Irán, EE. UU. e Israel: ¿Camino a la diplomacia o a una guerra total?
Mientras se reavivan los enfrentamientos militares y diplomáticos, el futuro del acuerdo nuclear iraní sigue pendiendo de un hilo
Irán y Estados Unidos están de nuevo en los titulares globales por las crecientes tensiones relacionadas con el programa nuclear iraní y las recientes acciones bélicas en Medio Oriente. A esto se suma el papel activo de Israel en ataques recientes que han dejado claro que el equilibrio geopolítico en la región está más frágil que nunca.
Un acuerdo nuclear roto y heridas abiertas
Desde que Donald Trump retiró unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo nuclear en 2018 —el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés)—, las relaciones diplomáticas entre Washington y Teherán han sido tensas. Este acuerdo, firmado originalmente en 2015, limitaba las capacidades iraníes de enriquecer uranio a cambio de alivios económicos y sanciones reducidas.
La salida del acuerdo por parte de EE. UU. no solo restauró las sanciones, sino que redujo radicalmente la comunicación entre ambos países. En 2024, las tensiones llegaron a un nuevo punto crítico cuando Irán aceleró el enriquecimiento de uranio y amplió sus instalaciones nucleares. En respuesta, EE. UU. y sus aliados incrementaron la presión diplomática y, más recientemente, militar.
Los ataques: una escalada catastrófica
El 13 de junio de 2025, Israel lanzó múltiples ataques sobre objetivos estratégicos en suelo iraní, incluyendo sitios nucleares, defensas aéreas e infraestructuras militares. Según cifras de Human Rights Activists in Iran, más de 1.000 personas murieron en este periodo, incluyendo 417 civiles. Entre los blancos se contaron también oficiales de alto rango y científicos nucleares.
Irán, en represalia, disparó más de 550 misiles balísticos contra Israel, causando la muerte de 28 personas y daños significativos en múltiples sectores. Muchos de estos misiles fueron interceptados gracias al sistema “Cúpula de Hierro”, pero el despliegue fue masivo.
Involucramiento directo de EE. UU.
Ya no se trata solo de un conflicto bilateral. El 16 de junio, Estados Unidos intervino atacando tres sitios clave iraníes mediante bombardeos con misiles crucero y bombas bunker-buster lanzadas por B-2. Estas bombas están diseñadas para penetrar fortificaciones subterráneas extremadamente resistentes, como el sitio nuclear de Fordo, que fue uno de los más dañados.
“Estos centrifugadores ya no están operativos”, aseguró Rafael Grossi, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Aunque existen reportes de que Irán habría evacuado parte de su uranio enriquecido antes de los ataques, esto no fue suficiente para evitar daños sustanciales.
¿Nueva ronda de negociaciones?
A pesar de esta escalada, Irán ha dejado la puerta entreabierta para una eventual reanudación de las conversaciones nucleares. En una entrevista transmitida por la televisión estatal iraní, el ministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi, expresó:
“No hay ningún acuerdo ni promesa concreta para reanudar estas negociaciones”.
Los comentarios de Araghchi dejan clara la postura iraní tras las recientes agresiones: el ataque de EE. UU. ha “complicado” sobremanera el panorama diplomático.
La postura iraní frente a la OIEA
Abbas Araghchi también subrayó que, aunque eventualmente podrían permitir el ingreso de inspectores del OIEA para evaluar los daños, por ahora no se permitirá el acceso. La decisión refleja una estrategia de presión y control de daños por parte del régimen iraní.
¿Qué busca Israel?
Israel ha reiterado en numerosas ocasiones que su “línea roja” es el desarrollo de capacidades nucleares militares por parte de Irán. El primer ministro israelí afirmó que las acciones recientes fueron una medida defensiva anticipada.
De hecho, Israel sostiene que las instalaciones atacadas estaban vinculadas directamente con la producción de armamento nuclear. Sin embargo, uno de los principales dilemas es que, al atacar instalaciones nucleares, también se arriesga la liberación de materiales radiactivos o errores de inteligencia con consecuencias trágicas.
Reacciones internacionales
El resto del mundo observa con creciente preocupación estos acontecimientos. Mientras China y Rusia han criticado directamente los bombardeos de EE. UU. e Israel, países europeos como Francia y Alemania han guardado una postura más contenida, pidiendo retomar las conversaciones diplomáticas.
Incluso dentro de Estados Unidos hay divisiones: mientras Trump ha declarado que los ataques “completamente y totalmente aniquilaron el programa nuclear iraní”, otros actores políticos y expertos son escépticos.
“El programa puede haber sido interrumpido, pero no neutralizado. Irán tiene la capacidad y la voluntad para reconstruir en pocos meses”, afirmó Kelsey Davenport, del Arms Control Association.
Lo que podría venir
El miedo a un conflicto regional más amplio es legítimo. Ya hubo ataques iraníes contra una base estadounidense en Catar, aunque sin bajas aparentes. La capacidad de Irán para abrir múltiples frentes —vía grupos aliados en Siria, Líbano o Yemen— agrava las posibilidades de una guerra indirecta (proxy war) con alto costo humano y económico.
Datos clave sobre el programa nuclear de Irán
- El sitio de Fordo, uno de los más atacados, está excavado en una montaña y fue diseñado específicamente para resistir ataques aéreos.
- Desde 2019, Irán ha aumentado su nivel de enriquecimiento de uranio al 60%, con fines claramente cercanos a lo militar. El límite según el acuerdo de 2015 era del 3.67%.
- En su punto máximo antes del ataque, Irán contaba con más de 22.000 centrifugadoras activas.
¿Más cerca de una guerra o de un nuevo pacto?
Las piezas están en constante movimiento. Con elecciones en Estados Unidos en el horizonte, es probable que quien llegue al poder —sea Trump o su sucesor— intente moldear un nuevo enfoque. Pero mientras tanto, la diplomacia está congelada, y los misiles continúan haciendo ruido.
La gran pregunta es: ¿tomarán Irán, Estados Unidos e Israel el camino de la diplomacia antes de caer en una guerra total que podría incendiar todo Medio Oriente?
Y no menos importante: ¿Qué papel jugarán los aliados regionales y las potencias globales para evitar que la historia se repita en forma de catástrofe?
Por ahora, la paz sigue tan enterrada como el uranio de Fordo.