Odeón de Herodes Ático: El icónico teatro de Atenas se despide por tres años
El símbolo cultural griego inicia su última temporada antes de cerrar por restauraciones profundas. ¿Qué representa este templo de las artes escénicas para Grecia y el mundo?
El Odeón de Herodes Ático, ese imponente teatro de piedra a los pies de la Acrópolis en Atenas, ha sido, durante siglos, mucho más que un recinto para espectáculos: ha sido un altar del arte, un santuario cultural, un símbolo de continuidad entre el pasado glorioso de Grecia y su efervescente presente cultural.
Este verano de 2025 marca una fecha clave en su historia. Se ha inaugurado la edición número 70 del Festival de Atenas y Epidauro, pero también será la última temporada en la que el Herodion, como lo llaman cariñosamente los griegos, acoja funciones antes de cerrar por al menos tres años para realizar trabajos de restauración y mantenimiento estructural.
Un legado de casi dos mil años
Construido en el año 161 d.C. por el aristócrata romano Herodes Ático en honor a su esposa Regila, este teatro romano ha desafiado al tiempo. Con una capacidad para aproximadamente 5,000 espectadores, su diseño semi-circular abrazado por la colina lo convierte en una de las mejores acústicas al aire libre del mundo.
Durante siglos permaneció en ruinas tras la caída del Imperio Romano, hasta su restauración en la década de los 50, que permitió que se reintegrara a la vida cultural del país. Desde entonces, ha sido el epicentro de culturas que dialogan a través de la música, el teatro y la danza.
El corazón del Festival de Atenas y Epidauro
El festival comenzó en 1955, como una forma de renovar el alma del país, herida por los estragos del segundo conflicto mundial y una guerra civil. Nacía con modestia, pero con gran ambición: reconectar a los griegos con su linaje cultural y posicionar a Grecia como epicentro artístico del Mediterráneo.
Desde entonces, cada verano, este festival ha presentado espectáculos internacionales, piezas clásicas griegas reinterpretadas, así como estrenos contemporáneos. María Callas, Luciano Pavarotti, Frank Sinatra, Nana Mouskouri, Sting y hasta Coldplay han sido solo algunos de los nombres que han honrado su escenario.
“Cuando la gente piensa en la escena cultural de Atenas, todos piensan en el festival y en el Herodion”, declara Katerina Evangelatos, directora artística del festival desde 2019.
Una ópera monumental para una despedida legendaria
La monumental Turandot de Giacomo Puccini, interpretada por la Ópera Nacional de Grecia, abrió este festival con una producción sin precedentes. Debido a las limitaciones del espacio original, el equipo tuvo que construir estructuras temporales para camerinos y ampliar el espacio escénico con una plataforma de madera sobre parte del foso de la orquesta.
Ampliar esta infraestructura fue vital para lograr escenas como aquella en la que el padre de la princesa Turandot es llevado en su trono monumental, rodeado por coros, actores y bailarines. La exigencia técnica reflejó tanto el tributo al teatro como la necesidad del proceso de renovación inminente.
“Es como entrar a un templo”
Así define el director artístico de la Ópera Nacional de Grecia, Giorgos Koumendakis, lo que representa actuar en el Odeón. “La gente que entra aquí lo hace con reverencia… entienden que es un templo del arte”, afirma.
La soprano Lise Lindstrom, quien interpreta a la desafiante princesa Turandot, comparte esa sensación: “Es mágico estar aquí. Ver la Acrópolis iluminada, y al público absorto, es profundamente conmovedor”.
Un paréntesis esperado, pero doloroso
El cierre del Odeón no es una sorpresa. Según la ministra de Cultura, Lina Mendoni, los estudios preliminares preparan el terreno para una intervención sin precedentes, ya que “esta estructura está fatigada”. A pesar de que en décadas anteriores se han realizado trabajos de limpieza, consolidación de grietas y renovación de asientos, las nuevas obras —input de estudios estructurales aún en proceso— son más invasivas y demorarán al menos tres años.
Esto implica que el festival tendrá que reinventarse. “Debemos ser creativos en encontrar espacios alternativos que estén a la altura”, asegura Evangelatos.
¿Qué perderemos —y qué ganaremos— con esta restauración?
El cierre no solo afecta la experiencia estética. Este teatro es también un motor económico y social. Según cifras del Ministerio de Cultura, más de 125,000 personas lo visitan cada verano solo para el festival, y muchísimos más lo recorren como parte del turismo patrimonial que deja millones a la economía ateniense.
Además, su restauración es también una oportunidad. Si se realiza con el debido cuidado, se podría reforzar su estructura con materiales más seguros, mejorar los accesos sin perder autenticidad y garantizar su preservación para las futuras generaciones.
La resistencia cultural: un símbolo de Grecia
La historia de Herodion es un reflejo de Grecia misma: una nación que —pese a guerras, crisis económicas y cambios sociales complejos— sigue apostando por el arte, la belleza y la conexión con su rica herencia cultural.
En palabras de Evangelatos, “es un milagro de supervivencia y legado artístico”.
¿Dónde vivirá el espíritu del Herodion durante su ausencia?
Hay lugares como el Teatro de Epidauro, con su perfección acústica antiquísima, o la moderna Sala de Conciertos Megaron de Atenas. No obstante, ninguno captura el aura mística de cantar bajo una luna griega a la sombra de los templos antiguos mientras la historia te observa desde la piedra.
Tal como se despidieron los coros trágicos y las musas del Partenón, nosotros también despedimos una era.
Que este intermedio involuntario sea un alto ceremonial. Que regrese el Herodion en todo su esplendor, preparado para otros 2,000 años de eco cultural.
“Un teatro no es solo ladrillos y muros, sino el eco de los pasos de los que pasaron por su escenario. El Odeón de Herodes Ático, en su silencio temporal, resonará aún con nuestras voces.”