La boda de Bezos en Venecia: lujo desmedido frente a una ciudad en crisis
Entre protestas por el impacto ambiental y social, el enlace del magnate con Lauren Sánchez evidencia las tensiones actuales entre riqueza extrema y justicia urbana
Venecia como escenario de un choque de mundos
En junio de 2025, Venecia se convirtió una vez más en el epicentro de la atención mundial. Esta vez no fue por una Bienal de Arte, ni por su famoso Carnaval, sino por el suntuoso enlace matrimonial del multimillonario Jeff Bezos con la presentadora Lauren Sánchez. Bajo la apariencia de una celebración romántica, lo que estalló fue un clamor ciudadano que evidenció el creciente conflicto entre el lujo de los ultrarricos y la lucha por la vida digna de los habitantes de una ciudad en constante asedio.
¿Celebrar o protestar?
Mientras aproximadamente 200 celebridades y personalidades influyentes se congregaban en la isla privada de San Giorgio para presenciar un evento cuidadosamente mantenido en secreto, cientos de ciudadanos venecianos y activistas de otras regiones italianas inundaron las calles con pancartas como “Baci sì, Bezos no” y “No Bezos, no War”.
El contraste entre una celebración fastuosa con vestidos de Dolce & Gabbana y fiestas en el Gran Canal, frente a una ciudad que lucha contra el turismo masivo, la gentrificación, y el aumento de los niveles del mar, fue demasiado marcado para pasar desapercibido.
Una ciudad al límite
Venecia lleva décadas enfrentando amenazas existenciales. Investigaciones como las del centro ambiental Corila alertan sobre el aumento del nivel del mar y la fragilidad de la infraestructura histórica de la ciudad. Todo esto mientras el número de residentes locales disminuye drásticamente.
Según el Instituto Nacional de Estadística Italiano (ISTAT), en los años 50, Venecia tenía casi 175,000 habitantes; hoy, ronda tan solo los 50,000. Y con cada nuevo evento de alto nivel, los residentes ven cómo su ciudad se transforma en un escenario de cartón piedra, más al servicio del espectáculo que de la vida cotidiana.
¿Filantropía o 'greenwashing'?
Ante las críticas, Bezos anunció la donación de un millón de euros a tres organizaciones ambientales venecianas. Sin embargo, muchos lo interpretaron como una estrategia de lavado de imagen. “Es una miseria y solo busca limpiar la conciencia de Bezos”, afirmó Flavio Cogo, activista local.
No es la primera vez que una figura pública intenta contrarrestar el impacto climático de sus acciones con donaciones. En el mundo empresarial esta estrategia se conoce como greenwashing: acciones publicitarias para parecer ecológicamente responsables sin un cambio estructural real.
Los invitados y el espectáculo del exceso
El enlace reunió a una constelación de celebridades: Oprah Winfrey, Tom Brady, Leonardo DiCaprio, Orlando Bloom, Bill Gates, Ivanka Trump y la familia Kardashian-Jenner. Todo bajo un despliegue de seguridad impresionante y sin escatimar en el vestuario: Lauren lució hasta 27 vestidos distintos durante el fin de semana.
Uno de los lemas de los manifestantes decía: “El planeta arde y nos muestran los 27 vestidos de la novia”, en cruda alusión a la desconexión de las élites con la emergencia climática y social.
El papel de las autoridades locales
El gobierno veneciano defendió el evento bajo el argumento de que Venecia siempre fue tierra de acogida para papas, emperadores y visitantes ilustres. Sin embargo, la diferencia crucial, según los detractores, es que ahora estos visitantes no aportan desarrollo, sino que empujan a la ciudad hacia su conversión definitiva en un parque temático para ricos.
Esto ocurre en un contexto donde la población local sufre problemas acuciantes: alquileres prohibitivos, servicios colapsados y nulo acceso a las zonas más turísticas, acaparadas por estancias de lujo como el hotel Aman Venice, donde se hospedaron los novios.
Un símbolo global de desigualdad
Lo que sucedió en Venecia es un caso más en una tendencia global: el descontento popular ante el derroche de los ultrarricos frente a crisis ambientales y sociales sin precedentes. En palabras de la manifestante Martina Vergnano: “Estamos aquí para seguir arruinando los planes de estos ricos que acumulan dinero explotando a otros mientras la ciudad está colapsando”.
Bezos, cuya fortuna ronda los 212 mil millones de dólares (Forbes, 2025), representa para muchos un símbolo de esa desigualdad creciente. Según Oxfam, el 1% más rico del planeta ya posee más riqueza que el 99% restante. Eventos como este solo refuerzan esa percepción.
¿Es posible otro tipo de turismo?
El turismo masivo genera el 65% de la economía veneciana, pero también contribuye al deterioro de sus monumentos, canales y a la expulsión de los residentes. Organizaciones como No Grandi Navi han luchado años contra los enormes cruceros que arriban a la ciudad a diario.
Proponen un modelo turístico más sostenible, limitado y de calidad, que respete a la ciudad y a sus habitantes. Pero el boato de celebraciones como la boda Bezos-Sánchez complica esa narrativa al reforzar el perfil de Venecia como patio de recreo del jet set.
La presión estética y mediática
No es casual que esta boda se haya celebrado en una ciudad como Venecia, ligada al arte, el misterio y el lujo. Tampoco es casual el desfile de looks de diseñador ni la emisión de imágenes cuidadosamente seleccionadas en redes sociales.
Todo fue coreografiado para construir un relato aspiracional. Pero eso también tiene sus peligros. Como señala la autora y socióloga Naomi Klein en su libro No Logo, “la marca de una celebridad puede reemplazar a políticas reales cuando domina el espacio público”.
¿Y ahora qué?
La pregunta que queda tras este megaevento es: ¿Puede una ciudad ser sostenible y a la vez un escaparate de lujo extremo? ¿Cómo se resuelve la tensión entre la narrativa del éxito romántico y el grito desesperado de los marginados por ese mismo sistema?
Los venecianos seguirán luchando por una ciudad “libre y dedicada finalmente a sus ciudadanos”, como clamaba una de las pancartas. Pero la boda Bezos-Sánchez marca un antes y un después en la visibilidad del conflicto entre riqueza obscena y justicia urbana.
Si bien la historia de amor de los novios prometía cuento de hadas, la realidad que se vivió afuera fue más bien la de una república de opulencia enfrentando una revuelta ciudadana. Y esa tensión, más que una anécdota, es el reflejo del mundo que estamos heredando.