Pacers, dolor e historia: La tragedia de Haliburton y el espíritu resiliente de Indiana

Cuando un título parecía al alcance, una lesión más agregó otro capítulo desgarrador a la maldición histórica de los Indiana Pacers

El Game 7 entre Indiana Pacers y Oklahoma City Thunder no solo definió al campeón de la NBA 2025; también reafirmó la triste pero tenaz historia de una franquicia con alma luchadora, y con el infortunio como sombra persistente. Cuando Tyrese Haliburton cayó al suelo agarrándose la pierna derecha, no solo colapsó cualquier chance real de coronarse, también se reabrieron heridas que los fans de los Pacers han aprendido —a la fuerza— a soportar.

Una franquicia forjada en la adversidad

Desde su inclusión a la NBA en 1976 tras su paso exitoso por la ABA —donde ganaron tres campeonatos—, los Indiana Pacers han vivido más momentos trágicos que gloriosos. Parecía que este año, con una plantilla joven y eléctrica comandada por Haliburton como base estrella, todo encajaba.

Pero el destino volvió a cobrar su cuota. A los 7 minutos del primer cuarto, Haliburton, que ya lidiaba con una distensión en la pantorrilla, terminó en el suelo con un dolor evidente. Su padre, John Haliburton, confirmó a ESPN que se trataba del tendón de Aquiles. Un silencio helado recorrió el Gainbridge Fieldhouse, mientras el vídeo de la lesión repetía el rostro de absoluto tormento de su padre en la grada.

El eco del pasado: Las lesiones como sentencia

En Indiana, esto ya se vio antes. Y más de una vez:

  • Danny Granger, ala-pívot y All-Star en 2009, nunca volvió a igualar su nivel tras múltiples lesiones de rodilla.
  • Paul George sufrió una de las lesiones más espeluznantes de la década al fracturarse la pierna en 2014, en un partido de preparación con la selección estadounidense.
  • Victor Oladipo parecía el nuevo salvador de Indiana hasta que una lesión en el cuádriceps le quitó explosividad y continuidad.

¿Será Haliburton la nueva adición a esa trágica lista? A sus 24 años, era la pieza que encendía motores, el líder vocal y estadístico del equipo. Sus promedios en estos playoffs eran sensacionales: 20.3 puntos, 10.2 asistencias y 41% desde la línea de tres.

Un Game 7 con sabor a injusticia

El duelo decisivo prometía ser histórico. Era el primer Game 7 de unas Finales desde 2016. Indiana logró llegar al descanso con ventaja de un solo punto pese al golpe emocional. Haliburton ya había encestado tres triples antes de su caída. La atmósfera era de esperanza tensa.

Pero el segundo tiempo fue otra historia. Sin su director de orquesta, los Pacers solo anotaron 43 puntos en la segunda mitad. El Thunder, liderado por Shai Gilgeous-Alexander, hizo valer su condición de mejor equipo de la temporada regular (68-14), imponiéndose 103-91.

La afición de Indiana: fiel, sufrida y resiliente

La mística del baloncesto en Indiana es indiscutible. Es el estado que inspiró la película "Hoosiers" y donde el baloncesto es religión. Miles de fans hicieron fila desde temprano afuera del estadio. Dentro, no faltaron los cánticos, los gestos de apoyo ni las camisetas retro —como la de Roy Hibbert que lucía Anthony Brehob, aficionado de 27 años— con la esperanza de una noche mágica.

"Estoy esperando un partido cerrado. Si pierden, será una noche larga", dijo Brehob antes del partido. Su predicción no pudo ser más certera.

Una historia escrita a base de tropiezos

Los antecedentes de desdicha abonan a la narrativa de un equipo tan entrañable como sufridor:

  • 1977: Un telemaratón organizado por los fans logró salvar de la desaparición a los Pacers al recaudar $200,000.
  • 2004: El infame "Malice at the Palace", una pelea campal entre jugadores de los Pacers y fans de los Pistons, marcó el principio del fin para aquel talentoso núcleo liderado por Ron Artest, Jermaine O’Neal y Stephen Jackson.
  • 2013 y 2014: Dos enfrentamientos intensos de Finales del Este contra el Miami Heat de LeBron James terminaron en dolorosas derrotas.
  • 2023: Barrida en las Finales del Este ante Boston, mientras Haliburton observaba desde el banco, lesionado.

Haliburton: un modelo de carácter

Conocido tanto por su juego cerebral como por su carisma fuera del parqué, Haliburton no escondió su deseo de competir a pesar de las molestias. “Soy un competidor. Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para jugar”, dijo antes del Juego 6. Para el 7, fue literalmente todo: cámara hiperbárica, acupuntura, masajes, estimulación eléctrica y más. Nada impidió su sacrificio.

Como símbolo de respeto, hasta Shai Gilgeous-Alexander, rival y estrella del Thunder, se acercó a tocarle la cabeza en señal de apoyo cuando Haliburton yacía en el suelo.

Game 7: Donde nacen las leyendas

La historia de los Game 7 en las Finales es breve pero intensa. Desde el icónico partido de 2010 donde Kobe Bryant y los Lakers vencieron a los Celtics —un juego citado por leyendas como David Beckham, Carlos Alcaraz y Novak Djokovic—, hasta el legendario triple de Kyrie Irving y tapón de LeBron James en 2016 ante los Warriors, estos enfrentamientos se graban en la memoria.

Pero lo de Indiana fue legendario por otra razón: el coraje ante el desastre. Jugadores como Myles Turner declararon en pleno juego:

“Es desgarrador. Pero tenemos su espalda.”

Y lo demostraron. Defendieron con intensidad, pelearon cada rebote y animaron a los 17,000 fanáticos que no dejaron de rugir. Pero el talento y la profundidad de Oklahoma fueron demasiado.

Un camino luminoso... empañado

El presente es duro, pero el futuro de los Pacers aún es brillante—si Haliburton logra regresar. Con jóvenes como Bennedict Mathurin, Andrew Nembhard y Obi Toppin, y un entrenador como Rick Carlisle con credenciales campeonas, no todo está perdido. Lo crucial será la salud.

Pero en Indiana ya entienden: nada se gana fácil. Por eso celebran la garra, incluso en la derrota. Porque como bien dijo Cedric the Entertainer:

“Game 7 es cuando se hacen las leyendas. MJ, Kobe, Bron… ¿quién sigue?”

Para los fans de los Pacers, puede que el anillo aún no llegue, pero el corazón ya tiene dueño: Tyrese Haliburton, el guerrero caído, que con su sacrificio alimentó un capítulo más en la épica, aunque dolorosa, saga de Indianapolis.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press