Alianza marítima en Asia-Pacífico: Japón, EE. UU. y Filipinas se unen frente al avance chino

Ejercicios conjuntos y tensión creciente marcan la estrategia trilateral ante las actividades navales de Pekín en el Mar de China

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Una nueva era de cooperación marítima está tomando forma en el Pacífico Occidental. Japón, Estados Unidos y Filipinas realizaron el pasado viernes un ejercicio conjunto de sus respectivas guardias costeras en aguas cercanas a la prefectura de Kagoshima, al sur de Japón. Esta operación no solo representa un avance técnico en materia de respuesta ante emergencias marítimas, sino que envía un claro mensaje geopolítico en respuesta al creciente expansionismo marítimo de China.

Un escenario cada vez más tenso

Este ejercicio trilateral tuvo lugar apenas semanas después de que Japón confirmara la operación conjunta —por primera vez— de dos portaviones chinos en el océano Pacífico, reforzando así los temores de la región ante las maniobras navales de Pekín. Japón incluso protestó oficialmente después de que un caza chino volara peligrosamente cerca de un avión de reconocimiento japonés en aguas internacionales, otro episodio que alimenta la creciente desconfianza entre ambos países.

En la práctica, la actividad desarrollada en el simulacro consistió en una respuesta coordinada ante un incidente marítimo simulado: una colisión entre embarcaciones, incendio a bordo y caída de tripulantes al mar. Participaron unos 350 efectivos de las tres naciones, todos centrados en mejorar la interoperabilidad y la respuesta conjunta en alta mar.

El Indo-Pacífico como tablero geoestratégico

La región del Indo-Pacífico es hoy uno de los escenarios más estratégicamente sensibles del mundo. El concepto de un "Indo-Pacífico libre y abierto" ha sido promovido especialmente por Japón, Estados Unidos y sus aliados como contrapeso a los crecientes intentos de control por parte de China, tanto en el Mar de China Meridional como en el Mar de China Oriental.

Según el comandante Yoshio Seguchi, de la Guardia Costera japonesa:

“Este tipo de cooperación no se trata solo de maniobras técnicas, sino de fomentar la confianza mutua y la comprensión en aras de un Pacífico estable, libre y abierto.”

Sus palabras resuenan fuertemente en un contexto en el que Pekín no muestra señales de disminuir su presencia en aguas en disputa. En lo que va del año, China ha enviado repetidamente buques guardacostas, aviones y lanchas militares a los alrededores de las islas Senkaku/Diaoyu —controladas por Japón pero reclamadas por China—, e incluso tan lejos como Guam, territorio estadounidense en el Pacífico con presencia militar considerable.

Filipinas: en el ojo del huracán

Para Filipinas, la situación es aún más delicada. Las confrontaciones con China en el Mar de China Meridional han sido frecuentes. China reclama casi la totalidad de esas aguas, desconociendo el fallo de 2016 del Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya, que invalidó sus reclamos históricos.

Manila ha denunciado múltiples incidentes con buques chinos hostigando a pescadores filipinos, impidiendo el acceso a zonas de pesca tradicionales y construyendo infraestructuras militares en arrecifes disputados. En este contexto, los ejercicios conjuntos son no solo un símbolo de apoyo a Filipinas, sino una promesa tácita de defensa mutua.

La cooperación trilateral no es nueva. Los primeros ejercicios conjuntos se llevaron a cabo en 2023 en aguas filipinas, pero el actual contexto de movilizaciones chinas ha acelerado la necesidad de más coordinación.

¿Es esto una "OTAN del Pacífico"?

La idea de formular una suerte de OTAN del Pacífico ha sido debatida en círculos diplomáticos y militares. Si bien Japón, Filipinas y EE. UU. ya tienen tratados bilaterales de defensa mutua entre sí, lo que estamos viendo es una evolución hacia un entendimiento tripartito más estructurado.

En esto también entra en juego el llamado Quad (cuadrilátero de seguridad estratégica), integrado por India, Australia, Japón y EE. UU. Aunque su enfoque es más amplio que lo meramente militar, su sola existencia presiona a China y demuestra un esfuerzo coordinado en áreas como la seguridad marítima, infraestructura y tecnología emergente.

Una amenaza en expansión

En el terreno, China continúa avanzando su influencia militar en los mares regionales mediante lo que algunos analistas denominan la “estrategia de la zona gris”: actividades agresivas pero por debajo del umbral de un conflicto armado abierto. Esto incluye el uso desigual de su guardia costera para hostigar embarcaciones civiles, la construcción de islas artificiales militarizadas y la navegación intencionada cerca de aguas territoriales ajenas.

Según el Asia Maritime Transparency Initiative, China ha instalado más de 20 emplazamientos de radar, sistemas de misiles y pistas de aterrizaje de uso dual en islas del Mar Meridional de China. Esto fortalece sus capacidades de interdicción y vigilancia en una de las rutas comerciales más transitadas del mundo.

El papel de Estados Unidos

Washington ha intensificado su cooperación militar en la región desde la administración Obama, especialmente tras la fórmula del “Pivot to Asia”. Bajo el liderazgo actual de Joe Biden, Estados Unidos ha reforzado alianzas y asegurado nuevos acuerdos de acceso militar en Filipinas, como el uso estratégico de bases en lugares como Cagayán o Palawan, muy próximas a zonas disputadas.

También se han llevado a cabo operaciones de libertad de navegación (FONOPs), con destructores estadounidenses cruzando intencionadamente zonas reclamadas por China para reafirmar los derechos sobre aguas internacionales, según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS).

Japón se rearma

En paralelo, Japón ha emprendido su mayor rearme desde la Segunda Guerra Mundial. El gobierno del primer ministro Fumio Kishida anunció en 2022 un incremento del 50% en el presupuesto de defensa, para alcanzar el 2% del PIB nacional en cinco años, en línea con el compromiso de la OTAN.

El país busca así reforzar sus capacidades en defensa de islas remotas, ciberseguridad, disuasión contra misiles y operaciones conjuntas con los EE. UU. y sus aliados. La Guardia Costera japonesa también ha adquirido nuevos buques y financiamiento para realizar ejercicios y patrullas más frecuentes.

Un nuevo paradigma en Asia-Pacífico

La geopolítica marítima del siglo XXI se libra cada vez más en el Indo-Pacífico. Las acciones de Japón, EE. UU. y Filipinas reflejan una creciente sinergia frente a un entorno cada vez más volátil. China, por su parte, acusa a estas acciones como provocaciones innecesarias y parte de una “contención liderada por Occidente”.

Sin embargo, el mensaje enviado a través de estos ejercicios es claro: la respuesta ante el expansionismo chino ya no será solo diplomática, sino operativa, coordinada y decidida.

Estamos ante el nacimiento de una arquitectura de seguridad marítima sin precedentes en una región crucial para el comercio global, la estabilidad regional y la proyección geoestratégica del futuro.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press