Pacers resucitan en casa e imponen un Game 7 épico contra el Thunder
Una joya táctica y emocional de Indiana frustra los sueños del título anticipado en Oklahoma City; todo se define en el séptimo juego
Una noche que Oklahoma City soñó... y terminó en pesadilla
La noche del jueves 19 de junio de 2025 estaba diseñada para ser histórica en Oklahoma City. El Paycom Center estaba repleto; miles de fanáticos acudieron con la ilusión de ver la coronación de su equipo, el Thunder, con su primer campeonato de la NBA. Todo estaba listo: una ventaja de 3-2 en la serie, la pantalla gigante descendida, el bullicio en las gradas.
Pero lo que vino después fue una lección de baloncesto, resiliencia, y corazón propinada por unos Indiana Pacers inspirados y liderados por un Tyrese Haliburton lesionado pero efectivo. La paliza de 108-91 forzó un Game 7 dramático que se disputará en el mismo Paycom Center, con todas las apuestas reiniciadas.
El colapso del tercer cuarto y la hecatombe colectiva
El momento clave del partido fue un parcial inusitado de 36-9 que comenzó a mediados del segundo cuarto. El Thunder, que perdía por uno, se convirtió en una versión irreconocible de sí mismo: desconectado, errático y mentalmente superado. En ese lapso, la ofensiva de Oklahoma City acumuló:
- 3 de 18 en tiros de campo
- 7 pérdidas de balón
- Más de 5 minutos sin anotar al comenzar el tercer cuarto
Mientras tanto, los Pacers aprovecharon para sembrar el caos. Con Reggie Miller, Metta World Peace, Lance Stephenson y otras leyendas del equipo presentes, el Gainbridge Fieldhouse vibraba como si fuera una final de los 90. Indiana se fue al descanso con una ventaja de 22 puntos (64-42), destrozando las esperanzas de un cierre emocionante.
Haliburton, el líder resiliente
Tyrese Haliburton, el rostro de esta versión moderna de los Pacers, llegó al partido con una severa distensión en la pantorrilla derecha. Había sido inefectivo en el Juego 5. Pero convenció al equipo médico de que podía jugar y fue vital en el resurgimiento de Indiana.
"Sentí que les debía este partido a mis compañeros y a los fans", dijo Haliburton al final del juego. Convirtió canastas vitales, asistió con precisión quirúrgica y mantuvo a raya a la defensa del Thunder.
Indiana también fue letal en los detalles. Su banquillo superó a Oklahoma 19-3 en puntos en la primera mitad, y el equipo forzó 12 pérdidas en ese mismo lapso. En los rebotes ofensivos, los Pacers anotaron 14 puntos contra apenas 6 del Thunder.
Una hinchada que no deja de soñar
A pesar del dolor, los fans de Oklahoma City se aferrarán a la esperanza para el decisivo Juego 7. Desde que la ciudad capturó su primer vistazo del baloncesto de élite con los New Orleans Hornets en 2005, el deporte ha conquistado el alma del estado. La llegada de los Seattle SuperSonics transformados en OKC Thunder en 2008 solidificó ese amor.
Hubo épocas doradas con estrellas como Kevin Durant, Russell Westbrook y James Harden, pero nunca se logró el campeonato. Se quedó cerca en 2012, cuando Miami Heat con LeBron James se coronó ante ellos. La salida de Durant a los Warriors en 2016 dejó cicatrices profundas.
Ahora, nombres como Shai Gilgeous-Alexander, Jalen Williams y Chet Holmgren han revivido el sueño. El equipo terminó con el mejor récord de toda la NBA (68 victorias), un dato que los posicionaba como favoritos indiscutibles. Pero en estos playoffs, nada está escrito.
Indiana: la historia detrás del hambre
Para Indiana, todo se reduce a un mantra: redención. El equipo aún no ha ganado jamás un campeonato de NBA. Su último suspiro en una final fue en 2000 contra los Lakers de Shaquille O’Neal y Kobe Bryant. Desde entonces, la franquicia ha navegado en aguas de mediocridad, hasta esta temporada.
El recuerdo aún vivo de la eliminación ante Boston Celtics en las Finales del Este de 2024 —con Tyrese Haliburton en la banca— motivó a cada jugador. Perder dos partidos consecutivos en casa por tres puntos cada uno fue una herida cuya cicatriz se convirtió en motivación para esta campaña.
Y lo están demostrando: han sobrevivido eliminaciones directas, han combatido lesiones, y ahora están a un triunfo de conseguir algo que ni Miller, ni Jermaine O’Neal, ni Ron Artest lograron.
Thunder: problemas tácticos que deben corregir
Más allá de la emocionalidad, el Juego 6 dejó claro que el Thunder tiene problemas estructurales que deben corregirse para tener chances reales en el Juego 7.
- Turnovers: 21 pérdidas de balón son inadmisibles en una final
- Desconexión: sin ajustes claros tras los parciales de Indiana, OKC nunca respondió tácticamente
- Sin rebotes ofensivos: solo 4 rebotes en ese rubro impedían segundas oportunidades
El entrenador Mark Daigneault fue claro: “Fue decepcionante. Colectivamente no estuvimos ni cerca de nuestro nivel.”.
Game 7: todos los ojos sobre Oklahoma
El domingo será el día clave. Un Game 7 en unas Finales de la NBA es el súmmum del drama deportivo, un evento que frecuentemente define legados. Solo en tiempos recientes hemos visto Game 7s memorables como:
- 2016: Cavs vs. Warriors — El bloqueo de LeBron y el triple de Kyrie
- 2013: Heat vs Spurs — épico, aunque resuelto en Game 6 con el triple de Ray Allen
El Thunder buscará finalmente dar el salto definitivo. Los Pacers buscarán inscribir por primera vez su nombre entre los campeones de la NBA.
Las estadísticas dicen que el equipo local gana el Juego 7 en cerca del 80% de las veces en Finales. Pero también es cierto que los Pacers ya ganaron en Oklahoma en el Juego 2. Este equipo, liderado por un Haliburton herido pero con instinto asesino, no se va a rendir.
La mesa está servida
No se trata solo de un partido. Es un choque de culturas, procesos y narrativas. Una franquicia joven buscando su lugar en la historia, y otra veterana de fracasos que finalmente podría redimirse.
Todo se resume a la noche del domingo 22 de junio. El balón subirá y el marcador dirá 0-0. Pero lo que estará en juego será mucho más que un simple trofeo. Estará en juego la gloria eterna.