El poder del perdón presidencial: ¿clemencia o corrupción disfrazada?

El enfoque sin precedentes de Donald Trump hacia los indultos despierta esperanzas entre presos comunes… y alarma entre expertos legales

¿Qué tienen en común un expresidente de EE. UU. condenado por falsificar documentos y un exagente de la DEA encarcelado por corrupción? Más de lo que uno pensaría. En una sorprendente carta enviada desde la prisión, Chad Scott, un antiguo “héroe” en la guerra contra las drogas, apuntó directamente a esa conexión para solicitar clemencia al presidente Donald Trump. Ambos, escribió, fueron heridos por una bala cerca del oído y condenados por falsificar registros, pero lo más importante: se consideran víctimas de una persecución política.

Una estrategia esperanzadora para los reclusos

Scott no está solo en su intento de tocar una fibra emocional en el expresidente. Desde que Trump regresó al cargo en enero de 2025, el Departamento de Justicia ha recibido más de 9.300 peticiones de indulto o conmutación de condena. De mantenerse este ritmo, superará ampliamente las aproximadamente 15.000 solicitudes recibidas durante todo el mandato de Joe Biden.

El mensaje para quienes han perdido toda esperanza parece claro: si conectas con Trump, podrías conseguir tu libertad.

Indultos a la carta: ¿cómo funciona ahora?

Tradicionalmente, el proceso de clemencia era complejo: el solicitante debía presentar cartas de recomendación, pruebas de redención y, sobre todo, cumplir criterios específicos. Esa evaluación era realizada por abogados del Departamento de Justicia alejados de la política y, tras una extensa revisión, los casos seleccionados eran enviados al presidente.

Con Trump, ese protocolo ha quedado relegado. Liz Oyer, exabogada de indultos del Departamento de Justicia despedida en marzo, no lo duda: "Todos los procesos tradicionales han quedado en el olvido".

El caso Chad Scott: de cazador de narcos a prisionero modelo

Durante 17 años, Chad Scott fue uno de los agentes más condecorados de la DEA. Pero su caída comenzó en 2016, cuando colegas suyos fueron arrestados por robar y consumir drogas incautadas. Eso destapó una larga cadena de irregularidades en la oficina de Nueva Orleans. Según la evidencia, Scott falseó declaraciones, robó dinero y bienes a sospechosos y manipuló documentos oficiales.

Una vez condenado, Scott comenzó su vida como interno en la prisión de FCI Ashland, en Kentucky. Hoy es considerado un preso ejemplar. Tras agotar todas sus apelaciones, afirma que Trump es su última esperanza.

Su petición no solo detalla sus servicios pasados, sino también una conexión llamativa con el expresidente: el fiscal de su caso ahora trabaja para Jack Smith, el fiscal que también acusó a Trump en varias investigaciones antes de que fueran desestimadas tras su victoria electoral.

Familiares, celebridades y hasta el 'Tiger King': todos quieren el perdón de Trump

El expresidente no ha limitado sus actos de clemencia a casos de injusticia evidente ni a presos rehabilitados. Su lista incluye a:

  • Aliados políticos implicados en corrupción
  • Agentes de donaciones ilegales a campañas
  • Estrellas de reality shows como Joe Exotic, condenado por intento de homicidio
  • Militares y policías acusados de crímenes de guerra o abuso de poder

Trump también ha indultado a políticos demócratas, como P.G. Sittenfeld, sin ofrecer mayores explicaciones. Este enfoque abre la puerta a un escenario de "perdón por favoritismo", según expertos legales.

Mercadeo del perdón: la transacción emocional y política

Frank Bowman, historiador legal de la Universidad de Missouri, advierte que esta administración ha transformado el indulto en un arma transaccional: "Es un uso grotesco de un poder constitucional. Nunca se había visto algo así en la historia de Estados Unidos".

No solo aplica a políticos o personas con conexiones: algunos reclusos se sienten esperanzados por la posibilidad de ser escuchados por un presidente al que consideran uno de los suyos.

Jonathan Woods, exsenador estatal de Arkansas condenado por soborno, lo resume así: “Trump es visto como alguien con un gran corazón, sin prejuicios, y que fue maltratado por un sistema legal imperfecto”.

La polémica figura de Ed Martin Jr.

El abogado de indultos actual no es un funcionario tradicional del Departamento de Justicia. Se trata de Ed Martin Jr., un confeso defensor de las teorías de fraude electoral y quien ha defendido a implicados en el asalto al Capitolio del 6 de enero.

Martin fue designado luego de que su intento de convertirse en fiscal general del Distrito de Columbia fracasara por objeciones tanto de demócratas como republicanos.

De la clemencia institucional a la clemencia personalista

La clemencia presidencial es uno de los pocos poderes que ningún tribunal ni congreso puede revocar. Sin embargo, su utilización excesiva y personalizada puede tener graves consecuencias:

  • Deslegitimación del sistema legal. Una percepción de que todos los crímenes pueden quedar impunes si se tiene el contacto correcto.
  • Desigualdad ante la ley. Aquellos que no poseen amigos en Washington quedan fuera de cualquier posibilidad, por más que estén rehabilitados.
  • Pérdida de credibilidad institucional. Una justicia que parece arbitraria erosiona la confianza pública.

La paradoja de la justicia de Trump

Mientras Trump y sus aliados acusan a la justicia de entregarse al “Estado profundo”, actúan deliberadamente para debilitarla desde el mismo sillón presidencial.

Según datos del Departamento de Justicia, la mayoría de los indultos firmados por Trump han sido otorgados fuera del trámite habitual. En su primer mandato, ignoró el 95% de las recomendaciones emitidas por los comités legales internos.

La “última bala” de los olvidados

Para gente como Chad Scott, o los hermanos Sotelos (liberados recientemente con ayuda de Alice Marie Johnson, nombrada como la nueva 'zar del perdón'), el enfoque impredecible de Trump representa una puerta que parecía clausurada.

“Estoy pagando por un crimen que no cometí”, alegaba Joe Exotic en su carta-canción publicada en redes para captar la atención de Trump. Otros, como el exagente Scott, escriben misivas donde usan MAYÚSCULAS y lenguaje emocionalmente cargado, siguiendo el estilo del expresidente en redes sociales.

Hasta los más duros críticos de Trump reconocen que los presos, especialmente los de perfil bajo o no violentos, tienen más esperanza con esta administración que con ninguna anterior.

¿Clemencia o caos?

La clemencia presidencial es, sin duda, una institución valiosa. Ha permitido corregir errores judiciales atroces, aliviar penas desproporcionadas y ofrecer segundas oportunidades.

Pero cuando se convierte en una ruleta política, y no en un ejercicio reflexivo de justicia restaurativa, esa institución corre el riesgo de convertirse en su antítesis: en un símbolo de impunidad, favoritismo y arbitrariedad.

El debate está más vivo que nunca. Y en celdas como la de Chad Scott, el eco de la esperanza retumba con fuerza. Todo depende, quizás, de a quién uno haya votado… o de qué tan persuasiva sea una carta escrita en una vieja máquina desde el silencio del encierro.

Este artículo fue redactado con información de Associated Press