Entre redadas y realidades: el conflicto entre la política migratoria y la economía de EE.UU.

La ofensiva migratoria de Trump pone en jaque a sectores clave y expone las contradicciones del sistema laboral estadounidense

Una pausa breve en una tormenta prolongada

Cuando el expresidente Donald Trump anunció recientemente una pausa en las redadas migratorias dirigidas por ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas), miles de empleadores y trabajadores respiraron con alivio. La medida afectaba particularmente a industrias como la agricultura, la ganadería, la hostelería y la restauración: sectores donde una parte significativa de la mano de obra es inmigrante. Sin embargo, ese respiro fue efímero.

Poco después, Tricia McLaughlin, secretaria asistente del Departamento de Seguridad Nacional, reafirmó que las redadas seguirían siendo una “piedra angular” de la política de seguridad nacional. Esta reversión sembró confusión e incertidumbre entre los empresarios, quienes comenzaron a sentir nuevamente la presión sobre una fuerza laboral vital.

Una economía que depende del trabajo inmigrante

En Estados Unidos, el 19% de la fuerza laboral estaba compuesta por trabajadores nacidos en el extranjero en 2023, de acuerdo con la Oficina del Censo. Sin embargo, este porcentaje crece significativamente en sectores específicos: el 38% de quienes trabajan en agricultura, pesca y silvicultura, así como el 24% en áreas de preparación y venta de alimentos, son inmigrantes.

Torsten Slok, economista jefe en Apollo Global Management, estimó a principios de 2024 que los trabajadores indocumentados representan aproximadamente el 13% de los empleos agrícolas y el 7% en hostelería. Estos datos muestran una dependencia estructural, que muchas veces el discurso político intenta negar.

Redadas con rifles y vacas como rehenes

La narrativa del gobierno enfatiza la necesidad de seguridad nacional. No obstante, la implementación de estas políticas ha generado escenas dignas de películas distópicas. “Vimos agentes de ICE apuntando rifles de asalto... a vacas”, denunció alarmada Rebecca Shi, directora ejecutiva de American Business Immigration Coalition, cuyo grupo representa a 1,700 empleadores en EE. UU.

Una de las redadas más alarmantes ocurrió en una lechería de Nuevo México, donde ICE capturó a tal número de trabajadores que la planta pasó de tener 55 empleados a apenas 20. Beverly Idsinga, directora ejecutiva de Dairy Producers of New Mexico, confesó: “No puedes apagar las vacas. Hay que ordeñarlas dos veces al día, alimentarlas dos veces.”

Rumores más poderosos que la realidad

En estados como Washington, los rumores de redadas han sido igual de devastadores que las redadas mismas. En plena temporada de cosecha de cerezas, muchas fincas han reportado ausencias masivas de trabajadores. Jon Folden, gerente del huerto Blue Bird en el valle de Wenatchee, relata que normalmente contrata a 150 trabajadores para la recolección; este año empezaron con apenas 20.

Ni siquiera hemos visto a ICE por aquí, pero los rumores han sido suficientes para infundir miedo”, comenta Folden. Esto evidencia una lógica de terror disuasorio, un efecto psicológico que castiga incluso cuando no hay presencia real de autoridades migratorias.

Trabajadores al borde del colapso emocional

Claudio Gonzalez, chef del restaurante Izakaya Gazen en Los Ángeles, compartió cómo varios de sus empleados latinos (legales e indocumentados) han faltado repetidamente por miedo. “A veces tienen demasiado miedo para venir a trabajar. Sienten que todo depende del color de piel”, explicó.

Jennie Murray, presidenta del National Immigration Forum, agregó un elemento desgarrador: “Hay padres inmigrantes que se preguntan si deberían ir a trabajar o si corren el riesgo de no volver a casa cuando sus hijos regresen de la escuela”. Habla de una realidad diaria empapada de ansiedad, donde cada decisión laboral implica un riesgo familiar.

La economía contra la política: una lucha intestina

En una publicación en Truth Social, Trump admitió una contradicción incómoda: “Nuestros agricultores y la industria hotelera están perdiendo trabajadores valiosos debido a nuestras políticas migratorias agresivas. Estos empleos son casi imposibles de reemplazar”.

Esta aseveración confirma una paradoja: la misma política que intenta ganar el apoyo del ala más dura del partido republicano está afectando gravemente a los motores productivos del país. La tasa de desempleo actual es del 4.2%, y muchas empresas enfrentan dificultades para contratar personal.

Douglas Holtz Eakin, exdirector de la Oficina de Presupuesto del Congreso y actual presidente de American Action Forum, subraya: “ICE ha detenido incluso a personas que están en el país legalmente. Ahora hasta los inmigrantes legales tienen miedo de ir a trabajar.

La ventaja migratoria en tiempos de inflación

Economistas del prestigioso Brookings Institution, Wendy Edelberg y Tara Watson, llegaron a una conclusión crucial tras estudiar el pico inflacionario global: la llegada de inmigrantes en 2022 y 2023 fue una de las razones por las que EE. UU. evitó entrar en recesión. Normalmente, se estima que el país puede generar unos 100,000 trabajos adicionales por mes sin fomentar inflación. Sin embargo, con el aumento en la fuerza de trabajo inmigrante, esta cifra se amplió a entre 160,000 y 200,000.

Quienes fomentan redadas no entienden cómo operan las granjas ni las constructoras”, declaró Matt Teagarden, director ejecutivo de Kansas Livestock Association. Patrick Murphy, un excongresista demócrata y empresario en Florida, agregó: “La incertidumbre de no saber cómo se aplicará la ley nos impide hacer planes a largo plazo.”

Una opinión pública dividida pero lúcida

Según una encuesta del Pew Research Center, realizada en 2023, el 75% de los votantes registrados en EE. UU. —y sorprendentemente el 59% de los seguidores de Trump— consideran que los inmigrantes indocumentados ocupan trabajos que los estadounidenses no quieren.

Estos resultados desafían la retórica oficial y muestran una disonancia entre las estrategias para ganar votos y las exigencias del mundo real. Las actividades de la agricultura, la construcción y la restauración no se detienen, y la necesidad de mano de obra migrante tampoco.

¿Un panorama sin solución?

La administración actual busca complacer a una base política partidaria del control migratorio rígido, incluso a costa de la estabilidad empresarial. Mientras tanto, agricultores, chefs, gerentes hoteleros y trabajadores inmigrantes pagan las consecuencias de esta encrucijada política.

Esta no es la forma de dirigir empresas cuando tus empleados viven en un estado constante de estrés y trauma”, resumió Rebecca Shi. La frase no solo denuncia una injusticia, también pone en evidencia el enorme impacto humano que subyace en cada decisión burocrática.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press