El derecho a protestar en escena: ¿dónde está el límite durante eventos masivos como el Super Bowl?
El caso de Zul-Qarnain Kwame Nantambu y su protesta en el medio tiempo de la NFL pone sobre la mesa el valor del activismo dentro de espectáculos deportivos de alto perfil
Una protesta inesperada en el mayor escenario del fútbol americano
Lo que parecía ser simplemente otro espectáculo de medio tiempo espectacular durante el Super Bowl LVIII el pasado 9 de febrero cambió radicalmente con una escena breve pero poderosa. En medio de una elaborada presentación encabezada por Kendrick Lamar, un artista del equipo de producción llamado Zul-Qarnain Kwame Nantambu irrumpió el campo portando una bandera con los mensajes “Sudan and Free Gaza”.
Aquel momento fue capturado por miles de cámaras y transmitido en vivo a millones de televidentes alrededor del mundo. Pero más allá del shock inicial, surgieron interrogantes importantes: ¿debía ser arrestado por una manifestación pacífica durante un evento con permiso de participación? ¿Cuál es el lugar del activismo político en espectáculos deportivos masivos?
Nantambu: de bailarín a detenido
Nantambu, de 41 años y residente en Nueva Orleans, no era un intruso, sino parte del espectáculo. Según la Louisiana State Police, tenía permiso para estar en el campo como parte del cuerpo de extras. Sin embargo, su acto de desviarse del guion y presentar una bandera con mensajes políticos alteró completamente el protocolo.
El resultado fue su detención inmediata —aunque no fue inicialmente procesado— y una posterior orden de arresto. Fue acusado de dos delitos menores: resistencia a un oficial y interrupción de una reunión lícita. Y aunque los cargos puedan parecer menores, han abierto un importante debate: ¿están los escenarios deportivos completamente cerrados a la expresión política?
El historial de protestas en la NFL
La NFL no es ajena al activismo. En 2016, Colin Kaepernick, entonces mariscal de los 49ers de San Francisco, se arrodilló durante el himno nacional en protesta contra la brutalidad policial y el racismo estructural. Su gesto desató una ola de apoyo e indignación a partes iguales y le costó, según muchos analistas, su carrera en la liga.
Desde entonces, decenas de jugadores han seguido su ejemplo en distintos grados. La liga ha hecho intentos por comprometerse más con causas sociales, pero sigue existiendo una línea invisible de lo que se "permite" políticamente dentro del emparrillado: protestas sí, pero bajo sus términos.
En este sentido, el caso de Nantambu plantea un dilema: si bien no era un atleta, sino parte del grupo artístico, usó su breve visibilidad para llamar la atención sobre causas humanitarias urgentes. ¿Es diferente a una acción de Kaepernick? ¿O simplemente más incómoda por el formato inesperado?
La NFL y el control absoluto del espectáculo
La reacción de la NFL fue directa. El portavoz Brian McCarthy señaló que se toman “muy en serio cualquier intento de interrumpir parte de un partido de la NFL, incluido el espectáculo del medio tiempo”. Además de los cargos legales, la liga prohibió de por vida la entrada de Nantambu a cualquier evento o estadio de la NFL.
La medida, si bien puede ser defendida desde una perspectiva de seguridad y mantenimiento del control sobre la narrativa del evento, también lleva a pensar: ¿está la NFL construyendo eventos tan estériles que cualquier disidencia se castiga con el exilio?
¿Qué decía realmente la bandera?
La bandera de Nantambu mostraba las palabras “Sudan and Free Gaza”. Estas no eran simplemente frases decorativas. En ambos territorios, actualmente se viven profundísimas crisis humanitarias. Sudán atraviesa un conflicto armado desde abril de 2023 entre fuerzas gubernamentales y paramilitares. Por otro lado, Gaza sufre un asedio prolongado con consecuencias devastadoras para la población civil.
Ambos casos tienen escasa visibilidad en el ámbito deportivo. Por tanto, colocarlos en el centro del mayor evento televisivo del año fue efectivamente revolucionario. Y sí, estaba fuera de protocolo; pero, ¿acaso no es eso el verdadero propósito de una protesta?
Del escenario al tribunal y más allá
Desde el incidente, Nantambu enfrenta una batalla legal. Se entregó voluntariamente a las autoridades y fue ingresado en el Orleans Parish Justice Center. Aunque no se ha confirmado si cuenta actualmente con representación legal, su figura ha comenzado a ser reconocida más allá del campo del entretenimiento.
Además, ha surgido otro elemento: el 17 de mayo, Nantambu fue víctima de una agresión con arma de fuego en Miami, supuestamente a manos del exjugador de la NFL Antonio Brown, quien ahora enfrenta cargos por intento de homicidio. La ironía es notable: un hombre señalado por su activismo fue víctima de violencia mientras otro exjugador con un largo historial de conductas problemáticas es procesado también judicialmente.
Libertad de expresión vs. contrato y seguridad
Desde un punto de vista práctico, los organizadores del Super Bowl —en este caso, la NFL— tienen el derecho legal de controlar quién entra al campo, qué se muestra y cómo se narra el espectáculo. Pero cuando un individuo con acceso autorizado utiliza apenas unos segundos para señalar un sufrimiento global... ¿es eso una amenaza o un acto civil legítimo?
La Constitución de EE.UU. protege el derecho a la libre expresión, pero las corporaciones privadas como la NFL tienen el poder de limitar esa expresión dentro de sus espacios. Pero donde se vuelve más polémico es cuando esos espacios privados actúan como plazas públicas, afectando el discurso colectivo.
En palabras del académico Noam Chomsky: “Si no creemos en la libertad de expresión para las personas que despreciamos, no creemos en ella en absoluto.” Aplicado aquí, ¿realmente creemos en la libertad de expresión si solo celebramos las manifestaciones aprobadas por las empresas?
La delgada línea entre espectáculo y activismo
La fusión entre cultura, política y deporte no solo es inevitable en 2024, sino necesaria. Negar que los deportes profesionales son escenario de política sería tapar el sol con un dedo. Desde Muhammad Ali hasta Megan Rapinoe, los atletas han usado la visibilidad que les otorgan los eventos masivos para alzar la voz respecto a temas fundamentales. ¿No debería permitirse lo mismo a quienes crean el espectáculo de fondo?
En vez de preguntarnos cómo castigar las voces disidentes en mitad del show, quizá sea momento de preguntarnos cómo hacer espacio para ellas. ¿Podría la NFL haber canalizado el mensaje en lugar de castigarlo? ¿Podría el gesto de Nantambu haber sido una invitación —incómoda, sí— pero válida a repensar los límites del entretenimiento deportivo?
La historia de Zul-Qarnain Kwame Nantambu no está cerrada. Pero ya ha dejado huella en una conversación necesaria: la del derecho a expresarse incluso cuando se perturba el guion. O quizá, precisamente por eso.