El fenómeno de las lesiones de Aquiles en una NBA cada vez más exigente

Tyrese Haliburton, Jayson Tatum y Damian Lillard se suman a una preocupante tendencia: lesiones graves en jugadores jóvenes de élite

La imagen de Tyrese Haliburton cayendo al suelo y golpeando la duela en plena frustración durante las Finales de la NBA 2025 no solo será recordada por los fanáticos de los Indiana Pacers, sino que quedará como símbolo de una tendencia inquietante en el baloncesto profesional: el aumento de lesiones del tendón de Aquiles en jugadores jóvenes.

Un patrón que ya no respeta la edad

Históricamente, la rotura del tendón de Aquiles había sido una dolencia asociada con veteranos en la treintena o incluso cuadrentones, como sucedió con Kobe Bryant en 2013 (34 años) o Rudy Gay (30 años en 2017). Sin embargo, la realidad ha cambiado recientemente.

En un mismo playoff, tres estrellas de la NBA —Haliburton (25), Jayson Tatum (27) y Damian Lillard (34)— sufrieron esta lesión, lo que encendió las alarmas en equipos médicos, entrenadores y manejadores de talento joven. Haliburton, en medio del séptimo juego de las Finales, lo dio todo pese a estar lidiando previamente con molestias musculares, solo para terminar por desgarrarse el tendón en el momento más crítico.

“Tal vez no estaba tan saludable como quería, pero asumió el riesgo de jugar por el equipo. Eso merece reconocimiento”, señaló el Dr. Kevin Farmer, jefe de medicina deportiva en la Universidad de Florida.

¿Por qué tantos casos en edades tempranas?

Dos factores han surgido como explicaciones principales: la temprana especialización deportiva y el desgaste acumulativo por temporadas más largas y exigentes.

Durante décadas, los atletas practicaban múltiples deportes en la infancia y adolescencia, lo que ofrecía un desarrollo físico más integral. Hoy, muchos niños se enfocan únicamente en el baloncesto desde edades precoces. Esta práctica, según los expertos, somete a tendones como el de Aquiles al mismo tipo de estrés repetitivo que llevó a los lanzadores de béisbol a sufrir lesiones frecuentes en el codo.

“Vemos lesiones del Aquiles en jugadores de 25 años en lugar de los 35 debido al estrés que han acumulado durante toda su vida atlética”, afirma Farmer. “Es probable que estemos viendo las consecuencias de cómo hemos modificado el deporte juvenil”.

¿Las zapatillas también tienen culpa?

Algunos estudios apuntan a que el uso extendido de zapatillas de baloncesto de corte bajo, populares por su ligereza y estética, podrían estar reduciendo el soporte para articulaciones como el tobillo y estructuras conectadas como el tendón de Aquiles. Aunque la evidencia no es completamente concluyente, varios médicos alertan sobre esta tendencia.

Fluoroquinolonas y otros factores médicos

Existe una familia de antibióticos llamados fluoroquinolonas, usados para tratar infecciones bacterianas, que se ha relacionado con un mayor riesgo de ruptura de tendones, aunque no está confirmado que jugadores como Haliburton, Tatum o Lillard los hayan tomado. Aun así, médicos como el Dr. James Borchers, presidente del Consejo de Salud del Atleta en Estados Unidos, insisten en que se necesitan más controles sobre todo lo que consumen los jugadores.

Un escenario que se repite en otras ligas

Esta problemática no es exclusiva de la NBA. En la NFL, se ha visto un incremento de Aquiles rotos en receptores y corredores. Jugadores como Aaron Rodgers intentaron desafiar los límites volviendo al campo en tiempo récord —en su caso, cuatro meses—, aunque nunca terminó debutando debido a la eliminación de su equipo.

En el fútbol europeo, figuras como Rafa Nadal (en tenis) y Zlatan Ibrahimović (fútbol) también han lidiado con lesiones similares prolongadas, a pesar de contar con los mejores cuidados médicos del planeta.

¿Vale la pena arriesgar por un campeonato?

La línea entre darlo todo por el equipo y sacrificar la salud a largo plazo es delgada. Kevin Durant vivió esta experiencia en 2019 cuando volvió prematuramente en las Finales con los Warriors, se rompió el Aquiles y se perdió toda la siguiente temporada. Haliburton siguió sus pasos, enfrentándose al mismo drama.

“Tu patrón de caminata puede estar fuera de lugar. El músculo no responde igual bajo tensión. El riesgo crece mucho más en estas condiciones”, dice Farmer.

Jayson Tatum es otro claro caso. Con la temporada en juego, optó por competir dolorido, lo que le llevó a un largo periodo de baja que le alejará de las canchas en 2025-26, según reportes iniciales de los Celtics.

La tecnología, un rayo de esperanza

A pesar del oscuro panorama, existe una luz al final del túnel gracias a los avances en tecnología médica. Hoy en día, los tiempos de recuperación son más rápidos y con menores secuelas. Las terapias regenerativas, el uso de plasma rico en plaquetas, y técnicas de rehabilitación como la realidad aumentada y los exoesqueletos han revolucionado el tratamiento.

No obstante, acelerar el retorno puede ser contraproducente si no se tienen los cuidados adecuados. La propia NBA se enfrenta al dilema de querer a sus figuras de vuelta cuanto antes por razones comerciales, pero también debe proteger su salud a largo plazo.

Lo que viene para Haliburton y compañía

Haliburton ya ha manifestado que no se arrepiente de haber jugado, aunque probablemente se pierda toda la campaña 2025-2026. Tatum y Lillard también estiman rehabilitaciones de nueve a doce meses.

A su favor: su juventud. A los 25 y 27 años, Haliburton y Tatum cuentan con una capacidad regenerativa superior a veteranos como Durant o Kobe en su momento. Borchers señala lo siguiente:

“La intensidad del trabajo de recuperación en atletas élite es extraordinaria. Por eso pueden volver mejor y antes que el resto. Pero no hay que subestimar el costo mental de la lesión ni la presión del regreso”.

¿Qué puede hacer la NBA?

  • Menor carga regular: reducir la cantidad de partidos o descansos programados podría darle respiro a los tendones.
  • Monitoreo de minutos por edad y biomecánica: los cuerpos técnicos deben usar inteligencia artificial y seguimiento GPS para identificar riesgos.
  • Educación a jugadores juveniles: evitar la especialización prematura y promover temporadas multidisciplinarias podría ser clave.
  • Revisión de calzado: establecer normativas para la protección biomecánica, no solo la estética, debe ser prioritario.

Así como el codo devenido en Tommy John Surgery marcó a generaciones de pitchers, el Aquiles podría convertirse en el talón de Aquiles —literal y figuradamente— del jugador moderno de baloncesto.

El reto ahora es balancear espectáculo con sostenibilidad física. Porque de nada sirve vender millones de camisetas si las superestrellas no están en la pista.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press