Nueva era nuclear en Nueva York: ¿vuelve la energía atómica para salvar el futuro energético del estado?
La propuesta de una nueva planta nuclear en Nueva York reabre el debate sobre energía limpia, empleo y seguridad en medio de una crisis de infraestructura eléctrica.
Una propuesta histórica con visión futura
La gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, ha encendido nuevamente la mecha del debate energético en Estados Unidos al proponer la construcción de la primera planta nuclear en el estado en más de tres décadas. El anuncio se realizó en la Niagara County Power Project en Lewiston, y no es menor: Hochul quiere crear una instalación nuclear avanzada y de emisiones cero, capaz de generar al menos un gigavatio (GW) de electricidad.
La medida busca revitalizar la matriz energética del estado, actualmente presionada por la clausura progresiva de plantas de combustibles fósiles, así como preparar el terreno para una economía más limpia, sostenible y atractiva para grandes industrias manufactureras.
¿Por qué volver a la energía nuclear?
La energía nuclear ha sido por años motivo de controversia en EE. UU. En el caso de Nueva York, la capacidad nuclear actual proporciona aproximadamente el 20% de la electricidad, gracias a sus tres plantas activas en la región de los Grandes Lagos: Nine Mile Point, Ginna y FitzPatrick, todas operadas por la empresa Constellation.
Sin embargo, hace no tanto tiempo, el estado tuvo que apagar uno de sus emblemas energéticos: la Indian Point Power Plant, clausurada en 2021 por motivos de seguridad e impacto ambiental. La decisión dejó un vacío de producción energética que se ha intentado subsanar con energías renovables, aunque aún resultan insuficientes para un estado tan denso y demandante como Nueva York.
Con esta nueva iniciativa, el estado quiere rescatar su liderazgo tecnológico y energético, y al mismo tiempo reducir la dependencia del gas natural y otros combustibles fósiles. La gobernadora fue tajante: “Queremos garantizar nuestra independencia energética y traer buena economía y empleos bien remunerados para el estado”.
Números que impresionan
Hochul no habló en abstracto. Según su plan, la instalación podría generar
- 1,600 empleos durante su construcción
- 1,200 empleos permanentes al entrar en operación
Además, con un gigavatio adicional, Nueva York elevaría su capacidad nuclear de 3.3 a 4.3 gigavatios, recuperando parte del poder perdido desde los años 90, cuando la energía nuclear aportaba cerca del 33% de la energía del estado, según Nuclear New York.
¿Dónde se instalará la nueva planta?
Pese al entusiasmo inicial, el proyecto no tiene aún una ubicación segura. La mandataria afirmó que “todo el mundo está levantando la mano”, lo que denota amplio interés en zonas del interior del estado, tradicionalmente más abiertas a este tipo de infraestructuras debido al potencial de inversión y desarrollo local.
Entre los candidatos con más posibilidades se encuentra la zona de Oswego, específicamente en el entorno del ya existente Nine Mile Point. Allí, la administración ya ha expresado simpatía hacia una propuesta presentada por Constellation para poner en marcha un nuevo reactor.
Revivir una industria estancada
La propuesta de Nueva York no está sola: otros estados también están comenzando a reconsiderar la energía nuclear. En 2023, Georgia Power Company completó los dos primeros reactores nucleares en EE. UU. en una generación en la planta Vogtle, aunque con un costo de $35 mil millones y más de siete años de retraso. Más recientemente, la Tennessee Valley Authority solicitó autorización para un pequeño reactor modular (SMR) en el sitio del Clinch River en Oak Ridge.
Esto forma parte de una tendencia emergente: la búsqueda global de mini-reactores, mucho más seguros y económicos que los grandes monstruos del siglo XX.
¿Una apuesta segura y limpia?
Uno de los principales argumentos de los proponentes del plan Hochul es que se trata de una energía no emisora de carbono, una ventaja significativa en tiempos de lucha feroz contra el cambio climático. “La energía nuclear genera electricidad sin emitir gases de efecto invernadero, al contrario de las centrales térmicas”, destaca Rachel Santarsiero, vocera de Nuclear New York.
Sin embargo, los detractores insisten en que el riesgo no se limita a las emisiones. Las preocupaciones ambientales y de seguridad no han desaparecido. Los residuos radioactivos, el temor a accidentes como Chernobyl o Fukushima y los altísimos costos de mantenimiento hacen que esta fuente continúe siendo vista con desconfianza por amplios sectores ciudadanos.
Implicancias políticas y económicas
La decisión también acarrea elementos políticos. En un contexto nacional marcado por la polarización energética —combustibles fósiles versus renovables—, la energía nuclear vuelve a situarse como potencial punto de convergencia. Tanto Demócratas como Republicanos han mostrado interés en reactivar este sector, aunque con enfoques diferentes.
Además, la iniciativa amenaza con provocar nuevas discusiones sobre el papel de las empresas privadas versus empresas públicas en la generación y control de la energía. Hochul ha confiado este nuevo reactor a la New York Power Authority (NYPA), una entidad estatal, marcando un distanciamiento respecto a modelos más privatizados como Texas o Florida.
¿Es la nuclear la clave para la economía verde?
Organismos internacionales como el Agencia Internacional de la Energía (IEA) han subrayado que será muy difícil alcanzar las metas de descarbonización a 2050 sin un aumento del uso de energía nuclear a nivel mundial.
En el caso de Nueva York, con metas ambiciosas como una red completamente libre de emisiones para 2040, la inclusión de un nuevo reactor se convierte en una herramienta estratégica para apoyar las intermitentes fuentes renovables (solar y eólica). De hecho, múltiples estudios universitarios revelan que la combinación de SMRs, eólica marina y baterías de almacenamiento puede ser la columna vertebral del sistema eléctrico del futuro.
¿Y el ciudadano qué opina?
Una encuesta del Pew Research Center en 2023 mostraba un creciente apoyo a la energía nuclear: el 57% de los estadounidenses estaría a favor de que se construyen nuevas plantas, frente al 43% en 2016.
En Nueva York, activistas ambientales aún conservan reservas. Grupos como Riverkeeper o Scenic Hudson han advertido que no toda energía sin CO₂ es necesariamente segura o eficiente desde el punto de vista ecológico.
Una oportunidad para redefinir liderazgo energético
Más allá del debate técnico o ideológico, lo cierto es que Nueva York parece decidida a colocarse al frente de una transformación del modelo energético estadounidense. Volver a poner un pie firme en la energía nuclear podría responder no solo a necesidades del presente, sino también cimentar una infraestructura robusta para un futuro que será —sí o sí— más electrificado y exigente.
Como dijo Hochul ante decenas de trabajadores en Lewiston: “Este plan marca el inicio de la próxima generación de prosperidad para Nueva York”. El tiempo y los reactores dirán si esa promesa se cumple.