Revolución civil en la defensa surcoreana: Ahn Gyu-back rompe una tradición de seis décadas
La histórica nominación del primer ministro civil de Defensa en Corea del Sur marca un antes y un después tras los escándalos de ley marcial
Por primera vez en más de seis décadas, Corea del Sur tendrá un Ministro de Defensa sin antecedentes militares. Esta decisión histórica del presidente Lee Jae Myung da un giro drástico al liderazgo en temas militares del país, en una nación en la que el uniforme ha liderado la seguridad nacional desde 1961.
Una ruptura con el pasado militarista
La designación de Ahn Gyu-back como Ministro de Defensa Nacional es mucho más que una simple decisión administrativa. Representa la materialización de un cambio paradigmático en cómo el poder civil debe conducir las fuerzas armadas.
Desde el golpe de Estado encabezado por Park Chung-hee en 1961, todos los ministros de Defensa de Corea del Sur habían sido generales retirados. Este patrón se mantuvo incluso después del proceso de democratización iniciado a finales de los años ochenta.
Sin embargo, con el escándalo político más reciente que sacudió a la nación —el fallido intento de ley marcial impulsado por el entonces presidente Yoon Suk Yeol en 2024—, la idea de devolverle el control total al poder civil sobre los militares dejó de ser una consigna electoral para convertirse en una necesidad de Estado.
¿Quién es Ahn Gyu-back?
Ahn, legislador del progresista Partido Democrático, lleva cinco mandatos consecutivos en la Asamblea Nacional. Ha sido miembro destacado del Comité de Defensa Nacional y fue cabeza del comité de investigación parlamentaria sobre la ley marcial decretada por Yoon Suk Yeol.
La experiencia de Ahn en la investigación sobre el autoritarismo reciente le otorga un perfil inédito para el cargo: un civil que no solo conoce las entrañas del sistema de seguridad nacional surcoreano, sino que ha luchado por depurarlo. En palabras de Kang Hoon-sik, jefe de gabinete del presidente Lee, “como el primer ministro civil de Defensa en 64 años, será responsable de liderar y supervisar la transformación del ejército tras su implicación en la ley marcial”.
El legado de Yoon Suk Yeol: una advertencia histórica
Yoon no solo fue destituido; también fue acusado formalmente de rebelión. Su intento de disolver la Asamblea Nacional con apoyo de tropas armadas, arrestar a opositores políticos y clausurar las oficinas de la comisión electoral, fue calificado por fiscales y medios como un intento de golpe militar. Este escenario, sin precedente desde los años de dictadura, provocó una fuerte reacción social e institucional.
Según datos del Tribunal Constitucional surcoreano, más del 70% de la población apoyó la destitución de Yoon una vez que las pruebas sobre sus acciones salieron a la luz. Este suceso traumático reavivó viejos temores sobre el peso del militarismo en la política, y cimentó las bases ideológicas que facilitaron la llegada de Lee al poder.
¿Qué implica un ministro civil de Defensa para Corea del Sur?
Corea del Sur se encuentra en una región geopolíticamente extremadamente tensa. Con una Corea del Norte constantemente en alerta y el factor China siempre latente, tener un civil al frente de la cartera de Defensa significa confiar en la diplomacia y la gobernanza transparente como pilares de la seguridad nacional.
Además, este movimiento se interpreta interntacionalmente como una señal de madurez democrática. Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, "la designación de Ahn es un mensaje claro de que Corea del Sur está reforzando controles civiles sobre las fuerzas armadas sin comprometer su capacidad de defensa".
Ahn enfrenta desafíos monumentales
Entre las tareas inmediatas del nuevo ministro destacan:
- La reforma del mando militar: expulsar o sancionar a oficiales implicados en el intento de ley marcial.
- La revisión del currículo militar en academias castrenses, para reforzar los valores democráticos.
- Aumentar la transparencia financiera y operativa del sector defensa.
Además, Ahn deberá garantizar que el sistema de defensa surcoreano mantenga su efectividad sin el clásico trasfondo autoritario que lo acompañó durante décadas.
Una Asamblea favorable, pero un electorado expectante
Si bien su confirmación está casi asegurada gracias a la cómoda mayoría que ostenta el Partido Democrático en la Asamblea (que controla 174 de los 300 escaños), Ahn sabe que su mayor examen será ante una ciudadanía vigilante.
Más del 60% del electorado, según una encuesta de Hankook Ilbo, ve en la transformación del Ministerio de Defensa un factor clave para consolidar la democracia surcoreana. Pero también hay sectores conservadores, especialmente veteranos del ejército, que expresan reticencias ante lo que califican como una “politización del mando militar”.
Una tendencia global: civiles en defensa
La decisión de Corea del Sur no es aislada. Desde la década de 1990, países como Alemania, España y Chile han puesto civiles al mando de sus ministerios de defensa como parte de procesos de fortalecimiento democrático. Israel mantiene tradicionalmente ministros civiles en el cargo, y Estados Unidos solo nombra militares retirados bajo excepciones constitucionales, como fue el caso de James Mattis en 2017.
En América Latina, el ejemplo más reciente fue en Colombia con la designación de Iván Velásquez como ministro de Defensa en 2022, demostrando que la seguridad nacional también puede ser liderada con lógica institucional y no bélica.
La nominación de Ahn y lo que viene
Lee Jae Myung también aprovechó el mismo anuncio para nominar a otros ministros clave, como el veterano diplomático Cho Hyun al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores, y la reinstalación de Chung Dong-young como ministro de Unificación, cargo que ya ocupó entre 2004 y 2005.
Esto habla de un segundo momento político: consolidar una administración civilista y progresista para cerrar el ciclo oscuro del militarismo autoritario reciente.
En definitiva, el nombramiento de Ahn Gyu-back podría marcar un antes y un después no solo en la política de defensa surcoreana, sino en la evolución democrática del país. Convertir el liderazgo civil en norma, y no excepción, podría ser el siguiente paso clave para una Corea del Sur más fuerte y libre.