Crisis alimentaria en Gaza: entre bombardeos, saqueos y luchas de poder
El drama humanitario se intensifica mientras Israel limita la ayuda, tribus palestinas desafían al caos y la población lucha por sobrevivir
Una crisis en evolución
La Franja de Gaza no solo enfrenta una guerra prolongada, sino una catástrofe humanitaria sin precedentes. Pese a meses de intensos llamados internacionales, la ayuda humanitaria llega a cuentagotas, y cada reparto se ha convertido en una escena de caos, violencia y sufrimiento humano.
Un ataque mortal mientras se distribuía harina
El jueves por la mañana, un bombardeo israelí impactó en una calle de Deir al-Balah, en el centro de Gaza. En el lugar, testigos relataron que se concentraba una multitud esperando recibir bolsas de harina decomisadas por la policía palestina local a bandas que saqueaban convoyes de ayuda internacional. El saldo fue devastador: 18 personas muertas, entre ellas un niño y al menos siete miembros del grupo Sahm, una unidad de seguridad encargada de frenar los saqueos.
El ataque refleja hasta qué punto se han deteriorado las condiciones de distribución de alimentos en Gaza. Tras 2 meses y medio de completo bloqueo alimentario, Israel permite desde mayo una cantidad limitada de suministros, lo que ha generado desesperación y conflicto interno para controlar esos preciados recursos.
Las facciones que intentan controlar la ayuda
El grupo Sahm forma parte del Ministerio del Interior de Gaza, dirigido por Hamas, pero incluye miembros de otras facciones. Se creó con el objetivo explícito de detener saqueadores y comerciantes corruptos, los cuales suelen revender la ayuda en los mercados a precios desorbitados.
Las imágenes posteriores al ataque eran desgarradoras: cuerpos sin vida de jóvenes, sangre cubriendo el asfalto, gritos y confusión. Los ataques israelíes contra las fuerzas policiales en Gaza no son nuevos, ya que Tel Aviv considera a toda la estructura administrativa como una extensión de Hamas.
Las tribus al servicio de la ayuda
Una nueva figura ha emergido: el liderazgo tribal. La Asociación Nacional de Tribus y Clanes Palestinos anunció que comenzará a proteger de forma independiente los convoyes de ayuda para evitar los saqueos y garantizar el reparto equitativo. "No permitiremos que los mercaderes roben lo que es del pueblo, ni que los niños duerman hambrientos", dijo Abu Ahmad al-Gharbawi, una de las figuras tribales involucradas.
Esta iniciativa logró escoltar un raro envío de harina hacia el norte de Gaza, una región prácticamente aislada desde el inicio del conflicto. No está claro si hubo coordinación con la ONU o Israel, pero marca un intento de devolver cierta gobernabilidad civil al reparto de ayuda.
El complejo papel de la ONU
Durante más de 20 meses de guerra, las Naciones Unidas y organizaciones humanitarias han liderado el reparto de alimentos, medicamentos y refugio. Sin embargo, la cadena de suministro ha sido vulnerada por múltiples frentes: looters, grupos armados y restricciones impuestas por Israel.
Para reemplazar el sistema liderado por la ONU, Israel ha respaldado una entidad privada estadounidense llamada Gaza Humanitarian Foundation. Esta organización ha distribuido cajas de alimentos en cuatro puntos del sur de Gaza, accesibles solo tras largas caminatas a través de zonas controladas por el ejército israelí.
Cientos han muerto o han sido heridos por disparos no provocados, según denuncian testigos y personal de salud local. El ejército israelí, por su parte, sostiene que solo se hacen disparos de advertencia.
Israel acusa, Hamas responde
Las tensiones diplomáticas también se han agudizado. Israel acusa a Hamas de apropiarse de cantidades significativas de ayuda humanitaria para fortalecer su régimen mientras impide su correcta distribución. Las Naciones Unidas niegan categóricamente estas afirmaciones.
Mientras tanto, el liderazgo tribal ha respondido con firmeza, asegurando que toda la ayuda que escoltan está asegurada y destinada a la población, y calificando las declaraciones israelíes como justificativos para sus "prácticas agresivas".
Civiles atrapados entre la miseria y la guerra
La situación humanitaria es tan grave que alimentos como la harina se han vuelto tesoros imposibles de obtener. "Esperamos meses sin harina, sin comer, con nuestros hijos llorando todo el día", relató Hiba Khalil, madre de siete, desde un punto de distribución en Gaza City. Para ella, recibir bolsas de harina fue un alivio inmenso y, lamentablemente, poco frecuente.
Otra mujer, Umm Alaa Mekdad, expresó su frustración con quienes solían quedarse con su parte: "Los saqueadores se llevaban nuestras raciones, condenando a nuestros niños al hambre y la sed".
Estadísticas del desastre
- Más de 2 millones de personas atrapadas en Gaza con acceso extremadamente limitado a alimentos y medicamentos.
- Solo unos pocos cientos de camiones de ayuda han ingresado desde mediados de mayo, frente a los varios miles mensuales previos a la guerra.
- La OMS logró finalmente hacer llegar un convoy médico el jueves a Nasser Hospital, el hospital más grande que aún funciona en el sur.
Además del ataque en Deir al-Balah, otros 28 civiles murieron esa misma noche por bombardeos israelíes repartidos por todo el territorio. Solo en el Hospital Shifa llegaron más de 20 cadáveres, mientras que otros ocho fueron trasladados a Nasser Hospital.
¿Qué futuro espera a Gaza?
Lo que sucede en Gaza hoy es un colapso sistémico en el que la ayuda humanitaria es convertida en un nuevo frente de guerra. Entre acusaciones cruzadas, intervención de actores informales y un flujo de recursos inadecuado, es la población civil la que paga el precio más alto.
La presencia de tribus intentando resguardar lo poco que entra al territorio demuestra el nivel de desconfianza hacia las instituciones formales, tanto internas como externas, y expone un vacío de autoridad que alimenta la crisis.
Cierre necesario: la ayuda no puede ser arma ni botín
Cuando la comida se convierte en objetivo militar, y cuando los convoyes deben atravesar zonas de guerra sin protección suficiente ni respaldo institucional robusto, el mensaje al mundo es claro: el conflicto ha rebasado los límites del enfrentamiento armado tradicional.
Si bien la ayuda sigue entrando como gotas en el desierto, la comunidad internacional debe presionar a Israel, Hamas y otros actores para que se garantice un flujo sostenido, seguro y despolitizado de ayuda humanitaria. De lo contrario, Gaza seguirá siendo la herida abierta más sangrante del tablero internacional.