Frontera en Fuego: La Tensa Relación entre Camboya y Tailandia Escala con Medidas Económicas y Militares
Tras décadas de disputas territoriales, una nueva confrontación ha desatado una escalada diplomática, comercial y militar entre dos de los países más importantes del Sudeste Asiático.
Por décadas, la delicada relación entre Camboya y Tailandia ha oscilado entre la diplomacia forzada y la violencia. Pero los eventos recientes ocurridos en mayo de 2024 elevan esa tensión a niveles alarmantes. Bajo el recuerdo constante de litigios internacionales y conflictos armados pasados, ambas naciones se encuentran al borde de una escalada más seria con la reactivación de medidas económicas, despliegue de tropas y declaraciones retadoras por parte de sus respectivas autoridades.
Una chispa encendida en la frontera
El 28 de mayo de 2024, un enfrentamiento armado en una zona fronteriza en disputa dejó a un soldado camboyano muerto. Este incidente ha reavivado una relación histórica de tensiones geopolíticas y reclamos territoriales irresueltos. Desde entonces, ambos países han adoptado posturas beligerantes, implementado medidas represivas en los cruces fronterizos, y avivado nacionalismos que sólo dificultan el camino diplomático.
Visitas separadas, señales coordinadas
El jueves pasado, Hun Sen, expresidente y actual presidente del Senado de Camboya, y Paetongtarn Shinawatra, primera ministra de Tailandia, visitaron zonas fronterizas claves. Aunque no se reunieron, sus visitas lanzaron claros mensajes internos y externos.
“Los soldados están listos para defender el territorio en caso de invasión por parte del ejército tailandés”, declaró Hun Sen en sus redes sociales luego de su visita, apareciendo en uniforme militar y saludando a oficiales en campo. Su presencia, aunque simbólica, no es menor: aún tras su retiro como primer ministro en 2023, Hun Sen sigue manejando una fuerte cuota de poder político y militar en el país.
Por su parte, Paetongtarn recorrió Aranyaprathet, un núcleo comercial clave al otro lado de la frontera. Allí se reunió con autoridades locales y militares y visitó una escuela para discutir el impacto humanitario de las nuevas medidas restrictivas. Su decisión de controlar severamente los cruces fronterizos ha sido condenada por el gobierno camboyano como “una medida provocadora”.
Represalias cruzadas: ¿quién gana en esta guerra económica?
Las consecuencias de este conflicto no se limitan al ámbito militar. Camboya ha implementado una serie de represalias económicas contra Tailandia. Entre ellas:
- Boicot a productos tailandeses, incluyendo frutas y vegetales.
- Restricción al uso de servicios digitales tailandeses.
- Bloqueo al ingreso de electricidad y combustibles tailandeses, que antes cubrían el 30% del consumo nacional en Camboya.
Estas medidas son un arma de doble filo. Aunque parecen reforzar la posición de fuerza, también impactan en cadenas de suministro, en comunidades fronterizas y en sectores vitales como la agricultura y el turismo, en ambos lados de la línea divisoria.
Al mismo tiempo, Tailandia limitó severamente los permisos de cruce a estudiantes, pacientes y casos considerados “esenciales”. Como resultado, el flujo de comercio ha caído en picada, y miles de turistas han cancelado sus planes de viaje entre ambas naciones.
El fantasma del pasado: el caso del templo Preah Vihear
Durante años, el templo de Preah Vihear, un sitio religioso del siglo XI en la cima de un acantilado, ha sido el epicentro de la disputa territorial más emblemática entre los dos países. En 1962, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) otorgó la posesión del sitio a Camboya, lo cual enfureció a Tailandia, y las tensiones culminaron en violentos choques en 2011 que dejaron decenas de muertos.
En 2013, la CIJ reafirmó el fallo, pero aún hoy Tailandia se rehúsa a aceptar completamente la jurisdicción del tribunal con sede en La Haya. Ahora, Camboya ha declarado que piensa llevar otras zonas fronterizas en disputa ante la CIJ, un movimiento que podría inflamar aún más los ánimos nacionalistas en Bangkok.
“Nada aviva más al nacionalismo tailandés que la idea de pérdida territorial frente a Camboya”, declaró el analista regional Kavi Chongkittavorn, citado por medios locales.
Guerra de narrativas y rumores políticos
Los conflictos no sólo ocurren en el campo militar y económico. Una llamada telefónica filtrada recientemente entre Hun Sen y Paetongtarn ha generado una tormenta política en Tailandia. Dicha conversación, cuyo contenido completo aún no es público, ha fracturado aún más la ya frágil coalición que sostiene al gobierno tailandés. Las repercusiones podrían ir incluso más allá: se han iniciado investigaciones judiciales contra Paetongtarn que podrían culminar en su destitución.
¿Cabe espacio para la diplomacia en medio de tanto ruido?
A pesar del clima de confrontación, ambas partes anunciaron que han programado una reunión de su comité conjunto fronterizo en septiembre. Sin embargo, pocos analistas apuestan fuerte por una resolución real. La reunión anterior, celebrada a principios de junio, acabó sin avances significativos.
“Los mecanismos bilaterales han sido históricamente limitados por posturas nacionalistas rígidas y cambios políticos constantes en ambos países”, comenta Sophal Ear, profesor de políticas públicas en la Universidad Estatal de Arizona y experto en política camboyana.
Una frontera con corazón: el impacto en la gente
Mientras los gobiernos se enfrentan, son las comunidades fronterizas quienes sufren más directamente. Agricultores, comerciantes, trabajadores informales y estudiantes han visto sus vidas alteradas. Las restricciones impuestas no sólo limitan el comercio diario, sino también el acceso a servicios de salud y educación, en regiones donde la interdependencia entre las ciudades limítrofes es crucial.
En el mercado de Aranyaprathet, varias vendedoras tailandesas contaban a Reuters que sus ventas han caído un 60% desde que se aplicaron las nuevas medidas. En Poipet, la ciudad fronteriza camboyana, mototaxistas y portadores expresan frustración: “Nos castigan por un problema que está allá arriba, entre políticos”, dijo Chhouk, un joven de 27 años que ahora subsiste cobrando menos de lo justo por llevar a turistas hasta las cercanas estaciones de tren y buses.
Entre la historia y el orgullo: ¿hay esperanza de desarme?
La disputa actual es más que una simple fricción entre países vecinos. Representa una colisión de historias superpuestas, problemas de soberanía, nacionalismos en alza y liderazgos personalistas. Tanto Hun Sen como Paetongtarn se enfrentan a crisis internas que los incitan a usar la política exterior como cortina de humo o plataforma de validación nacionalista.
Para evitar una escalada destructiva, los organismos regionales como la ASEAN deberían asumir un papel de mediador activo. Hasta ahora, el bloque ha guardado silencio, respetando su principio de no intervención. No obstante, en una región cada vez más expuesta a tensiones territoriales, desde el Mar de China Meridional hasta el Sur de Tailandia, ese silencio podría volverse costoso.
En resumen, lo que comenzó como un triste incidente fronterizo se ha transformado en un cóctel peligroso de orgullo nacional, represalias económicas, tensiones políticas internas y una historia de reclamos irresueltos que podrían reaparecer con más fuerza. Camboya y Tailandia tienen ante sí no solo la oportunidad, sino la urgente necesidad de cerrar, no abrir, las heridas del pasado.