¿Rebelión en Pensilvania? El renacer de Conor Lamb y la crisis de identidad del Partido Demócrata

Mientras crece la frustración hacia John Fetterman, Conor Lamb resurge como figura alternativa entre los demócratas de base

El regreso inesperado de Conor Lamb

En el complejo ajedrez político de Pensilvania, un nombre que muchos daban por archivado vuelve a sonar con fuerza: Conor Lamb. El excongresista demócrata y antiguo rival en primarias del senador John Fetterman ha vuelto al ruedo político. Aunque Fetterman no encara elecciones hasta 2028, Lamb ha comenzado a recorrer el estado participando en town halls, ganándose nuevamente a las bases progresistas y criticando abiertamente al actual senador.

Una fractura en el Partido Demócrata

La creciente desconexión entre las bases progresistas del Partido Demócrata y figuras como Fetterman es palpable. Las críticas no solo se limitan a redes sociales. En eventos masivos como el rally No Kings en Filadelfia, la ausencia del senador fue abiertamente rechazada entre abucheos.

El punto de ruptura comenzó cuando Fetterman se alineó férreamente con la política israelí en su conflicto con Hamas, marcando distancia de la línea progresista más crítica de la guerra. Pero lo que desató una ola de indignación fue su aparente cercanía con las posturas de Donald Trump, a quien ha evitado criticar con la fuerza esperada por muchos votantes.

“¿Dónde está Fetterman?”

La pregunta retórica de Leah Greenberg, cofundadora de Indivisible, durante el rally “No Kings” rebotó con fuerza entre los demócratas presentes:

“Buscamos líderes que luchen por nosotros. Hoy hay personas en nuestro partido que creen que debemos rendirnos. ¿Alguien ha visto a John Fetterman por aquí?”

El rechazo inmediato de las bases reflejó una profunda decepción. Las críticas aumentan y los sectores progresistas han llegado incluso al punto de pedir su renuncia.

El fenómeno Lamb: ¿precandidato en la sombra?

Aunque Lamb asegura que “no está postulándose a nada en este momento”, no hay duda de que está en campaña. Desde Harrisburg hasta Erie, ha asistido a más de una docena de town halls en zonas tradicionalmente republicanas, sin miedo a enfrentarse al ala dura de su partido.

Asistir a estos eventos importa, realmente marca la diferencia”, afirma Dana Kellerman, una organizadora progresista de Pittsburgh. Según Lamb, ha recorrido más de 2,000 millas en su cruzada por reconectar al partido con la ciudadanía local.

El contraste con Fetterman, que ha evitado este tipo de interacciones públicas, es marcado. Lamb ha asumido, de facto, el rol de portavoz de los sectores incómodos con el actual liderazgo demócrata en el estado.

Lamb no es ajeno a la batalla

Sus credenciales son claras: exmarine, fiscal federal e icono demócrata moderado que logró una victoria sorpresa en 2018 en un distrito favorable a Trump. Esa victoria fue furor nacional, y se convirtió en una figura ascendente, incluso respaldado por Joe Biden.

Sin embargo, su intento por llegar al Senado en 2022 terminó abruptamente cuando perdió frente a Fetterman por un margen de más del 2:1 en las primarias demócratas. En lugar de retirarse, Lamb ha decidido regresar a las bases y recuperar protagonismo desde el terreno.

Un partido dividido, un futuro incierto

El Partido Demócrata en Pensilvania se encuentra en una encrucijada. Por un lado, Fetterman encarna una política insurgente que rompió con las reglas tradicionales y ganó escaños importantes. Por otro, Lamb representa una forma de reconstrucción centrada en la moderación, la presencia local y la apuesta social demócrata clásica.

“Cuando veo a la persona que me venció renunciar a todos los principios por los que hizo campaña… simplemente ya no puedo quedarme en silencio”, dijo Lamb durante uno de sus eventos.

Entre los asistentes, como Janet Bargh de Harrisburg, el mensaje fue claro: “Todo indica que va a volver a postularse, y me alegra saberlo”.

¿Fetterman, demócrata en decadencia?

El senador ha minimizado las críticas, insistiendo en que fue elegido para tender puentes y trabajar con los republicanos. A menudo defiende su postura afirmando que el diálogo con el adversario político es necesario y que los ataques internos solo perjudican al partido.

No obstante, estos argumentos han sido descartados por muchos demócratas, quienes acusan a Fetterman de centrarse más en deslegitimar a su propio partido que en combatir al verdadero obstáculo: Donald Trump.

Esto se ha visto reflejado en el número creciente de críticas por apoyar medidas de Trump, como bombardeos en Irán, o la escolta simbólica del libro del senador republicano David McCormick, en un evento organizado en un restaurante de Pittsburgh.

¿Hacia dónde camina Pensilvania?

En un estado clave para las elecciones presidenciales de 2024, el papel que juegue el Partido Demócrata será decisivo. Como estado bisagra (swing state), donde Biden derrotó a Trump por menos de 1 punto porcentual en 2020, cada voto cuenta.

Pero para mantener ese margen —o ampliarlo—, el partido necesita unidad, presencia local y una estrategia clara. Lamb parece apostar a liderar esa reconstrucción desde abajo, mientras Fetterman sigue optando por una estrategia más distante y polémica.

¿Resultará eficaz la crítica frontal desde dentro del mismo partido? ¿Podrá Lamb capitalizar el descontento o solo fragmentará aún más al electorado demócrata?

Reflexión final: ¿rebeldía constructiva o división peligrosa?

Conor Lamb está formando una nueva narrativa dentro del Partido Demócrata, una que se enfrenta al statu quo, pero desde una visión tradicionalista. Sus críticas a Fetterman no se basan tanto en ideología sino en método, comunicación y compromiso con las bases.

El senador Fetterman, por su parte, parece reticente a modificar su estrategia, confiado en que su estilo rompedor aún conecta con el votante promedio... aunque cada vez más voces internas sugieren lo contrario.

En un clima nacional tan polarizado, las divisiones internas pueden tener consecuencias reales. Mientras Lamb recorre Pensilvania escuchando, presente en eventos comunitarios, y recordando su derrota como aprendizaje, Fetterman parece cada vez más aislado y entumecido ante la crítica.

Tal vez esa sea la lección política más poderosa de este capítulo: el liderazgo no solo reside en quién ganó la última elección, sino en quién se presenta cuando su comunidad lo necesita.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press