dugout, un gesto que podría marcar el cambio de actitud en el vestuario.
En sus propias palabras después del partido: “Solo quería hacer contacto sólido. Lo demás fue instinto. Sabemos que este equipo puede pegar en cualquier momento”.
Comparativa con años de campeonato
En años como 1998 o 2009, los Yankees también tuvieron momentos grises durante la temporada regular. Pero lo que los distinguió fue la capacidad de respuesta. Aquellos equipos sabían reenfocarse rápidamente y cerrar filas en torno a sus líderes.
La gran pregunta ahora es si los Yankees actuales tienen esa misma capacidad de resiliencia emocional y táctica.
Lo que viene: calendario clave
Esta pequeña crisis llega en un tramo complicado del calendario: series ante Cleveland, Baltimore y una visita peligrosa a Houston. Si logran sacar buenos resultados, podrían disipar las dudas rápidamente. Si no, la presión se multiplicará.
Hay mucho en juego, incluso con tres meses de temporada regular aún por delante.
¿Es este equipo de verdad?
En términos estadísticos, sí. Los Yankees de 2024 tienen números sólidos, un núcleo de poder respetable y un pitcheo competente cuando están sanos. Pero en términos emocionales y de ejecución bajo presión, aún hay muchas preguntas.
Resolver estos baches a tiempo es la diferencia entre competir y hacer historia. Y en el Bronx, la historia pesa tanto como los bates que parecen haber olvidado cómo conectar.