Trump, Irán e Israel: ¿Está Estados Unidos al borde de otra guerra en Medio Oriente?

Las tensiones entre EE.UU., Irán e Israel alcanzan niveles críticos mientras Trump lanza amenazas ambiguas y evalúa nuevas acciones militares.

Una tormenta geopolítica en el corazón del Medio Oriente

El mundo vuelve a posar la vista sobre el siempre volátil Medio Oriente mientras el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanza una serie de declaraciones explosivas que han reavivado el temor a una nueva guerra regional. En el contexto de una lucha cada vez más abierta entre Israel e Irán, las palabras de Trump, que dejó abierta la posibilidad de un ataque estadounidense directo contra instalaciones nucleares iraníes, agitan el tablero geopolítico como pocas veces en los últimos años.

En declaraciones recientes desde la Casa Blanca, Trump sostuvo: “Puede que lo haga, puede que no lo haga. Nadie sabe lo que voy a hacer.” Una frase que describe bien el enfoque impredecible que ha caracterizado su política exterior. A pesar de ya no estar en el poder, su voz sigue marcando la agenda republicana y avivando las tensiones externas.

¿Por qué importa ahora?

En un momento en que las operaciones militares israelíes golpean con fuerza objetivos iraníes, la posibilidad de que EE.UU. intervenga directamente, o brinde munición de alto impacto como las bombas "bunker buster" para alcanzar instalaciones subterráneas como Fordo, no es nada menor. De hecho, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, confirmó ante el Senado que se evalúan opciones de intervención, aunque no se ofrecieron detalles específicos.

Esta situación recuerda al clima previo a la invasión de Irak en 2003, cuando discursos ambiguos, presiones mediáticas e intereses cruzados terminaron en una intervención militar que, más de 20 años después, sigue teniendo consecuencias.

Irán responde con firmeza

Desde Teherán, el líder supremo, ayatolá Alí Khameneí, lanzó una advertencia al estilo de la Guerra Fría: “Cualquier ataque estadounidense generará daños irreparables para ellos.” El mensaje, contundente, no ha disuadido a Trump, quien respondió con un irónico “buena suerte” al ser consultado sobre la negativa del régimen iraní a ceder ante sus presiones.

El gobierno iraní, además, desmintió declaraciones de Trump que aseguraban que funcionaron como un guiño para abrir un canal de negociación: “Ningún funcionario iraní ha pedido arrodillarse ante la Casa Blanca.”

La sombra de Putin y el conflicto en Ucrania

En otro giro inesperado, Trump reveló que Vladimir Putin le ofreció ayuda para mediar en este conflicto. La respuesta de Trump fue tan directa como desconcertante: “Mediá el tuyo primero.” en alusión a la invasión rusa en Ucrania. Esta breve interacción subraya dos hechos: el rol ineludible de Rusia en el tablero internacional y el deseo de Trump de mantener una narrativa de superioridad en asuntos de seguridad global.

La relación Rusia-Irán se ha intensificado desde la guerra en Ucrania. Según informes de inteligencia estadounidense, Teherán ha provisto Moscú con drones militares y misiles que han sido fundamentales en el conflicto europeo. Un vínculo estratégico que posiciona a Irán como un actor clave para las ambiciones euroasiáticas del Kremlin.

¿Qué hace Israel y por qué es relevante?

En los últimos días, Israel ha atacado múltiples instalaciones nucleares iraníes, intensificando la agresividad del enfrentamiento. Sin embargo, uno de los sitios estratégicos —la planta subterránea de Fordo— necesita una bomba penetrante especial: la GBU-57 MOP (Massive Ordnance Penetrator), desarrollada por Estados Unidos. Solo se puede usar con aviones B-2, lo que implicaría la participación directa del ejército norteamericano.

Estos posibles ataques coinciden con un aparente colapso de la vía diplomática. Las sanciones impuestas por Washington y el retiro del acuerdo nuclear con Irán durante la administración Trump en 2018 rompieron uno de los pocos puentes que quedaban con Teherán.

El papel del Pentágono: ¿Neutralidad o complicidad silenciosa?

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, compareció ante el Senado para responder por una serie de temas, pero el foco estuvo en el rol del Pentágono frente a este clima bélico. Ante preguntas directas, Hegseth se limitó a decir: “Nuestro trabajo es tener opciones listas para el presidente.” Una declaración cuya ambigüedad deja abierto el debate sobre si el ejército simplemente obedece o también incide en decisiones estratégicas.

De hecho, Hegseth ha sido una figura polémica desde el inicio. Asumió el cargo entre críticas por su uso de chats como Signal para compartir planes militares sensibles, e impulsó cambios internos como el veto a personas transgénero en el ejército, bajo el pretexto del “ethos guerrero”.

Una estrategia electoral con consecuencias globales

Analistas de política internacional creen que esta postura agresiva de Trump no busca tanto resultados geopolíticos reales, sino consolidar su figura dentro del electorado republicano más nacionalista y conservador. La promesa de una “mano dura” contra regímenes como el iraní da rédito en sectores que lo ven como un líder fuerte en seguridad nacional.

Sin embargo, jugar con fuego en Medio Oriente rara vez termina bien. El propio historial estadounidense lo demuestra: desde Vietnam hasta el Golfo Pérsico, pasar del discurso a la acción militar suele ser más fácil de lo que parece, pero infinitamente más difícil de contener después.

¿Intervención inminente o maniobra de presión?

A estas alturas, es complicado saber cuáles serán los próximos pasos. Trump advirtió que “la próxima semana será muy importante”, lo que abre la puerta a múltiples escenarios. Desde una operación militar puntual hasta una escalada regional de gran magnitud.

Lo que sí está claro es que cuando un líder político amenaza con “tomar decisiones grandes” sin ofrecer claridad, el mundo tiembla. Más aún cuando esa persona ha mostrado disposición a romper normas internacionales con discursos populistas, como ocurrió con la salida del Acuerdo de París o el Acuerdo Nuclear con Irán mismo.

¿Qué dicen los datos?

  • Irán cuenta con más de 12 instalaciones nucleares conocidas por la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA).
  • Desde 2020, la riqueza de uranio enriquecido en posesión iraní excede por más de 10 veces el límite fijado en el Acuerdo de 2015, según reportes del OIEA.
  • El gasto militar de Estados Unidos previsto para 2024 ronda el billón de dólares, frente a los más de 800 mil millones actuales.
  • Israel ha realizado al menos 15 operaciones secretas contra objetivos nucleares iraníes desde 2018, de acuerdo con informes de inteligencia israelíes desclasificados.

¿Qué implicaciones tiene para la región?

Un conflicto armado que involucre a Irán, Israel y Estados Unidos podría tener efectos devastadores no solo para estos países, sino también para aliados regionales como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Líbano, y hasta Turquía.

Consecuencias posibles incluyen:

  • Interrupciones severas en el suministro mundial de petróleo.
  • Desplazamiento masivo de poblaciones civiles.
  • Aumento del terrorismo regional como respuesta a intervenciones externas.
  • Escalada de conflictos sectarios entre suníes y chiíes.

¿Estamos más cerca de la paz o de la guerra?

La retórica belicista, el incremento de movimientos militares y la falta de canales diplomáticos efectivos configuran un escenario preocupante. Mientras Trump sigue jugando a la política del dominó con fichas nucleares, el resto del planeta observa con temor la posibilidad de que otra guerra consuma al Medio Oriente y nos arrastre a todos con ella.

Con razón, la frase “Nada está terminado hasta que esté terminado” que pronunció Trump resuena con más inquietud que esperanza.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press