Trump, petróleo e Irán: el cóctel explosivo que sacude el mercado mundial
Entre ataques militares, amenazas de cierre del Estrecho de Ormuz y llamados a perforar más pozos, el conflicto geopolítico entre EE.UU. e Irán reconfigura el tablero global de la energía
Por Redacción
El petróleo en la cuerda floja: nueva sacudida geopolítica desde Washington
En medio de una de las crisis más delicadas entre Estados Unidos e Irán desde la década del 2000, el presidente Donald Trump dejó estallar en redes sociales un mensaje con una intensidad pocas veces vista: “¡PERFOREN, AHORA! TODOS, MANTENGAN BAJOS LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO. ¡LOS ESTOY OBSERVANDO!”. El comentario llega en un contexto tenso: EE.UU. lanzó ataques a tres instalaciones nucleares iraníes, lo que ha encendido las alarmas sobre el impacto inmediato en los mercados energéticos globales.
Los precios del petróleo rápidamente subieron un 4% al iniciarse la semana, aunque retrocedieron después a medida que los inversionistas analizaban el posible escenario de represalias por parte de Irán y las consecuencias del cierre del Estrecho de Ormuz.
¿Por qué es tan crucial el Estrecho de Ormuz?
El Estrecho de Ormuz, una franja marítima de apenas 39 kilómetros en su punto más angosto, conecta el Golfo Pérsico con el Mar Arábigo. A través de él, transita aproximadamente el 20% del petróleo mundial, incluyendo una porción considerable de las exportaciones de Arabia Saudita, Irak, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos e Irán.
La posibilidad de que Irán cierre este paso —una amenaza latente durante décadas— ha sido considerada por muchos expertos como “el disparador del Armagedón económico”. Una interrupción real en el tráfico comercial por esa vía generaría aumentos drásticos en los precios del crudo y afectaría el transporte marítimo global.
El parlamento iraní ya aprobó una moción para cortar el Estrecho, aunque su implementación efectiva depende del Consejo Supremo de Seguridad Nacional del país. De ser ratificada, estaríamos ante un episodio de alto riesgo que impactaría sobre la estabilidad de Medio Oriente y en la economía global.
El ‘DRILL, BABY, DRILL’: regreso a la era de la energía sin restricciones
El grito de batalla de Trump (“¡PERFOREN!”) revive una consigna popularizada en la era del Tea Party y la expansión energética del shale gas y shale oil durante su primera administración. El exmandatario busca ahora reimpulsar la producción nacional (y motivar a que lo hagan otras potencias petroleras aliadas) para contrarrestar la presión alcista de los precios internacionales.
Según la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA), el país produjo un promedio récord de 13.05 millones de barriles diarios en 2023. Trump ha instado al Departamento de Energía a expandir aún más esa producción como estrategia geopolítica para minimizar el impacto económico de la guerra indirecta con Irán.
¿Escalada o retórica? Lo que dice la Casa Blanca y lo que teme el mercado
La portavoz presidencial Karoline Leavitt advirtió a Irán que bloquear el Estrecho de Ormuz sería “un error catastrófico”. Por su parte, el Departamento de Estado incrementó sus alertas de viaje para estadounidenses, activó vuelos de evacuación desde Israel y ordenó la salida del personal no esencial en Beirut, Líbano.
Mientras tanto, países como Catar, que alberga la base aérea Al Udeid —sede del Comando Central de EE.UU. en Medio Oriente—, cerraron su espacio aéreo como medida de precaución. Las tensiones reformulan no únicamente las dinámicas militares regionales, sino también las estrategias económicas: muchos analistas empiezan a contemplar posibles flujos migratorios, aumentos de inflación y un frenazo en la recuperación global.
Irán ante una encrucijada estratégica
Teherán ha amenazado con repetir su advertencia histórica del cierre del Estrecho, pero varios expertos ponen en duda que esté dispuesto a ir tan lejos. “Es un arma de doble filo”, explica Colby Connelly, analista del Middle East Institute. “Podría provocar represalias contra sus propios embarques y tensar su relación con China, su principal comprador de crudo.”
No obstante, Connelly también recuerda que “la interdependencia económica ya no garantiza la paz”. El ejemplo más claro fue Rusia en 2022: a pesar de las sanciones energéticas occidentales, Moscú prosiguió con su invasión a Ucrania. En ese marco, Irán podría decidir actuar, calculando que la disrupción beneficiaría sus objetivos estratégicos a largo plazo en la región.
Detrás del conflicto: ¿Se acerca un intento de cambio de régimen?
Trump inquietó aún más al mundo al publicar una frase provocadora: “¿Por qué no habría un cambio de régimen si el actual no puede HACER GRANDE A IRÁN OTRA VEZ? ¡MIGA!”. Esa declaración alude a la consigna de su campaña reformulada (“Make Iran Great Again”), y muchos la interpretaron como un apoyo tácito a un eventual derrocamiento del gobierno teocrático iraní.
Portavoces luego recalcaron que no hay un cambio en la postura militar oficial, pero el simple hecho de sembrar la idea marca un viraje discursivo que podría erosionar aún más las posibilidades de un retorno diplomático entre ambos países, algo ya bastante debilitado tras el fracaso del acuerdo nuclear firmado en 2015 y abandonado en 2018.
¿Qué papel juega Israel en todo el escenario?
Las operaciones militares que EE.UU. llevó a cabo contra instalaciones nucleares iraníes se enmarcan en un alineamiento estratégico cada vez más estrecho con Israel, que ha sido durante décadas el principal opositor del programa nuclear iraní. Aunque no hay confirmación oficial sobre coordinación directa, varios analistas aseguran que ambas fuerzas están cooperando silenciosamente para neutralizar el avance nuclear de Teherán.
Esta cooperación ha avivado las tensiones en el mundo árabe y ha puesto en jaque ciertas alianzas regionales, como los Acuerdos de Abraham, que buscaban acercamientos diplomáticos entre Israel y varios países musulmanes.
El espejo de Ucrania: ¿sirven las sanciones como herramienta disuasiva?
Occidente —principalmente Estados Unidos y la Unión Europea— sometió a Rusia a duras sanciones en 2022 por la guerra en Ucrania. Grandes empresas energéticas abandonaron sus inversiones en territorio ruso, y la exportación de crudo fue severamente restringida.
¿Funcionaron? En parte sí, pero Rusia ha logrado esquivar algunas sanciones apoyándose en socios como India y China. Irán, a diferencia de Moscú, ya vivía semi encerrado económicamente desde hace años, por lo que su nivel de exposición y dependencia es mucho menor.
Eso genera dudas sobre qué tanto puede influir el castigo económico. Como indica Connelly: “Si algo hemos aprendido en esta década es que los intereses políticos pueden superar los intereses económicos”.
Mercados inestables, ciudadanos preocupados
Más allá de las declaraciones y estrategias militares, el impacto en la vida cotidiana ya empieza a sentirse. El alza del petróleo afecta desde los precios del combustible hasta el costo del transporte, mercancías e insumos agrícolas. Una prolongación de esta escalada podría derivar en inflación global, como ya ocurrió entre 2021 y 2023 con las consecuencias de la pandemia y la guerra en Europa.
Según Bloomberg, la cotización del Brent podría alcanzar los 100 dólares por barril si el estrecho se ve verdaderamente afectado. Esto impactaría especialmente a países no productores o aquellos con economías dependientes de importaciones energéticas costosas.
¿La diplomacia tiene alguna oportunidad?
Pese al tenso contexto, diplomáticos europeos y organismos multilaterales todavía intentan mantener canales abiertos. El cierre del Estrecho sería un “punto de no retorno” según varios cancilleres de la UE. Aunque las posibilidades de éxito disminuyen cada día, aún hay llamados a detener la escalada y restablecer alguna vía de negociación sobre el programa nuclear iraní.
Entretanto, el tablero global se reconfigura rápidamente. El conflicto petrolero entre EE.UU. e Irán no es sólo una cuestión energética: es un complejo rompecabezas de poder, diplomacia, ideología y supervivencia nacional. ¿Estamos al borde de un nuevo orden mundial moldeado por hidrocarburos y misiles? El futuro lo dirá muy pronto.