Corea del Sur, disidentes americanos y el dilema energético asiático: ¿una tormenta geopolítica en gestación?
Mientras activistas estadounidenses tensan la frontera con Corea del Norte, Asia lucha por reducir su dependencia del petróleo del Medio Oriente
Una provocación religiosa en la frontera más tensa del planeta
Seis ciudadanos estadounidenses fueron detenidos en Corea del Sur tras intentar lanzar al mar 1,600 botellas de plástico llenas de arroz, billetes de dólar y Biblias, con la esperanza de que las corrientes las llevaran a las costas de Corea del Norte. Las autoridades indicaron que se les investiga por
violar regulaciones de seguridad pública relacionadas con zonas sensibles y peligrosas.
La acción tuvo lugar en la isla Gwanghwa, un punto reconocido por ser frontalero y muy vigilado en la península coreana. Los funcionarios surcoreanos no confirmaron si los involucrados lo habían intentado antes, pero la medida escandalizó tanto a las autoridades como a los ciudadanos por su potencial desestabilizador.
Este tipo de activismo no es nuevo. Desde hace años, activistas cristianos y disidentes norcoreanos han lanzado globos y botellas con mensajes religiosos o panfletos anticomunistas hacia el norte, desatando represalias como el envío de globos con basura por parte del régimen de Kim Jong Un —algunos incluso cayeron en el palacio presidencial surcoreano.
Una ley derogada, una política en transición
En 2023, el Tribunal Constitucional de Corea del Sur anuló una ley de 2020 que criminalizaba el envío de este tipo de materiales a Corea del Norte, alegando que era una restricción desproporcionada a la libertad de expresión. No obstante, tras el cambio de gobierno con la llegada de Lee Jae Myung al poder en junio de 2024, se han implementado nuevas medidas que, aunque no prohíben el activismo, buscan frenarlo utilizando leyes sobre seguridad pública.
Este cambio responde al deseo del nuevo presidente de reanudar las negociaciones de paz con Corea del Norte, buscando evitar provocaciones que escalen en incidentes militares.
Sin embargo, muchos expertos cuestionan si Corea del Norte recibirá estos gestos con reciprocidad. Desde 2019, el diálogo diplomático está congelado y en 2023 el régimen del norte juró que abandonaría cualquier intento de reunificación pacífica.
¿Avivando el fuego mientras se busca paz?
Se trata de una paradoja peligrosa. La intención de enviar Biblias y arroz podría parecer humanitaria o evangelizadora, pero en el contexto de un régimen hermético y represivo como el norcoreano, se percibe inevitablemente como una intromisión política y cultural.
"Cualquier objeto procedente de Corea del Sur —ya sea una hoja de propaganda o una Biblia— es considerado una amenaza" – Profesor Andrei Lankov, experto en Corea del Norte, Universidad Kookmin.
Ese tipo de acciones pone en jaque las iniciativas diplomáticas, aún incipientes, entre las dos coreas. Además, obligan a Seúl a endurecer las políticas internas, tensionando el delicado equilibrio entre libertad de expresión, seguridad nacional y diplomacia internacional.
El otro flanco peligroso: el talón energético de Asia
Mientras tanto, otra vulnerabilidad crucial de Asia salió a relucir: su dependencia del petróleo y gas natural del Medio Oriente, particularmente del estrecho de Ormuz, un paso estratégico por el que transita el 20% del suministro mundial de petróleo.
Cuatro países —China, India, Japón y Corea del Sur— representan el 75% de las importaciones de esa región. Pero Japón y Corea del Sur son los más vulnerables, por su alta dependencia energética: el 87% de la energía de Japón y el 81% de Corea del Sur provienen de importaciones fósiles.
Solo en 2023:
- Japón: obtuvo más del 70% de su petróleo pasando por Ormuz. Además, planea mantener entre 30 y 40% de su energía en fuentes fósiles para 2040.
- Corea del Sur: consume un 28% de LNG en su matriz energética actual y planea reducirlo a solo 10.6% para 2038, pero todavía depende fuertemente del gas del Medio Oriente.
Entre reformas energéticas y lentitud política
Aunque los dos países tienen objetivos de cero emisiones netas para 2050, según Zero Carbon Analytics, ambos están rezagados respecto al promedio de energías renovables de la OCDE. En 2023:
- Las renovables representaron solo el 9% del mix energético de Corea del Sur.
- Japón fue el país del G7 con mayor uso de combustibles fósiles en su matriz energética.
Además, hay obstáculos sistemáticos:
- Japón subsidia gasolina y diésel, mantiene proyectos de petróleo y gas en el extranjero y aún carece de objetivos firmes para regular las emisiones industriales.
- Corea del Sur tiene tarifas de electricidad extremadamente bajas, lo que hace que las inversiones en energía solar y eólica sean económicamente poco atractivas.
Caminos divergentes: China e India aceleran, pero no suficientes
China lideró el crecimiento mundial en energía renovable en 2024, con un aumento de 45% en capacidad de energía eólica y 18% en solar, además de reforzar su producción doméstica de gas. No obstante, aún importa más de 11 millones de barriles de petróleo diarios, siendo el mayor importador del mundo.
India, por su parte, sigue dependiendo del carbón, pero también conecta 30 gigavatios adicionales de energía limpia al año —energía suficiente para casi 18 millones de hogares. Aun así, necesita una expansión mucho más rápida para lograr una verdadera seguridad energética.
La analista Vibhuti Garg, del Instituto de Economía Energética y Análisis Financiero (IEEFA), sentencia:
"India necesita un empuje gigantesco en energías renovables si quiere ser realmente segura en el ámbito energético".
Y el resto de Asia... ¿a la deriva energética?
En el sudeste asiático, el panorama tampoco es alentador. Pese a que países como Indonesia, Malasia y Brunei siguen siendo productores de gas natural, el incremento de la demanda llevará a la región a ser importadora neta de LNG antes de 2032. Esto podría elevar el coste total de importación de petróleo en ASEAN de los 130 mil millones de dólares actuales a más de 200 mil millones para 2050, según la Agencia Internacional de Energía.
En palabras del analista Sam Reynolds del IEEFA:
"La energía limpia no es solo una meta climática, es una necesidad para la seguridad nacional".
Dos frentes, una región expuesta
La región de Asia-Pacífico se encuentra simultáneamente atrapada entre dos tensiones potencialmente explosivas: la persistente amenaza militar en la península coreana y una profunda inseguridad energética estructural. Paradójicamente, ambos desafíos podrían abordarse apostando con más decisión por la descarbonización, reduciendo la dependencia del extranjero y fortaleciendo así su soberanía interna.