La ONU cumple 80 años: ¿celebrar un legado o enfrentar una crisis existencial?

Análisis crítico del estado actual de las Naciones Unidas en un mundo dividido, sus logros pasados y el incierto camino hacia el futuro

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Una idea surgida de la devastación

El 26 de junio de 1945, 50 países firmaron en San Francisco la Carta de las Naciones Unidas con el fin principal de “preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra”. La Segunda Guerra Mundial había dejado cicatrices profundas, y la humanidad necesitaba un nuevo pacto de civilización: uno fundado sobre el diálogo multilateral, la cooperación y la diplomacia.

Hoy, 80 años más tarde, el escenario es muy distinto. Lejos de la esperanza que originó su nacimiento, la ONU enfrenta su crisis más profunda desde su creación, como bien dijo el exembajador de EE.UU. John Bolton: “Probablemente está en su peor momento desde que fue fundada”.

De 50 a 193: la expansión de una organización global

En 1945, las Naciones Unidas estaban conformadas principalmente por países de Occidente y América Latina. Actualmente, cuenta con 193 Estados miembros, y África se ha convertido en el bloque más amplio con 54 países.

Este crecimiento institucional se tradujo también en una expansión orgánica. De una estructura enfocada en la paz y la seguridad, hoy el sistema de la ONU supervisa temas tan diversos como la infancia, el hambre, los derechos humanos o las telecomunicaciones. En 2023, más de 133,000 empleados trabajaban distribuidos entre el Secretariado general y agencias especializadas como ONU Mujeres, ACNUR, OIEA o la Organización Mundial de la Salud.

Datos relevantes sobre el impacto de la ONU

  • Ha desplegado 71 operaciones de paz desde 1948.
  • Su agencia alimentaria (PMA) atiende a más de 115 millones de personas al año.
  • La UIT ha permitido conectar digitalmente a millones.
  • Desde su fundación, el número de guerras entre Estados se ha reducido drásticamente.

Multilateralismo bajo asedio

En su 80 aniversario, la ONU se enfrenta a uno de sus mayores desafíos: su falta de relevancia y autoridad en un escenario geopolítico fracturado. Dos guerras de gran impacto —Ucrania y Gaza— mantienen al Consejo de Seguridad en parálisis perpetua por el uso recurrente del derecho de veto de las potencias.

“Esta debería ser una organización de naciones unidas, no desunidas”, señaló Kairat Umarov, embajador de Kazajistán ante la ONU.

Trump, recortes y reformas aún pendientes

Las reformas estructurales propuestas por António Guterres, secretario general de la ONU, se han visto forzadas, en parte, por los recortes presupuestarios liderados primero por la Administración Trump y luego seguidos por otras potencias donantes.

A raíz de esta contracción financiera, el sistema de la ONU se enfrenta a un recorte del 20% en su personal asalariado. Además, se plantea la fusión de agencias para evitar duplicidad de mandatos y gastos. La reducción de operaciones humanitarias también ha cobrado factura en lugares como Sudán, Haití o Birmania.

El talón de Aquiles: el Consejo de Seguridad

Cualquier intento de acción significativa para frenar las guerras es bloqueado por el derecho de veto. Más allá de ser un privilegio otorgado a las potencias fundadoras —EE.UU., Rusia, China, Francia y Reino Unido—, se ha convertido en un obstáculo a la eficacia y legitimidad del organismo.

Durante décadas se ha hablado de una posible reforma del Consejo de Seguridad que incluya a países de África y América Latina. No hay consenso. El modelo de gobernanza internacional sigue anclado en el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué sí hace la ONU hoy?

Muchos critican su inercia, pero ciertos logros no pueden minimizarse:

  • El PMA ganó el Premio Nobel de la Paz en 2020 por su lucha contra el hambre.
  • Unicef ha vacunado a miles de millones de niños desde su creación.
  • El ACNUR sigue siendo vital en la protección de más de 108 millones de refugiados y desplazados.
  • La OIEA juega un rol clave en monitorear programas nucleares, incluidos los de Irán y Corea del Norte.

Como bien señala Ian Bremmer, presidente del Eurasia Group, “la ONU no tiene ejército, ni política exterior. Pero tiene legitimidad y representa a 8 mil millones de personas”.

Un organismo que sigue siendo útil… para espiar

Una verdad incómoda dicho en tono sarcástico por el analista Richard Gowan: si la ONU desapareciera hoy, “habría muchos espías y agentes de inteligencia devastados”. El organismo sigue siendo un nido diplomático donde se consolidan relaciones bilaterales, acuerdos secretos y contactos informales. Y esa utilidad táctica sigue vigente.

Cambio de liderazgo

En 2027, António Guterres dejará su cargo. Su sucesor deberá afrontar no solo una ONU más pequeña sino las tensiones entre un mundo multipolar donde China gana terreno y Estados Unidos reduce su compromiso multilateral. Ya hay movimientos hacia un nuevo pacto: en 2023, los Estados miembros aprobaron el Pacto para el Futuro, un mapa para abordar los desafíos del siglo XXI.

Con luces tenues, pero sin desaparecer

A pesar de sus limitaciones, muchos expertos aseguran que la ONU seguirá existiendo. Para Kishore Mahbubani, ex embajador de Singapur ante la ONU, “su supervivencia fue garantizada con el mecanismo del veto en el Consejo de Seguridad. Le salvó de correr la misma suerte que la fallida Sociedad de Naciones”.

“Puede estar enferma, sí. Pero sigue viva”, resume Mahbubani.

Que sea relevante o no, dependerá de su capacidad para adaptarse, responder eficazmente a las crisis, reformar su estructura de poder y, sobre todo, rescatar el espíritu de cooperación con el que nació. Al fin y al cabo, como recordó el Secretario General Guterres: “Este planeta pequeño necesita desesperadamente unidad, no división”.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press